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María de los Ángeles Rojas [email protected]
Una máquina puede hacer el trabajo de cincuenta hombres normales, pero ninguna máquina puede hacer el trabajo de un hombre extraordinario”. La frase, del escritor y artista estadounidense Elbert Hubbard (1856-1915), resume el espíritu de los recursos humanos porque los únicos recursos “vivos” y capaces para llevar al éxito a una compañía y enfrentar los desafíos de la competencia constante y de los escenarios cambiantes son los hombres que actuarán conforme a cuán extraordinarios se sientan en las organizaciones de que forman parte. Así para adentrarse en el campo de los RRHH resulta imprescindible oír previamente una gran verdad: no se administran personas ni recursos humanos, sino que se administra “con” las personas, viéndolas como seres dotados de inteligencia, innovación, creatividad y habilidades.
Federico Alvarado (36) es técnico superior en Administración de Empresas, certificó como directivo en coaching ontológico y se prepara como coach ontológico profesional. Gerente regional del NOA de una consultora que brinda
asesoramiento a empresas en recursos humanos, marketing y otras áreas, su aptitud para el liderazgo es palpable y de inmediato quien lo trata intuye que es una condición que lo ha acompañado toda su vida.
Él le cuenta a El Tribuno que cursó sus estudios secundarios en el colegio 4033 Dr. Ernesto Miguel Aráoz. Cuando cursaba el cuarto año fue presidente del centro de estudiantes y organizó diversas actividades como rifas para abastecer de material a la biblioteca. Añadió que trabajó desde los 16 años en la rotisería de su tío. Allí, atendió a los comensales, cocinó y cobró. Con 18 años recién cumplidos ingresó en una consultora de RRHH que dos años después fue adquirida por Bayton, donde trabajo hace casi 16 años.
Uno imagina que un gerente de Recursos Humanos es un “gestor” de estados de ánimo y Federico coincidió ampliamente con esta perspectiva. “Estoy convencido de que el dominio de las emociones de un dirigente de RRHH, del equipo de trabajo y de la compañía son una megacompetencia que permite ampliar nuestro horizonte de posibilidades, tener conversaciones efectivas, colabora con el equilibrio del clima laboral y por ello es posible conseguir resultados superadores. Creo también que manejar nuestras emociones nos ayuda a mantener estados de ánimo de apertura que invitan a posibilidades concretas de acción para construir el futuro”, definió. Por otro lado, es frecuente ver circular por Facebook -atribuyéndoselo a uno u otro autor dependiendo de la publicación- aquello de que las personas no renuncian a las empresas, sino a los malos jefes. “Pienso que un buen jefe, que ejerce el liderazgo legítimo, crea un contexto de trabajo en equipo y un buen clima laboral, y esto es una invitación a que la gente permanezca en la compañía y potencia sus resultados. En contrapartida, un jefe autoritario, que divide, ejerce una presión desmedida y no trabaja con su gente, lo más probable es que genere que esa persona no elija trabajar más en esa empresa”, advirtió.
Un desafío
Los millennials son la generación conformada por aquellos que llegaron a la vida entre 1981 y 1995 y cuyas características intrínsecas han supuesto un gran desafío para las organizaciones. Nativos digitales, escépticos y con un más alto nivel educativo que sus predecesores, se los conoce por su carácter boomerang, es decir, por haber vuelto a casa de sus padres y tener enormes dificultades para independizarse.
¿Son realmente un caso desesperado o necesitan orientaciones adecuadas? “Durante estos años trabajando en RRHH he observado que el nivel de permanencia en las organizaciones es menor al de la generación X o de los Baby Boom. Antes las personas estaban muchos años en una misma compañía y a la hora de una selección se veía con muy buenos ojos a estos candidatos y no así a la gente con mayor rotación. Hoy es muy normal este fenómeno porque los millennials buscan resultados a corto plazo y si no los logran, están en búsqueda constante, lo que representa para las compañías el adaptarse a estos cambios y generar los medios para motivar a esta generación para que perdure en la organización”, definió. También los millennials generan roces y resquemores cuando conviven con integrantes con otras condiciones y valores. Sin embargo, Federico ve el trabajo intergeneracional como una oportunidad para las empresas alíen la experiencia como fuente de conocimiento con las capacidades e ideas frescas en el mundo de los negocios. “Creo en la educación complementaria entre generaciones, el cambio y el emprendimiento conjunto. En mi actualidad laboral se trabaja con distintas generaciones etarias y representa un universo de oportunidades”,dijo.