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Raquel Franco es una mujer que tiene en claro que lo personal es político, que la política es parte constitutiva de las más simples cosas de la vida cotidiana y que en consecuencia no puede estar ajena a la realidad actual; que debe hacer algo para modificarla.
La mujer vive en el denominado asentamiento Manuel J. Castilla, es decir que una calle la separa del barrio del mismo nombre, solo que es una hilera de casas ubicadas sobre el costado de las vías del tren que se va a la ciudad de General Gemes. Para ser más precisos es la urbanización rearmada detrás del Grupo 244 del barrio Castañares.
En su casa de calle Paz Lezcano, lote 14, funciona la Biblioteca Popular 8 de Octubre. Funciona es un forma de decir. La biblioteca está latente.
"Está parada", aclara Raquel.
"Nosotros, un grupo de vecinos y vecinas armamos esta biblioteca gracias al trabajo en la red "Estudiar es un derecho", que nos brindó el material bibliográfico para que realicemos un trabajo de territorio para incluir y apoyar a los niños en la escuela formal. Eso comenzó en el 2010 y en los últimos dos años ya no pudimos más y la paramos", dijo Raquel.
Contó que le pusieron "8 de Octubre" por la muerte del Ernesto "Che" Guevara, el nacimiento de Juan Domingo Perón y además por la fecha del crimen del cura Ernesto Martearena.
"Yo trabajé como su secretaria y todo el trabajo que desarrolló con la juventud lo viví yo. Es por eso que vemos el estado de las cosas en la actualidad y que es hora de comenzar a organizarnos para contener a nuestros jóvenes y adolescentes", señaló la mujer, quien agregó que "hay una enorme crisis económica acompañada de la falta de valores sociales, con un individualismo nunca antes visto y sin una conciencia de comunidad que nos asusta. Nosotras y nosotros dejamos de realizar nuestra tarea de ayudar a los chicos vulnerables, de abandonar las clases de apoyo y de apuntalarlos en la escuela por la falta de políticas sociales. Entonces fue así que con un grupo de jóvenes mujeres que trabajan en una radio comunitaria que tenemos decidimos arrancar con un merendero".
Si bien dijo que aún no funciona, lo están pensando para la mañana, para brindar desayunos. "Hoy vemos que los chicos pasan con los táper para los comedores de otros barrios, y eso nos lastima el corazón. Vamos a comenzar a trabajar con nuestros jóvenes con un desayuno". En la mente de las mujeres no quieren la ayuda misericordiosa de quien brinda una donación y luego se olvida, "que piensa que ya tiene el Cielo ganado", aclara.
"Acá nos hace falta organización y trabajo en territorio. Que vengan a embarrarse y trabajar a la par. Nuestro desayunador comunitario va a servir para formar a jóvenes, para que se dialogue y discutan temas de la realidad que nos golpea, para exhortar la curiosidad y para que comiencen a hojear los libros de nuestra biblioteca mientras se alimentan", planteó Raquel y dejó las puertas abiertas para que cualquiera que se sienta voluntario pueda ir a desarrollar ese trabajo "en el terreno".