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La historia de Jesús Franco, un infernal bien metalero

Sabado, 26 de septiembre de 2015 00:00
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Jesús Manuel Franco tiene actualmente 29 años de edad y cualquiera que se acerque a conversar con él podrá darse cuenta de que este suboficial de La Banda de los Infernales es muy particular.
El hombre, que de niño vivía en villa Palacios, siempre quiso ser músico, pero de esos que tocan la batería en los grupos de rock. No solo eso, sino que le encantaba la idea de armar su propia banda de black metal.
Con ese espíritu se metió a estudiar en la Escuela de Música de la Provincia desde los 8 años.
Allí vio que su fuerte fue siempre la percusión, por lo que le dedicó el tiempo completo, sin descuidar la escuela.
De joven logró armar esa banda soñada que destilaba música metálica a la cual llamaron "Tribu Urbana" y con la cual fueron muchos los escenarios en donde deslumbraron en Salta. Es más, hasta llegaron a ser teloneros de varias bandas locales y otras reconocidas a nivel nacional.
Para sus padres Nila y Manuel siempre fue el orgullo de la familia y le fomentaron el estudio, aunque no les gustaba tanto el tema de las bandas. El mismo infernal lo reconoce ahora. "Estaba bien lo de la banda, pero todos sabíamos que no me llevaría a ningún lugar", dijo Jesús con una sonrisa de malcriado.
No pudo escaparle a su destino, ya que su papá también fue militar, y fue entonces cuando decidió ingresar al Ejército en calidad de voluntario. Fue esa institución la que formó a su padre y la que fue el puntal de la familia, así que ingresó de muy buena gana.
"Yo vengo de una familia que siempre fueron militares y la verdad es que siempre disfruté de ser soldado. Cuando apareció la oportunidad de pertenecer a la banda no la solté más", dijo el infernal.
Pero como en una suerte de sincretismo, que siempre ocurre en la vida, Jesús logró amalgamar las dos cosas que más siente en la Banda de Música de Los Infernales.
Para quien los quiera ver en cuanto acto oficial participen las autoridades nacionales y provinciales, ellos tocan. Allí está Jesús, en el lugar central de la formación, con su batería y con toda su música a cuesta.
"Es como la parte más cultural y social que tiene el Ejército por lo cual yo lo disfruto mucho. Somos los que más contacto tenemos con la gente. Yo debo estar en fotos con gente de Japón, Francia y de todo el mundo porque todos quieren sacarse la foto con Los Infernales. Para mí es un honor compartir la música con mis compañeros y ser parte desde hace 10 años de la banda", dijo Jesús con visible emoción.
Concluyó su diálogo con El Tribuno y el hombre que desde niño soñó con la ovación de la gente terminó de dar las instrucciones para la actuación de La Banda de Música de Los Infernales. Minutos después recibiría el calor de los miles de aplausos de la gente que ayer se dio cita en el Campo La Cruz.

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"Un verdadero orgullo"
Ramón Sánchez tiene 30 años y la mirada dura, pero cuando habla de Los Infernales parece que le tocan todas emociones.
El hombre miraba desde la puerta del cuartel y no pudo participar del desfile porque "estaba de guardia".
Él siempre supo que iba a ser militar, desde que era changuito y jugaba en villa Josefina, de su querida Rosario de la Frontera.
El hombre es de esos que usan sable y lanza por lo que asegura que "es un verdadero orgullo ser y vestir las ropas de los históricos Infernales".
Ramón es soldado e infernal desde hace 11 años por lo que sabe cuál es su verdadero rol social.
Muy actualizado de la realidad social que cumple hoy el Ejército dijo que "el rol de Los Infernales hoy está resignificado por lo que tenemos un verdadero acercamiento a la sociedad, por eso debemos ser el símbolo del respeto y el amor a la Patria".
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