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Francisco Sotelo [email protected]
La CGT puso de manifiesto con su acto de la víspera que está dispuesta a ocupar el espacio que le dejan libre la acefalía del Partido Justicialista, las incertidumbres del Gobierno y la falta de horizontes que exhibe el resto de la oposición.
También quedó en evidencia que su capacidad de movilización se limita a la disponibilidad del "aparato sindical", que no logra concitar movilizaciones espontáneas y que, puertas adentro, la lucha por el poder le impide amalgamarse.
Sin lograr acordar una fecha para el anunciado paro general, los miembros del triunvirato sindical, Héctor Daer, Juan Carlos Schmid y Carlos Acuña, debieron terminar el acto buscando refugio en medio de una refriega, mientras que grupos de izquierda y sindicalistas se adueñaban del palco.
Nadie se atrevió a arriesgar una estimación de la concurrencia, que generó un caos vehicular de varias horas en la Capital Federal, pero que si bien ocupaba muchas cuadras mostraba también grandes vacíos.
De todos modos, la denuncia de la "grieta social" fue el reflejo de que los problemas reales de la gente estuvieron presentes más allá de las peleas y la retórica de ocasión: el gobierno de Mauricio Macri no ha logrado frenar la recesión de cinco años y sus primeros 14 meses de gobierno siguen mostrando deterioro laboral, inflación y disminución del consumo.
No faltó Daniel Scioli, quien pasó por la movilización asegurando que todas las "cosas que están pasando" no se hubieran producido si él hubiera sido presidente. A su vez, el exjefe de Gabinete y, probablemente, padre de la derrota del kirchnerismo en 2015, Aníbal Fernández, fue expulsado del palco cegetista.
Cortes y caos
Antes del acto, los manifestantes realizaron varios cortes en el centro porteño. Uno de los más numerosos se produjo en el cruce de la avenida Belgrano y la calle Piedras, cerca del Ministerio de la Producción donde se podían ver banderas de la Uocra. En tanto, afiliados de Camioneros y miembros del Movimiento Teresa Rodríguez (MTR) bloquearon el cruce de la avenida Belgrano y la calle Bernardo de Irigoyen. Por su parte, integrantes de la Asociación Bancaria (AB) obstruyeron la circulación vehicular en la intersección de las calles Sarmiento y Reconquista.
Exigen cambio de rumbo
Daer, Schmid y Acuña apelaron a la argumentación tradicional cegetista y ratificaron su intención de hacer un paro general a fines de marzo o principios de abril "si Macri no cambia el rumbo económico".
El primer orador fue el expendedor de combustibles Carlos Acuña, quien advirtió que la central obrera "no va a permitir que el Gobierno ponga techo o piso a las paritarias". Mientras tanto, muchos de los manifestantes -sindicales y de partidos de izquierda- reclamaban a los gritos que se fijara la fecha de un "paro general".
Las condiciones, al parecer, no estaban dadas para satisfacer el reclamo. Acuña parecía hablar más en el jefe de Gabinete Marcos Peña que a los manifestantes "Con el diálogo solo no hacemos nada, queremos respuestas", reiteraba.
El portuario Juan Carlos Schmid anunció que "no vinimos únicamente a hacer un diagnóstico, sino a anunciar que va a haber una medida de fuerza". Sin embargo, ante la presión de activistas y manifestantes, prometió que se hará "hacia el final de este mes".
Schmid dijo que "hace meses que hablan de la aparición de brotes verdes, pero hasta que esos brotes se conviertan en rama los problemas los sufren los trabajadores con los despidos y la pérdida de salarios". El triunviro cegetista ironizó con que "Cambiemos ha manifestado que su objetivo es llegar a la pobreza cero pero que vamos a tardar 20 años; en cambio ha sido muy veloz para resolver la demanda de los grupos económicos".
Al final, el dirigente de la Sanidad y diputado massista Héctor Daer arriesgó una fecha imprecisa, "los primeros días de abril", para lanzar un paro nacional de 24 horas.