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"La velocidad de un proyectil es de 360 metros por segundo, es decir cuando nosotros decimos "uno' la bala ya recorrió tres cuadras". La explicación gráfica y clara es del coordinador del grupo de Criminalística del Cuerpo de Investigaciones Fiscales (CIF), Héctor Rolando Barboza. Durante la audiencia de ayer, el perito expuso una reconstrucción virtual de lo ocurrido la noche del 3 de enero en el barrio Solidaridad, donde un policía mató a Nahuel Salvatierra, un adolescente de 17 años al que sus amigos llamaban Alexis.
El relato del licenciado Barboza dejó expuesto al policía Juan Carlos Cardozo como el autor del disparo que impactó en el ojo derecho del joven aquella noche. El testigo refirió que Salvatierra estaba a unos 27 metros cuando recibió el tiro.
Según el personal del CIF cerca de las 21.30 (se supone que el hecho ocurrió minutos después de las 20), un mensaje de un grupo de vecinos del barrio solicitaba urgente una ambulancia.
A las 22.45 Barboza recibió una llamada telefónica y a las 12.10 llegó al lugar y comenzó a trabajar. El perímetro peritado por el profesional comprendió las calles Martín Fierro, Fortín La Junta y Chacho Peñaloza. El cruce de palabras entre los cinco jóvenes pertenecientes a la banda La Ranchada y los dos policías ocurrió en la esquina de las dos primeras calles, Fortín La Junta, pavimentada, y Martín Fierro, de tierra.
Por esta arteria los jóvenes corrieron tras observar que uno de los uniformados, Cardozo según los expedientes, desenfundó el arma reglamentaria.
El licenciado Barboza recordó que la ausencia de una de las armas fue una de las cuestiones que les llamó la atención. Luego de describir todos los elementos que le fueron secuestrados a Cardozo, entre el cinturón de cuero, billetera, el uniforme que llevaba esa noche junto a su compañero Emilio Gastón Aguilera Alanís.
"Nos llamó la atención la ausencia de la pistola reglamentaria, una 9 milímetros Bersa Thunder con nueve cartuchos, perteneciente por el número de serie a Cardozo. No pasó lo mismo con lo secuestrado al otro imputado, Aguilera, quien sí tenía su pistola y 10 cartuchos", explicó.
Al cabo del cruento episodio, tras el certero disparo que terminó con la vida de Nahuel "Alexis" Salvatierra, los uniformados se alejaron del lugar con destino al trabajo que tenían designado esa noche. Aguilera Alanís tenía que hacer guardia en el hospital Papa Francisco de ese mismo barrio y Cardozo se dirigiría a una escuela también de esa zona. "Fuimos hasta el lugar donde debían haber estado trabajando los imputados pero no encontramos la pistola", apuntó Barboza.
El 5 de enero de manera voluntaria se hizo presente en el edificio de Jefatura Romina del Milagro Cardozo, junto a una amiga, para entregar una bolsa de consorcio con una pistola Bersa 9 milímetros con la serie 686.879 perteneciente a Cardozo, sostuvo Barbosa. Y agregó: "Apenas sentí el olor -al parecer fue de nafta- me imaginé que la habían limpiado".
"La autopsia dice herida compatible con arma de fuego en ojo derecho con salida en región oxipital. Trayectoria de adelante hacia atrás, entró por el ojo derecho y salió por el lado izquierdo y levemente de arriba hacia abajo". En cuanto a la posición de la víctima: estaba de cúbito ventral, con la cabeza orientada hacia el oeste. "Supongo que cuando recibió el impacto hizo uno o dos pasos y cayó donde estaba la mancha de sangre", explicó Barboza.
Continúa el debate
Durante la jornada de ayer, además de a Barboza, se escuchó testimonios de Gabriel Kosmatos (CIF), Martín Eduardo Guerra (División Homicidios de la Policía), Patricia Zárate (División Motorista de la Policía) y María Antonia Mamaní (vecina de barrio Solidaridad).
El juicio está a cargo del juez Francisco Mascarello. El fiscal es Rodrigo Miralpeix. En tanto que los defensores son Karina Peralta, de la UDP 1 (Cardozo) y Marcelo Arancibia (Aguilera Alanís).