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28 de Junio,  Salta, Centro, Argentina
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Lo que tienen de feos lo tienen de hermosos

Domingo, 13 de marzo de 2016 01:30
<div>Muchos se preguntan qué vuelve a los hombres feos irresistibles para las mujeres con gran belleza física.</div><div>
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La historia data de hace seis décadas y ocurrió en Villeta (Paraguay). Cuentan que Claudina era la bella del pueblo. Su cabello rojizo le caía en cascadas onduladas por la espalda y le llegaba más allá de las caderas, su piel era como de alabastro y sus ojos de un impenetrable verdemar. Era pedirle demasiado poder expresivo a la palabra misterio el calificar así a la atracción de la bella por Rigoberto, el Tití. Lo curioso es que él no poseía cualidades simiescas; más bien, sus rasgos y su figura eran bovinos.
Sin embargo, la bella no confió en sus dotes. No había esposa más celosa que ella en el pueblo. En una época cuando en las reuniones se situaba a los comensales en tres mesas grandes y según fueran hombres, mujeres o niños, ninguno se oponía a darle a Claudina el sitio al lado del Tití. Y daba gracia verla, muy resuelta, entre el muchacho enamorado de turno y los hombres casados solidarios, acompañando a Rigoberto -que tocaba la guitarra y tenía voz de barítono- a dar serenatas. "¿Quién te lo va a sacar?", le consultaban a la bella, haciéndole notar lo improcedente de su conducta. "Lo que yo le vi bien le puede ver otra", respondía, como si estuviera declarando la verdad más incuestionable del mundo.
Así como esta, en la vida cotidiana abundan las historias que superan a la ficción. Dignas rivales del cuento tradicional francés "La bella y la bestia" aún hoy le admiran al género humano las denominadas "parejas disparejas", en que uno es menos agraciado físicamente que el otro. El tema está sustanciado por un irredento nivel de prejuicios. Y no debería extrañar que la sobreexposición a ciertos cánones de belleza -inalcanzables para la mayoría- eche luz a aquello de que los "feos" no tienen oportunidad a la hora de conquistar a una mujer, más si es bonita.
Sin embargo, diversos estudios concluyeron que los hombres menos atractivos que sus parejas son más fértiles, mejores maridos, menos sexistas y menos egoístas que aquellos que poseen gran belleza física.
Según un trabajo de la Universidad de Oxford y de la University College London, que data de 2009, en el mundo animal cuanto menos atrayente es el macho, menos hembras están dispuestas a procrear con él. Ello aumenta la importancia de cada encuentro y, consecuentemente, la capacidad reproductiva de ese macho. Aunque esa tendencia haya sido observada en gallos y peces, los científicos creen que puede trasponerse a los humanos.
En 2008, la Universidad de Tennesse publicó en el Journal of Family Psychology un estudio que evaluó a 82 matrimonios, divididos en categorías de acuerdo con la apariencia del hombre en relación con la mujer. Los resultados sugirieron que los mejores maridos son los hombres casados con mujeres más atrayentes que ellos. Simplemente, los hombres de este grupo estaban satisfechos con el "prestigio" de tener al lado una mujer bonita, mientras que los que se casaron con mujeres menos atrayentes, no tan complacidos, tendían a comprometerse menos con la relación. Otra investigación, esta vez de la Universidad de Westminster y publicada en 2012, indicó que los hombres con un cuerpo más definido y musculoso, o que tienen el deseo de aumentar su masa muscular, tienden a ser más sexistas. La conclusión se basó en cuestionarios a 327 hombres británicos heterosexuales. Entre ellos, "los lindos", eran más comunes los comentarios opresivos y hostiles hacia las mujeres.
Para una pesquisa -divulgada en 2015 y efectuada en la Brunel University- se entrevistó a 125 participantes de ambos sexos. El objetivo era testear un presupuesto de psicología evolutiva que afirma que las personas más atrayentes tienen que luchar menos arduamente por alcanzar un mayor estatus social, debido a la desigualdad imperante en la sociedad. El resultado además apuntaba que estos hombres, "los lindos", tendían a ser menos generosos e igualitarios. Lo que no ocurrió con las mujeres.
Por último, según información suministrada por la BBC, los hombres que carecen de atributos físicos de belleza, suelen creese más atractivos de lo que realmente son, por lo que exudan confianza en sí mismos y esto los impulsa a actuar para conquistar a mujeres hermosas. Es más, esta percepción distorsionada es un mecanismo evolutivo importante en la conservación de la especie, según Carin Perilloux, del departamento de Psicología del Colegio Williams de Massachusetts, quien dirigió el estudio. Además la especialista advirtió que en realidad, y de manera independiente de su aspecto, lo que la mayoría de las mujeres busca es una pareja confiable, que le asegure no solo el éxito reproductivo, sino también la exclusividad.

Una etiqueta que puede minar la aceptación

La psicóloga Carina Salas Machuca advierte que "el feo" puede crecer con dolor emocional. Según la Lic. en Piscología Carina Salas Machuca, presidenta del Centro de Psicoterapia de Salta (Cepsi), pensar este tema resulta altamente controversial. De acuerdo con su perspectiva, hay que iniciar un análisis preguntándose sobre cuáles constructos un grupo se adhiere a la idea de fealdad o belleza y qué implican estos atributos. También cuáles son los estereotipos sociales que los grupos adjudican a las personas con atributos de belleza o no, cómo inciden en ello las pautas de educación y los medios de comunicación y cómo se confunde el "tener" con el "ser". "A lo largo de la experiencia desarrollamos un conjunto de 'habilidades para la vida y el bienestar', o sea, comportamientos responsables y adecuados que nos permiten afrontar los desafíos diarios de la vida, así como las situaciones excepcionales con las que nos vamos encontrando. Si las experiencias promueven el desarrollo de competencias que nos permiten organizar nuestra vida de forma sana y equilibrada es de suponer que las personas menos agraciadas se sientan en la necesidad de desarrollar, en algunos momentos de la vida, en algunos grupos y para alcanzar algunos objetivos, habilidades y competencias tales como seguridad, valentía, coraje, perseverancia, honestidad, iniciativa, creatividad y empatía, y eso las convierte en personas con despliegue de recursos internos que resultan mucho más interesantes", evalúa. Pero enseguida advierte que otros crecen con el dolor emocional de ser llamados "feos". "Esa palabra no es inocua para el sistema de creencias y se transforma en una etiqueta frente a la que las personas experimentan sentimientos negativos y que mina su autoconcepto, autoestima y autoeficacia", detalla.
"Como sociedad, atribuir éxito, aprobación o aceptación a variables estéticas implica sostener un altísimo riesgo social con fuertes repercusiones no saludables", añade. Luego explica que las valoraciones, a su vez, implican construcciones subjetivas, y que los medios de comunicación y la globalización hacen lo suyo. Otro aspecto que destaca es que no son los acontecimientos en sí los que modelan la vida; sino el modo en que son vividos, es decir, la manera en que esa experiencia quedó almacenada en neurorredes de memorias con las imágenes, creencias, significados personales, emociones y sensaciones experimentadas. "Las experiencias vivenciadas de modo traumático vinculadas a estas temáticas minan la construcción de un mundo seguro, predecible y la sensación de aceptación", concluye.

Construir una imagen positiva

Carina Salas advierte que hay que advertir qué oportunidades y experiencias se les ofrece a los niños, adolescentes y jóvenes en la sociedad, si las proveedoras de aceptación y promotoras de construcción de una imagen positiva de sí mismos o las que imprimen significados personales desde atributos físicos.

Hacen falta más jugadores

Por Graciela Quipildor, comediante
Mi epitafio un día va a decir: "La Quipi, amada comediante, conductora de radio, bagallera". La mayoría de los hombres que elegí han sido "no lindos". Me gusta pensar que tengo alguna especie de vista infrarroja que me hace ver la belleza interior, antes de concluir que elijo a feos porque los lindos no me dan bola.
El dicho: "No es lindo lo que es lindo, sino lo que a uno le gusta" es muy cierto.
Hay hombres que quise mucho y que solamente le parecían lindos a su mamá y a mí. Tampoco es que estoy haciendo todo el tiempo castings de feos o que si se me acerca un hombre lindo lo mando a estrellarse de cara contra el pavimento y volver.
Es sabido que el amor a veces lo pone a uno en una situación de ceguera temporal, y por qué no de sordera, sobre todo ante comentarios de esos amigos que te preguntan: "¿Qué le viste?".
Y ahí está la respuesta. A lo mejor lo que tienen de lindo no sean cosas que se ven.
¿Ventajas de un feo sobre un lindo?
El "no lindo" sabe que no te va a gustar pasando mil veces delante de vos, así es que se acerca a conocerte y a que lo conozcas, y despliega cualidades como el sentido del humor, la dulzura, la simpatía y la empatía.
El lindo y vanidoso solo se acerca para que lo veas.
(Ojo, si algún lindo quiere demostrarme lo contrario, sabe dónde encontrarme).
Los patrones de belleza y perfección nos dejan a muchos, hombres y mujeres, fuera del juego.
Los dejemos pasar, chicas. Porque, seamos sinceras: hacen falta más jugadores.

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