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La semana concluye con un fenómeno que no se registraba desde la gran crisis inflacionaria de 1989, cuando los precios subían día a día. Inclusive muchos productos sufrieron dos remarcaciones en la misma jornada. Si bien la inflación viene golpeando a las familias salteñas desde hace años, en estos últimos 5 días el proceso se aceleró y agravó la vulnerabilidad alimentaria de miles de familias.
La frase de la semana fue "por las dudas", para argumentar las subas en los precios de todo lo que se vendía. De esta manera aumentaron los precios de la coca (de coquear), de los sándwiches de milanesas, de los lácteos, de todos los alimentos secos, de los productos de limpieza y hasta del papel higiénico y las servilletas de papel. La yerba, el azúcar, el aceite, los electrodomésticos, el menú y el café subieron al ritmo que subía el dólar cuando llegó hasta los $290, aunque después no bajaron más y nunca más lo harán. Nadie sabe el precio de cada producto, o por lo menos desconocen a cuánto estarán dentro de dos días.
"No me quieren vender huevos los mayoristas porque no hay precio. Yo tendría que vender el maple a no sé cuánto para reponer la mercadería. Hoy la dejó a 500 pesos, pero no sé si mañana me venderá el mayorista ni a qué precio", dijo el martes una vendedora de Pablo Saravia. El viernes costaba 400 pesos, el lunes abrió la semana a $450 y el martes trepó a los 500. Así siguió subiendo toda la semana. El queso cremoso mayorista también subió paulatinamente desde los 600 hasta los 800 pesos desde el lunes hasta el viernes. Eso sería casi una suba del 30 por ciento en una semana y casi todos los aumentos fueron en torno de esos porcentajes.
En ese panorama muchos de los salteños que tenían algo de dinero salieron a aprovechar las ofertas publicadas de los supermercados y mayoristas. Colas de clientes comprando al por mayor productos que aumentarán en el corto plazo.
Quienes no tienen la disponibilidad de dinero aguantan como pueden.
"Esta semana se nos volvió imposible comprar las frutas y verduras, pero no es porque haya subido eso, sino que los alimentos secos subieron. El aceite mezcla se fue a 400 pesos, el de girasol ya ni lo vemos. Hasta los pallets subieron", dijo Fernanda, de un comedor comunitario en la populosa Villa Floresta.
A ella le afecta más la suba de los alimentos porque tiene a 300 niños que regularmente van a buscar comida, pero además tiene a 56 abuelos. Ahora bien, los pallets son importantes porque con eso cocinan. Una tarima cuesta hoy 400 pesos y la semana pasada costaba 300. Ella necesita dos por día y ese aumento le resta para otras cosas. Entonces los niños y niñas, abuelos y abuelas, dejan de comer frutas y verduras.
Fernanda afirma que "la Municipalidad y una fundación nos ayudan con alimentos secos, pero yo no puedo darles guiso todos los días. Entonces salimos a cambiar la sémola por verduras. Luego hacemos rifas o loterías para comprar el queso, que está tan caro y que sigue subiendo. Con eso hacemos un día pizza y los chicos saltan de alegría. Eso no debería ser así en un país con tanto alimento", dice y se corta en llanto.
Donde también duele la realidad es en los mercados, en donde volvieron a aparecer los niños y adultos de la tercera edad buscando frutas y verduras de descarte. Se volvieron parte de la postal urbana salteña las personas que revuelven la basura buscando comida. Un gastronómico solidario del Cofruthos dijo que volvieron las personas a pedir comida.
En el interior
El Tribuno también indagó a la exdiputada nacional Alcira Figueroa sobre la situación en el norte provincial, ya que ella reside en Hipólito Yrigoyen, muy cerca de Orán.
"Las frutas y verduras se mantuvieron estables. La zona es productora y creo que hubo una conciencia social sobre las consecuencias de subir los precios. Pero los supermercados subieron toda la semana los precios y los comercios chicos también. Los súper son cadenas nacionales, pero los comerciantes locales también subieron por las dudas, dijeron. Aumentaron las carnes, los lácteos y harinas pero, sobre todo, los productos de limpieza. Suben los precios todos los días, sin importarles nada, es como que no les importa vender porque lo mismo aguardan para ver cómo quedan los precios", informó Figueroa.
Pero el golpe no fue solo para las personas con bajos ingresos.
Precios y salarios
Los salarios quedaron cortos para tantos días del mes.
Lo que sucedió es que las familias con ingresos medios salieron a "stockearse" para todo el mes, como una estrategia de ganarle a la inflación, y quedaron con poco dinero para lo que queda del mes, que recién comienza.
"Son muchas las familias que comenzaron a venir desde el lunes para aprovechar las ventas que ya teníamos publicadas desde el viernes de la semana pasada y que no podemos cambiar. Entonces entre el lunes y miércoles tuvimos un boom de ventas de productos que ahora no sabemos a cuánto lo van a remarcar desde las casas centrales", dijo un gerente de un mayorista.