inicia sesión o regístrate.
Fin de semana “caliente” en el Gobierno. Ayer el presidente Mauricio Macri se reunió en la Quinta de Olivos con la “mesa chica” para pulir los detalles de las medidas fiscales que se anunciarán mañana y estudiar una posible reestructuración del Gabinete.
Tras una extensa jornada, trascendió que el jefe de Estado con su círculo más cercano habrían acordado algunas líneas, entre las que se destacan: reestructurar el Gabinete con la reducción a menos de una docena de ministerios (hoy son 19 más la Jefatura de Gabinete) y restablecer las retenciones a las exportaciones de todos los sectores.
El encuentro en Olivos comenzó cerca de las 10 y participaron la gobernadora bonaerense, María Eugenia Vidal; el jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta; el jefe de Gabinete, Marcos Peña; el ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, y el asesor ecuatoriano Jaime Durán Barba.
Luego de una semana por de más agitada debido a la fuerte suba del dólar, que arrancó en 31,54 pesos y cerró en 37,99 tras haber tocado el techo de los 42, y a rumores de cambios en el Gabinete, el jefe de Estado recibió a los funcionarios y dirigentes más allegados para analizar los pasos a seguir.
Si bien la reunión fue hermética, el Gobierno solo deslizó que la idea era pulir los detalles de los cambios en materia fiscal que serán anunciados mañana: primero habría un mensaje del presidente Macri y luego Dujovne daría los detalles. Luego, el ministro de Hacienda tiene previsto viajar a Estados Unidos para renegociar el acuerdo con el FMI.
El primero en retirarse de Olivos fue precisamente Dujovne, que no hizo declaraciones sobre lo que se conversó allí y tampoco hubo ningún tipo de comunicación oficial.
Alrededor de las 17 se sumaron al cónclave el ministro del Interior, Rogelio Frigerio, y el presidente de la Cámara de Diputados, Emilio Monzó, considerados miembros de la llamada “mesa chica” en medio de otras situaciones conflictivas.
Los que no concurrieron fueron los referentes principales de la UCR dentro de la alianza Cambiemos, Ernesto Sanz, Alfredo Cornejo y Gerardo Morales, ni la líder de la Coalición Cívica, Elisa Carrió.
La reunión de ayer en Olivos continuará hoy, cuando se sumen gobernadores y legisladores de Cambiemos.
Las posibles medidas
La reunión fue hermética. Sin embargo, algún dato trascendió, como la reestructuración del Gabinete nacional que tendría dos objetivos: avanzar con el recorte del gasto público y enviar una señal política luego de que en la semana se esparcieran versiones sobre salidas abruptas de funcionarios.
En ese contexto, los más apuntados fueron Peña y los vicejefes de Gabinete Gustavo Lopetegui y Mario Quintana. El Gobierno rechazó de plano la posible salida del primero, aunque perdería poder ya que la Jefatura de Gabinete dejaría de ser un superministerio para transformarse en la Jefatura de Gabinete tradicional que tuvieron gobiernos anteriores. Esto vendría de la mano de la salida de Lopetegui y Quintana.
Otro cambio es la reducción de ministerios con la transformación de algunos a secretarías de Estado. Sería el caso de Agroindustria, Energía, y Ciencia y Tecnología, entre otros.
En lo estrictamente monetario y fiscal, la flotación cambiaria libre podría llegar a su fin. Según los trascendidos, habrá otro esquema para el dólar con más intervención estatal, más el “plus” de modificaciones a las retenciones que extenderían a todas las exportaciones.
En medio del desconcierto, ningún funcionario se arriesga a dar un precio del dólar deseado por las autoridades. Sin embargo, cuando se les menciona la posibilidad de que el tipo de cambio pueda oscilar en torno de los $33, admiten que podría ser un valor deseado después de la hecatombe.
El peronismo pone sus condiciones
El llamado peronismo “racional”, aquel que aglutina a la mayoría de los gobernadores y legisladores no kirchneristas, endurecerá sus condiciones para aprobar el Presupuesto 2019 en el Congreso. La corrida cambiaria de la última semana y la crisis económica consecuente pusieron a las negociaciones con el Gobierno en un “stand by” y los avances logrados en las últimas semanas volvieron a foja cero: es imposible acordar un presupuesto cuando todas las previsiones macroeconómicas (inflación, déficit, tipo de cambio) quedaron en el limbo, aducen en este sector político.
En el peronismo no kirchnerista predomina la prudencia y la voluntad de acompañar al Gobierno en esta situación compleja de la economía. Pero la crisis cambiaria que estalló el jueves pasado marcó un punto de inflexión: si hasta el miércoles pasado había casi certeza de que la sanción del Presupuesto 2019 era un hecho y que, a lo sumo, el PJ propondría algunos cambios al texto, ahora impera la lógica inversa: si previamente el Gobierno no adopta cambios drásticos en materia económica, la sanción del presupuesto se hará difícil. Sobre todo en el Senado.
El peronismo insiste: de la crisis no se sale solo con un ajuste del gasto. Es fundamental también mejorar el nivel de los ingresos, es decir, subir impuestos o suspender exenciones. No hay altruismo en el PJ: pretende que el Gobierno le “meta la mano” a aquellos sectores económicos aliados a su gestión a los que benefició fiscalmente desde el inicio de su mandato. En concreto, la base electoral más genuina de Cambiemos: el campo, la minería y los sectores empresarios y financieros.