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Cristina Mamaní atendió con ansias el llamado que le hicieron dese la Cooperadora Asistencial para preguntarle si recibió los 15 litros de yogur que le correspondían a su comedor, ubicado en el barrio Primera Junta. Llorando, le dijo ayer El Tribuno que desde hace un tiempo que no recibe nada del Estado.
Su realidad es la de cientos de organizaciones sociales que dan respuesta a la urgencia más crítica de las familias: el hambre. Tras el anuncio del Gobierno de que se reforzarán los planes alimentarios con $100 millones de pesos, en el marco de la crisis económica, desde los comedores contaron cómo se están arreglando para sobrevivir a la inflación, en la mayoría de los casos sin ayuda oficial, y para seguir sirviendo la comida en una mesa que se agranda día a día por la necesidad creciente en los barrios.
"Yo no tengo ningún plan, la Cooperadora dejó de ayudarme, no conozco a la ministra (de Asuntos Indígenas y Desarrollo Social) Edith Cruz y el gobernador (Juan Manuel) Urtubey no tiene los ojos para mirar la necesidad y para ver que hay personas de su Gobierno que lucran con la necesidad de los que menos tienen", dijo Cristina, quebrada.
Ella junta lo que puede en el basural San Javier desde hace más de 10 años. Lo poco que saca lo recicla y lo vende junto a un grupo de mamás solidarias que dan de comer a 150 personas entre chicos, madres y abuelos.
"La realidad de este último año es muy triste. Yo espero que los anuncios del gobernador lleguen a los que más necesitamos. Yo ahora comienzo a ver la forma de pasar la Navidad, el Fin de Año y los Reyes Magos. La única ayuda que tengo es de los puesteros del mercado Cofruthos", dijo llorando.
El sudeste capitalino lastima los ojos y nadie apoya la tarea de esta mujer, que busca cosas en el basural para mantener un comedor comunitario.
En el barrio 17 de Octubre, el merendero San Cayetano pasó de contener a 70 niños, en enero de este año, a asistir a casi 400 personas en octubre. "Hasta los estudiantes de la UNSa vienen", dijo Marina, que es la encargada. Con este aumento, la ayuda de la Panadería Social ya no alcanza ni para llegar al 10 de cada mes.
La situación del Valle de Lerma también es cruel. Hay cada vez más personas que acuden a los comedores y merenderos y, sin embargo, algunos están cerrando por problemas económicos.
El comedor "Pan de Vida", de La Silleta, solo funciona los domingos y ya atiende a un promedio de 250 niños. "Hasta enero teníamos un promedio de 70 niños. Ese número fue aumentando, pero el último mes fue terrible", dijo Jimena Calafiore, que es la cabeza del comedor.
"Ahora también vienen los padres y hasta los abuelos de localidades vecinas. Entonces hay más personas que necesitan y gracias a Dios también hay más gente solidaria que colabora en el comedor. También hay más necesidades porque los niños, las madres y los abuelos necesitan vestimenta, calzado, útiles escolares y lo afectivo también", amplió.
En los comedores, el pan, la carne y la leche son imprescindibles, pero cuesta conseguirlos. El pescado es un lujo. "Yo debo agradecer a la pescadería Islas Malvinas que me donó 2 cajas con 10 kg de pescado porque es imposible comprar. La ministra Cruz también me colaboró para el Día del Niño", concluyó Jimena.
Asegura que hay "rumores" sobre un relevamiento de Asuntos Indígenas y Desarrollo Social para que la ayuda oficial llegue.
La Encuesta Permanente de Hogares (EPH), que actualiza el Indec cada tres meses, abarca a grandes aglomerados urbanos del país, entre los que está la ciudad de Salta, e indica que el 35% de los vecinos encuestados en los barrios capitalinos respondió que su grupo familiar vive de alguna ayuda alimentaria. En el interior la situación es tanto o más crítica.
En Orán piden declarar la emergencia alimentaria departamental. En la última sesión del Concejo Deliberante, Gonzalo Díaz, del bloque Unidad para la Victoria, presentó un proyecto de ordenanza en este sentido por la inflación, la falta de trabajo y la baja en el consumo de alimentos en el norte.
Todos tienen la esperanza en los 100 millones con que el Gobierno provincial reforzará la asistencia alimentaria hasta fin de año. El Ministerio a cargo de Cruz habla de 7.500 personas que asisten a merenderos y comedores solidarios, sin embargo parece que esos datos se quedan cortos porque aún hay muchas personas que aseguran que no tienen la ayuda del Estado. La funcionaria se reunió con las organizaciones sociales, pero hay muchos comedores y merenderos fuera de ese sistema.
Con los referentes
En una reunión con dirigentes de movimientos sociales, la ministra Edith Cruz informó que con el programa Alimendar se reforzarán las partidas destinadas a las políticas alimentarias. La funcionaria explicó que, entre las medidas anunciadas, el refuerzo alimentario a los merenderos “es uno de los eslabones en donde el Estado hará hincapié, asegurando una alimentación sana a los chicos que ahí concurren”.
“No solo es optimizar el presupuesto y dirigirlo hacía los merenderos que atienden a más de 7.500 chicos, sino que también es generar un espacio de contención con actividades recreativas y de capacitación, para el niño y las mamás”, explicó la ministra Cruz.