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"Desde 2007 no terminan el cordón cuneta. Hicieron en la entrada tres cuadras pero el fondo no tiene. Exigimos el cordón porque nuestro barrio tiene una pendiente hacia el fondo y cuando llueve se estanca el agua en las casas de la parte baja. Ahí la gente se inunda y se embarra", contó la presidenta del centro vecinal Apolinario Saravia, Hilda Silva.
La referente vecinal señaló que realizó nota tras nota en la Municipalidad de Salta, incluso pidió audiencias con Federico Hanne (secretario de Relaciones Institucionales en la Provincia) y hasta con el gobernador de Salta, pero no se la conceden. Es más, ya la notificaron que las obras que pide no entrarán este año por falta de presupuesto.
"Nosotros queremos salir adelante pero, por ejemplo, las calles son un caos, no tenemos playón deportivo para que nuestros chicos ocupen su tiempo y se alejen de las drogas, no tenemos un salón de usos múltiples para realizar actividades vecinales y la plaza está literalmente abandonada", detalló Silva.
La vecina siguió con la larga lista de carencias e incumplimientos. "Es más, Matilde Balduzzi de la Municipalidad (ahora diputada provincial) había prometido hacernos la mitad de la vereda de asfalto y tampoco cumplió. La iluminación es pésima y la inseguridad tremenda. No podemos vivir así, que los funcionarios públicos den la cara y se hagan cargo por favor", recordó.
Mano de obra propia
El barrio Apolinario Saravia tiene 20 manzanas y unas 400 casas humildes, donde viven una, dos y hasta tres familias en cada una. El centro vecinal apenas tiene un salón reducido que lo levantaron a puro pulmón.
"A nuestro barrio lo hacen de menos. En 40 años no creció. Los ojos siempre están en los barrios Democracia, Solidaridad y otros. Allí hasta les arbolaron, pusieron cestos de basura, asfaltaron calles y nosotros nada. Vivimos luchando; los que tenemos el cordón cuneta lo tenemos con nuestro propio esfuerzo. Cada frentista agarró la pala y el pico, ellos solo pusieron el material y la dirección de la obra, y nosotros la mano de obra, y ni así pueden terminarlo en todo el barrio", señaló Silva.
Más inconvenientes
Otro de los inconvenientes es que la calle de tierra ubicada detrás de una embotelladora de gaseosas y el galpón donde funciona una empresa de colectivos trae agua de los barrios San Remo, Pablo Saravia y Santa Anita. "Cuando llueve, vemos cómo el agua cruza la ruta 26 y desemboca justo en nuestro barrio. Los que vivimos a la orilla del canal de Velarde nos inundamos siempre porque este se rebalsa", contó.
La limpieza de dicho canal es otra cosa que nunca se hace. Es que, según los vecinos, de las muy pocas veces que se lo limpia no se llevan la basura y esta finalmente se vuelve a dispersar. "Cuando lo limpian dejan amontonada toda la mugre al costado y después todo se vuelve a desparramar. Lo único que por ahí hace que fluya un poco la basura es el agua de lluvia", describió Silva.