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25 de Junio,  Salta, Centro, Argentina
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“Mi hermana confiaba en la Justicia, pensaba que le iban a dar la mano”

Entrevista a Ana Tacacho, hermana de Paola Tacacho.
Miércoles, 04 de noviembre de 2020 03:02

Hacer el duelo es un lujo que la familia de Paola Tacacho, la docente salteña asesinada la semana pasada en Tucumán por Mauricio Parada Parejas, aún no puede permitirse. El femicidio destroza a familias enteras, y en este caso, con denuncias de la víctima desoídas durante 5 años, el sabor amargo se vuelve grito. “El Estado es responsable”, acusan públicamente por las calles las mujeres en las marchas de “Ni una menos”. Ana, la hermana de Paola, solía asistir a las manifestaciones y conoce por qué se acusa al Estado. 

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Hacer el duelo es un lujo que la familia de Paola Tacacho, la docente salteña asesinada la semana pasada en Tucumán por Mauricio Parada Parejas, aún no puede permitirse. El femicidio destroza a familias enteras, y en este caso, con denuncias de la víctima desoídas durante 5 años, el sabor amargo se vuelve grito. “El Estado es responsable”, acusan públicamente por las calles las mujeres en las marchas de “Ni una menos”. Ana, la hermana de Paola, solía asistir a las manifestaciones y conoce por qué se acusa al Estado. 

Un poco más sobrepuesta luego de la convocante marcha en la que recibió el apoyo de la gente, Ana ahora llevará el reclamo público hasta donde haga falta: “Que saquen a los funcionarios que desoyeron a mi hermana, que fue mes tras mes y año tras año a los Tribunales”, pide. 

Luego de 13 denuncias por amenazas y hostigamientos, Paola solo logró que se dicte una restricción de acercamiento y que en el 2017, Parada llegue a estar ante un juez. Pero el magistrado tucumano, Francisco Pisa, lo sobreseyó porque consideró que “las pruebas no eran suficientes y no se podía dilapidar recursos del Estado”.

Pero hubo, además, otros responsables secundarios a quienes también se les piden explicaciones por no solo desoír, sino por haber revictimizado a Paola. Familiares y seres queridos de Paola apuntan contra la familia del femicida, quien se suicidó tras el ataque. También contra los directivos del Instituto Mark Twain, que la despidieron al conocer el acoso que sufría. 

“El hermano es un empresario poderoso. Cuando Paola fue a hablarlo le contestó que ‘su hermano estaba enamorado de ella’ y se le burló”, recuerda Ana, que espera que su madre regrese de Tucumán para darle el abrazo que contendrá el de miles. “Nos llamaron de todos lados”, agradece.

El femicida acosaba y perseguía a la víctima, pero también a su familia, por lo que se radicaron denuncias en Salta. Pero como en la vecina provincia, donde vivía Paola, quedaron en la nada. 

¿Ustedes también sufrieron el hostigamiento de Parada?

Nosotros también recibíamos amenazas, él se encargó de buscar a todos los familiares. Creaba perfiles truchos con el nombre de Paola. Antes de que nos enteremos, le mandó una solicitud de Facebook a una prima y ella lo aceptó. Le mandó mensajes turbios de que “la pifió”... que la iba a matar. Ahí hablamos con ella y nos cuenta. Todo empezó por las redes sociales. Él consiguió su número y las redes de toda la familia, empezó a mandar mensajes a todos, a primas con las que ni siquiera teníamos relación. Además lo hacía para sacar fotos de ella, porque mi hermana apenas comenzó a acosarla, cerró todas sus redes y cambió su número. Ahí él empezó a acosar a la familia, a robar fotos de ella de las redes. Cuando dejamos de aceptarlo en las redes, comenzó a seguirla. Averiguó dónde vivía, dónde trabajaba, todos sus horarios, las calles que recorría...

¿Cómo fue el devenir de las denuncias?

Cuando esto comenzó, en 2015, ella realizó denuncias desde el día uno por acoso virtual y no llegó a la nada. En Tucumán hizo 13 denuncias. Nosotros, con mi mamá y mi prima, hicimos dos que quedaron en la nada. Siempre nos amenazaba usando palabra femicidio o “Aguante Darthés”. Por eso mi mamá se asustó, imprimió todo lo que tenía e hizo la denuncia y quedó en la nada.

Las últimas denuncias eran por violación de una perimetral, que es lo único que logró. Él violó varias veces esa restricción. Ella confiaba en la Justicia, pensaba que en algún momento alguien se iba a iluminar y le iba a dar la mano. 

Cuando ella lo veía se le acercaba. La persiguió durante cinco años, pero no le hablaba, nunca intentó ejercer violencia física sobre ella. Aún así, estaba cansada de que la siguiera. De las últimas denuncias que hizo, ya directamente no nos contó. Pero si estábamos allá, seguro nos enterábamos porque lo íbamos a ver. Ella no nos quiso preocupar. Nunca imaginó que él era capaz de esto. 

¿Violaba las perimetrales, pero en silencio? 

Una vez se le acercó a tomarle una foto. Mi hermana le hablaba y le decía cosas como “dejame de molestar, hacé tu vida, ¿qué te pasa”. Él no respondía, se quedaba sentado. Incluso cuando le tomaba fotos. Los amigos también le tomaban fotos y le decían cosas y él se quedaba quieto y en silencio. Si la insultaba era virtualmente o le mandaba fotos obscenas o amenazas. Cara a cara nunca se atrevió. 

¿Supieron de otras mujeres acosadas por él?

Otra profesora de Antropología dijo que había sufrido el mismo acoso de este tipo, por mensajes. Ella era su profesora y estaba embarazada. Ella tuvo miedo porque los mensajes eran bastante turbios y hablaban de su bebé. Hizo la denuncia. Ella tuvo suerte porque él no volvió a molestarla nunca más. Pero cuando hizo las denuncias, a mi hermana no le dijeron nada, como que él no tenía antecedentes. 

También nos escribieron alumnas de ella que sabían del acoso. Cuando comienza esto, ella le avisa a las autoridades del terciario (Mark Twain) que Parada la esperaba afuera de clases. Ellos primero se solidarizaron de alguna manera. Pero cuando vieron que era algo grave, que ella cambió su número y cerró sus redes, se lavaron las manos y la despidieron. Decidieron cuidar a un alumno, una cuota, pero cuando ella se va, él también deja el terciario. 

¿Qué piden?

Queremos que la Justicia de Tucumán y el Estado se hagan responsables. Que saquen de su cargos a los funcionarios que en estos cinco años vieron a mi hermana entrar y salir de Tribunales, mes tras mes, año tras año. Que expliquen por qué no la ayudaron a pesar de las pruebas y las denuncias. Ni la Justicia ni el Estado hicieron nada.

Queremos que la familia de él también diga algo, porque mi hermana más de una vez fue a verlos acompañada por amigos. Al pedirle a la madre que por favor se fije que no salga, que hable con él, que le pida que no viole las perimetrales, le dijo que no era su problema, que era un chico grande ya, que además tenía problemas psiquiátricos, que ella no podía hacer nada. 

El hermano es un empresario muy poderoso en Tucumán. Cuando ella le contaba que su hermano se sentaba a mirarla por la ventana de su departamento, le decía cosas como: “pero por qué exageras tanto, si él debe estar enamorado de vos, si él no te hace nada, dejalo. Si tanto te molesta por que no te vas del barrio?”. Hasta con risas burlonas le respondía.

¿Hubo una marcha en Salta y Tucumán, se sienten acompañadas?

Fue muy movilizante y alentador, te reconforta un poco el alma. Nos escribió gente de todos lados. Aquí fueron cuatro cuadras de personas y, en Tucumán, me dijeron que fue más. 

Mas allá de que siempre fui a las marchas de Ni Una Menos por los femicidios, nunca me imaginé encabezar una. 

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