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A la catarata de aumentos desmedidos en los precios de alimentos y electrodomésticos, le siguieron las remarcaciones sobre la ancestral hoja de coca, a la que la renuncia del ministro de Economía Martín Guzmán y de su equipo, parecen haber afectado de manera directa.
En ese sentido, una kiosquera de zona sur al ser consultada por el insólito aumento fundamentó: “Bueno, se fue el ministro de Economía había que subir el precio, por las dudas. Usted vio”.
Este razonamiento elevó el cuarto kilo de calidad intermedia prensado, de 1.300 a 1.600 pesos. Es decir, tuvo casi un 25% de incremento en 48 horas. En otras presentaciones, como la "común", “hojeada”, “machucada” y “sele (seleccionada)”, las remarcaciones fueron aún mayores.
Lo cierto es que la hoja de coca deja ver su extrema volatilidad frente a toda las variables económicas y de la vida cotidiana, ya que tiene acostumbrados a sus consumidores a incrementos en su cotización por la crecida de los ríos, los conflictos políticos en Bolivia, el precio del dólar blue, las tarifas de los servicios, los vaivenes de la política de cabotaje y las elecciones, entre otros factores.
La especulación en Salta está a la orden del día. Lejos quedaron los tiempos en que el coqueo era una tradición arraigada entre los hombres de campo y en las clases populares. Hoy se ha vuelto casi privativa de las billeteras más abultadas, ya en la pandemia hubo una merma importante de su consumo por los elevadísimos precios. Ahora, muchos piensan en abandonar definitivamente la milenaria costumbre andina.