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Durante la primera jornada para prevenir y erradicar la violencia obstétrica también se analizó un caso ocurrido el 16 de septiembre de 2016 en un hospital privado de la capital salteña. A la paciente le provocaron el desprendimiento de membrana, lo que precipitó el trabajo de parto. Luego la enviaron a su casa y cuando ella regresó la mantuvieron en una posición incómoda, mientras médicos murmuraban: "Esta es la del parto, ¿Qué es eso de andar pariendo en cualquier lado?", entre otras cosas.
El 25 de octubre pasado la jueza interviniente dictaminó que los profesionales de ese centro asistencial reciban capacitación. La misma será dictada el 7 y el 13 de diciembre.
En lo que va del 2017, tres casos han sido denunciados y fueron conocidos por sus fallos judiciales, aunque no existen estadísticas oficiales al respecto.
Sobre este tema se refirió la presidenta del Observatorio de Violencia contra las mujeres (OVcM), María Laura Postiglione. "No habían datos estadísticos sobre casos de violencia obstétrica. Por este motivo, desde el OVcM se llevó adelante una encuesta de atención al parto, en 2016, tras la firma de un convenio de Cooperación con el Observatorio de Violencia Obstétrica (OVO) de la organización Las Casildas", explicó.
Se tomó una muestra representativa de 102 partos/cesáreas por medio de encuestas en papel y fueron realizadas por profesionales de la Residencia de Psicología Comunitaria a pacientes de los centros de salud de la provincia de Salta y remitidas luego a Las Casildas.
Los resultados
De las 102 encuestas, en el 62,7% el parto fue en una institución pública. "Si bien la ley indica que la mujer tiene derecho a elegir la posición en la que quiere parir, esto no se dio en todos los casos. La mayoría dijo que no tuvo libertad de movimiento", señaló.
En otra parte, contó que un 30% sostuvo que no pudo estar acompañada por una persona de confianza durante el trabajo de parto. Muchas mujeres se sintieron afectadas por palabras utilizadas para referirse hacia ellas. Un alto índice de mujeres sintieron que no podían expresar sus emociones.
En el 33,3% de las encuestas, las mujeres indicaron que no fueron informadas sobre el progreso del trabajo de parto de manera clara y sencilla.
Un 35,3% expresó que se les practicó rotura de bolsa. De todas esas mujeres, a la mayoría: un 62% no le pidieron autorización.
El informe de la encuesta concluye con que se verificó la existencia de prácticas que constituyen violencia obstétrica y que generalmente no se perciben como tal por dos motivos principales, por un lado, debido a la naturalización de estas prácticas y por el otro, al desconocimiento de que constituyen una modalidad de violencia.
"La jornada ha sido muy productiva para empezar a bajar a la práctica los lineamientos de la legislación. Es fundamental avanzar con estrategias de visibilización de la violencia obstétrica. Ponernos de acuerdo con el personal del área salud que está en permanente contacto con las usuarias y realizar capacitaciones, brindar información a las mujeres y que puedan opinar y tomar decisiones. Esto se puede estipular con el plan de parto", hizo hincapié Postiglione.
Técnica desaconsejada
La maniobra de Kristeller consiste en presionar el bajo fondo del útero con el fin de acelerar la etapa de expulsión.
Es una técnica desaconsejada por la Organización Mundial de la Salud (OMS, 1996), sin embargo, su realización es algo habitual en las clínicas y hospitales alrededor del mundo, a pesar del riesgo implícito que conlleva, tanto a la madre como al niño que se encuentra en su vientre.
De las encuestas realizadas por el Observatorio de Violencia contra las Mujeres se desprende que el 31,4% de los casos se realizó dicha maniobra, y que solo al 16,3% de las mujeres se les pidió autorización para realizarla.
De los resultados obtenidos se puede visibilizar una sistemática vulneración de derechos por parte de los equipos médicos en relación con la ley de parto respetado, lo que constituye violencia obstétrica, informaron desde el organismo.