El canal de la Yrigoyen, sin solución

A más de dos meses del derrumbe de la pared oeste del canal de avenida Hipólito Yrigoyen al 2100, las cosas siguen igual y los vecinos ya comenzaron a fastidiarse. "Ya pasaron dos meses y no hicieron nada para arreglar esto. Seguimos con las máquinas en la puerta de nuestras casas", confirmó una vecina indignada.
La pared del canal se vino abajo, en un tramo de menos de 100 metros, en los primeros días de abril pasado. Las intensas lluvias del verano y la falta de mantenimiento provocó el desmoronamiento. Fue cuando comenzó el padecer de los vecinos de ambas márgenes del canal.
La avenida-canal sirve para dividir los barrios villa Lavalle y 20 de Junio; además de la entrada a otras populosas barriadas como Santa Mónica y Villa Juanita.
Antes del deslizamiento, la margen oeste, que se vino abajo, funcionaba como calle de ingreso a esa zona. La margen este era el egreso de todos los vecinos, colectivos, automóviles y carros hacia el centro capitalino.
Ahora, los vecinos o quienes se acercan a la zona deben transitar por una sola mano, lo que genera varios accidentes, sobre todo colisiones menores.
"Parece que quieren que se produzca una verdadera desgracia. Recién entonces van a comenzar a arreglar la pared del canal para poder habilitar los dos tramos", dijo un comerciante de la avenida.
"Cuando ocurrió el desplazamiento vino (el secretario de Obras Públicas de la Municipalidad de Salta) Hugo Sumaria y dijo que en 30 días iban a arreglar todo, pero no cumplieron. Y ahora que ganaron las elecciones menos van a venir ", concluyó el hombre. El secretario de Obras Públicas municipal aseguró, en aquel momento, que la obra tiene tres años de antigedad y que la caída de las seis lozas fue producto del movimiento del suelo y la humedad por las intensas lluvias que se registraron durante el verano.
Por esa avenida circulan los colectivos de los corredores 2E y 2C, que toman por avenida José de Gurruchaga, más toda la gente que sale y entra a los barrios de la zona sudeste por avenida Discépolo. El volumen de circulación de diferentes tipos de vehículos es intenso, dato que al parecer no fue tomado en cuenta por las autoridades a la hora de hacer la obra.
En la margen derrumbada, el penar de los vecinos es otro. La tierra y el polvo en suspensión los tiene encerrados en sus hogares. Además, tienen que caminar varias cuadras para tomar el 2E y poder salir del barrio al centro.
Hasta el momento, las obras solo se limitaron a la limpieza; de la reparación, nada.