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Pan de Vida, es un comedor que atiende a 250 chicos y acompaña a las madres a buscar una salida

Este sábado, el personal de la redacción y administración de diario El Tribuno llegó hasta el comedor con la donación de los alimentos que se lograron juntar durante la semana y así se sacaron algunas sonrisas, además de conocer las necesidades de un grupo de mujeres de La Silleta.  
Domingo, 29 de octubre de 2023 17:12
Foto: Pablo Yapura
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Ubicado en el pueblo de La Silleta, el comedor Pan de Vida, asiste a las mujeres de la zona y a sus hijos, desde hace 13 años. Hace una semana, El Tribuno entró en contacto con Jimena Calafiore, la impulsora de este espacio. La idea central era charlar sobre las necesidades de los comedores, cómo cambiaron las cosas en los últimos meses. 
Esa semana, Jimena había tenido una mala semana. Un par de niños, se habían acercado con sus recipientes a pedir un plato de comida, y las raciones no habían alcanzado. Y esta mujer, junto al grupo de madres que la ayudan en esta tarea de buscar una salida -para los que creen que no la tienen- se derrumbaron. No poder darle a un niño de comer, duele. Duele más que cualquier otra situación de la vida.

 

Campaña en la redacción


Con mensajes de texto y flyer, los trabajadores de la redacción y administración de El Tribuno se pusieron en contacto, no importaron los horarios cruzados, todo se coordinó. En forma natural salieron las encargadas de recibir las donaciones, y se logró armar cajas con fideos guiseros, tallarines, sémola, arroz, azúcar, cajas de té, galletas, aceite, durazno al natural, harina y una mayonesa. Sí, una mayonesa que abrazaron en medio de las carcajadas, porque hace meses que no la prueban. 

Foto: Pablo Yapura

Este domingo, un vehículo partió con las cajas y llegó a La Silleta. En la cocina de Pan de Vida, un grupo de cuatro mujeres elaboraban los bizcochuelos para el desayuno de este domingo. Todo batido a mano. En otro mesón, aprovechando el fresco del atardecer, un colaborador que pasa sus 70, cortaba y pelaba el zapallo para el puré del plato principal del almuerzo para 270 chicos. 

Foto: Pablo Yapura

“Conseguí la donación de patitas de pollo. Así que este domingo servimos las patitas con puré de zapallo, y ensalada de lechuga y tomate, que también nos donó una vecina, Paulita, que siempre nos trae verduras. Y ahora será también arroz”, expresó Jimena, con una sonrisa que salía por los ojos. 

Foto: Pablo Yapura

Madres, hijas, hermanas, todo al mismo tiempo

En la cocina de Pan de Vida, además de Jimena estaba el grupo de mujeres que, por turno, le tocaba trabajar este fin de semana. 
Magalí tiene 22 años, conoció a Jimena hace 14 años. Siempre estuvo en el comedor. Llegó con sus hermanas y con sus tías. En Pan de Vida aprendió a cocinar y hoy recibe la ayuda para guiar y sacar adelante a sus hijos. Tiene dos niños, uno de 6 años y una bebé de 10 meses, que se encuentra en canal 2 de desnutrición. “Siempre me faltaron las cosas, pero ahora trato de que a mis hijos no les falta nada pero es difícil”, expresó Magalí, de pronto sobrepasada por sus emociones. Las lagrimas, que a veces se guarda, salieron al reconocer el aporte que hace su cuñado. “Es el único que trabaja en la casa. Ahora Jimena nos ayudó a formar un grupo de limpieza y hacemos esas tareas en casa particulares. Es una gran ayuda”, dijo Magalí, tratando de respirar hondo. 

 

 

 

 


Clara tiene 24, es mamá de tres niños de 9, 7 y 5 años. También aprendió a cocinar y ahora es a la que mejor le salen los bizcochuelos. En esta época, Clara trabaja en la cosecha del tabaco con la temporada y cuando esto pase, buscará otro empleo. Hace 11 años que es parte del comedor. 

Foto: Pablo Yapura

 

Faby tiene 27, y también hace más de 10 años que llegó al comedor. Tenía 16 cuando llegó de Colonia Santa Rosa, acompañanado a su esposo. Al año,ya tuvo hijos y desde entonces es parte de Pan de Vida. "Con Jimena aprendí a hacer de todo. Ella me enseño a cocinar y lo que mejor me salen son los ñoquis", expresó la joven, que recordó que no hace mucho preparó 9 kilos de papa de ñoquis. 

"Nos donaron las papas y no sabíamos que hacer, y entonces pensamos en los ñoquis", recordó Jimena que busca todas la vueltas posibles para que los niños de comedor tengan los domingo, un plato de comida especial. Distinto al que pueden llegar a tener en la semana, pero además lleno de colores, de amor. Porque todo sale más rico si se hace de corazón. 

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