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Eugenia Krylov: “Mi familia vino a Salta después la II Guerra porque Ucrania era un polvorín. Hoy lo sigue siendo”

Jueves, 24 de febrero de 2022 09:30
Foto: Jan Touzeau
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Pocas horas desde que el presidente ruso Vladimir Putin había ordenado la invasión a Ucrania y cuando en todo el mundo no se hablaba de otra cosa que de esta guerra, Eugenia Krylov, miembro de una familia originaria de Kiev y radicada en Salta, dialogó con El Tribuno. Ella fue testigo de los resabios que dejó la Segunda Guerra Mundial y también de los sucesivos conflictos que vivió el país, ya que desde que se desmembró la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (la ex URSS) hubo sucesivos hechos bélicos al ser un lugar que Oriente y Occidente se disputan. También habla de la división de la población ucraniana, entre quienes se esperanzan con las promesas que le hace Europa y quienes sospechan que son solo “espejos” por lo que prefieren mirar hacia Moscú.

 

¿Estuvo en Ucrania en los últimos tiempos?
Sí, antes de la pandemia visité Kiev. Pude percibir en primera persona cómo todavía se vive el dolor del último conflicto con Rusia, de hace casi una década. Recorrí en ese momento cuatro o cinco cuadras de un monumento en homenaje a los caídos, donde la gente suele ir constantemente a llevar flores y a recordar a sus muertos. No es algo decorativo. Realmente es una situación y un dolor que permanece vivo en la conciencia de la población. Es conmovedor ver todos esos rostros y esas leyendas en las paredes.

 

 

Es evidente que la tensión bélica no representa una situación nueva...
Cuando mi familia llegó a la Argentina, después de la Segunda Guerra Mundial le preguntaron por qué habían elegido este destino y por qué abandonaba el país de origen. Mi papá les respondió, porque la zona era un verdadero polvorín. Buscaban la paz y la encontraron en Salta. Lamentablemente, creo que nada ha cambiado desde entonces. Ucrania fue el granero de Rusia y uno de sus principales abastecedores de carbón, es una zona con grandes recursos minerales y con una ubicación geoestratégica ansiada por todas las potencias mundiales. Por allí pasa gran parte del gas y el petróleo del planeta. Es por eso que se discutió históricamente si pertenecía a Polonia, luego a Rusia, si es independiente, si va a integrar la Unión Europea, etc. Evidentemente sigue siendo un polvorín, como a mediados del siglo pasado. Es muy triste.

 

¿El país representa entonces un botín para Occidente y Oriente?
Creo que sí. Estamos transitando tiempos de un reordenamiento económico y político brutal a nivel global, y esa región parece ser el campo de batalla. Ojalá que no lo sea, que las cosas se resuelvan por vía diplomática. Pero a estas alturas, no se sabe. Son momentos muy delicados. Tenemos una Rusia que ansía contar con Ucrania, que no se hace a la idea de una región que elija su propio destino, y a un Estados Unidos enormemente endeudado que pretende frenar el avance económico de China y teme un eje de este último gigante y Rusia. A esto se suman los aliados de ambos bandos. Sin duda vivimos por estos días en una enorme tensión mundial.

 

¿Existen regiones o sectores sociales prorrusos?
En Kiev, por ejemplo, pude notar las ansias de occidentalizarse con todas las promesas que desde la Unión Europea (UE) le vienen haciendo desde hace tiempo. Pero también hay gente que piensa que son espejos de colores, que Ucrania nunca dejará de ser el primo pobre en ese contexto. Sobradas muestras hay en la historia de este tipo de situaciones. Fuera de Kiev, también existen zonas prorrusas. Es muy complicado. Son cuestiones históricas. Hoy los conflictos rondan en torno del agua, las materias primas, los alimentos, la energía y las ubicaciones estratégicas, y se terminó el tema. Todo lo demás son excusas. Pobre pueblo ucraniano. Tengo familia todavía en Crimea. Dios los proteja. 

 

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