La Iglesia Católica fue golpeada fuertemente con los casos del cura Agustín Rosa Torino y la exmonja Alicia Pacheco, acusados de abuso sexual gravemente ultrajante. Ambos habían sido detenidos a fines de 2016 y recuperaron su libertad entre los meses de agosto y septiembre pasado. Los casos de marras pusieron sobre el tapete un entramado que desde hace tiempo viene comprometiendo el magisterio sacerdotal, no solo en país sino en todo el mundo.
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La Iglesia Católica fue golpeada fuertemente con los casos del cura Agustín Rosa Torino y la exmonja Alicia Pacheco, acusados de abuso sexual gravemente ultrajante. Ambos habían sido detenidos a fines de 2016 y recuperaron su libertad entre los meses de agosto y septiembre pasado. Los casos de marras pusieron sobre el tapete un entramado que desde hace tiempo viene comprometiendo el magisterio sacerdotal, no solo en país sino en todo el mundo.
Rosa Torino fue imputado de abuso sexual en perjuicio de dos novicios del instituto Discípulos de Jesús de San Juan Bautista creado por este sacerdote, quien gozaba de un gran reconocimiento por parte de la comunidad religiosa de Salta. Fue detenido luego de las denuncias realizadas por dos jóvenes que ingresaron como pupilos en los internados de la congregación. Junto al cura también fue apresada Alicia Pacheco, una exmonja del instituto, quien fue acusada por otra religiosa de haberla sometido sexualmente cuando era menor.
La fiscal Luján Sodero y la jueza de instrucción Ada Zunino procedieron con rigurosidad y dispusieron que ambos sean alojados en el penal de Villa las Rosa, al tiempo que se opusieron en forma terminante a otorgarles la libertad plantados sus defensores. Cuando todo hacía suponer que la prisión preventiva de los acusados se mantendría hasta la iniciación del juicio oral, la Justicia les otorgó el beneficiado de la libertad en segunda instancia. Pacheco abandonó la cárcel a fines de agosto de este año por decisión de juez Edgardo Francisco Albarracín, vocal de la Sala II del Tribunal de Impugnación, quien puso en duda la grave acusación que pesaba contra la exmonja. La denunciante declaró que tenía 13 años cuando fue víctima de los abusos. El magistrado consideró que a esa edad una menor "cuenta con capacidad para ejercer su derecho a la autodeterminación sexual" y que al tratarse de hechos cometidos en un ámbito privado y por el tiempo transcurrido "se dificulta la posibilidad de echar luz sobre lo sucedido".
Rosa Torino fue puesto en libertad, días después, por decisión de Luís Félix Costas, otro juez del mismo tribunal, quien que minimizó el tenor de las denuncias de los jóvenes. El juez interpretó que los abusos "pudieron haber sido con sentidos por las supuestas víctimas". Costas se amparó en la edad que tenían los denunciantes al momento de los hechos. Según el camarista "ambos gozaban plenamente de las facultades para la autodeterminación sexual que establece la ley". El Tribuno entrevistó al sacerdote en su vivienda de Finca La Cruz donde está recluido desde 2015 cuando el Vaticano dispuso apartarlo del ministerio sacerdotal. "Siento que en la iglesia católica también aflora la miseria humana", disparó. Su pronunciamiento fue interpretado como un tiro por elevación para quienes lo enviaron a cuarteles de invierno e influyeron para su caída en desgracia.