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2 de Julio,  Salta, Centro, Argentina
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Votar es comprometerse con la democracia y la sociedad

Editorial diario El Tribuno, fundado en 1949. Director: Sergio Romero. 
Domingo, 06 de octubre de 2019 00:15
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Hoy es un día trascendente; con las primarias abiertas, los candidatos a gobernar la provincia por los próximos cuatro años quedarán posicionados en vistas a los comicios definitivos del 10 de noviembre. En la democracia, la opinión de los ciudadanos se expresa en el voto, que supone un compromiso mutuo del votante y del candidato, y de ambos con la sociedad en que viven.

No vivimos tiempos de prosperidad ni de certezas. En el mundo, muchos descreen de la democracia representativa y no confían en la política ni en los políticos. Sin embargo, ningún país y ninguna persona pueden sobrevivir sin gobiernos; sin nuestra maltrecha democracia, la única alternativa son los autoritarismos mesiánicos.

La idea de "democracia" es, como lo dice su misma etimología, el "gobierno del pueblo", lo que significa elegir a gobernantes y legisladores y exigir transparencia y rendición de cuentas.

En el proceso electoral que vive el país en estos días se juega gran parte de las posibilidades para comenzar a resolver una larga crisis, que tuvo un pico extremo en la recesión de hace dos décadas, y que todavía sigue condicionando a los gobiernos y a la vida cotidiana de todos los argentinos.

Hoy se habla de "la grieta" y de ese modo se define la ausencia de una unidad nacional que esté por encima de las diferencias políticas inherentes a la democracia. Esa grieta debe ser superada.

Tanto el próximo presidente como el nuevo gobernador de Salta necesitarán una ciudadanía respetuosa de la decisión de la mayoría y de la autoridad que las leyes asignan al gobernante electo.

Hay muchos problemas a resolver, cuestiones de fondo que comprometen a muchas generaciones, y solo se agravarán si los nuevos liderazgos se plantean en términos de "lucha de clases" o de "enfrentamientos entre sectas". Quienes se pretenden propietarios del poder terminan generando autoritarismos antidemocráticos decorados con retóricas supuestamente patrióticas o justicieras.

Por ese camino no se superarán los problemas de la inflación, el desempleo y la pobreza. Por eso es inadmisible el hostigamiento sistemático a los gobiernos legítimos, realizado sobre todo a través de corporaciones sindicales u organizaciones sociales que intentan imponer liderazgos parcializados y políticas sectarias que serían inviables por la vía del voto ciudadano.

Fue muy grave la actitud adoptada por los gremios aeronáuticos que extorsionaron al gobierno actual y enviaron mensajes inequívocos al próximo con un paro salvaje que se levantó a último momento. Es inconcebible que un pequeño grupo de asalariados de élite, cuyas condiciones de trabajo y de ingresos los dejan al margen de las calamidades que afligen a gran parte de sus compatriotas, utilice su poder sobre los medios de transporte para imponer políticas.

El sindicalismo en general debe revisar sus políticas, porque el derecho de huelga es un instrumento extremo y no existe ninguna ley que avale los paros sorpresivos ni las huelgas por tiempo indeterminado.

Pero este mismo criterio es aplicable para ciertos dirigentes de organizaciones sociales, que usan la tragedia real de la pobreza como pretexto para cortar calles, invadir espacios públicos y privados y entorpecer la vida de la gente para extorsionar a los gobiernos. Estas estrategias son meros abusos de las libertades que solamente brinda la democracia.

La Argentina necesita generar confianza, porque encerrada en sí misma no tiene salida. La estrategia de "ganar la calle" no corresponde al derecho de expresarse y manifestarse sino que es, en la cabeza de muchos dirigentes, un intento de reemplazar la voluntad ciudadana por la acción directa.

La Argentina, en general, y Salta, nuestra provincia, requieren que de una vez por todas, ciudadanos y funcionarios vivamos con honestidad, libertad y pluralismo, en el marco que ofrecen la Constitución y la ley, porque la necesidad más perentoria para todos es el trabajo genuino y la formación laboral, en una sociedad equitativa, con una economía capaz de asegurar calidad de vida a todos.

 

 

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