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El embarazo adolescente es una problemática sociosanitaria desde hace años. No obstante, en Salta se ve un descenso, que especialistas aseguran que, en parte, se debe a la Educación Sexual Integral (ESI).
Según estadísticas de Supervisión Salud Adolescente que depende de la División Materno Infantil del Ministerio de Salud, la tasa de fecundidad de 15 a 19 años cada mil habitantes en Salta era de 66,2 en 2018; en 2019 bajó a 46,8; en 2020 quedó en 38,3; en 2021 bajó a 37, y en 2022, a 33,9. No obstante, Salta sigue por arriba de la tasa nacional, que en 2021 fue de 27 y en 2020, quedó en 30.
Ileana Fernández, responsable del área, informó que en el 2021 fueron 2.353 adolescentes de 15 a 19 años que fueron madres (una tasa de 37 puntos) y que el año pasado descendió en dicha franja a 2.115 (tasa de 34 puntos). Esto representó un descenso de más de 200 embarazos de un año a otro.
Además, en ese registro se informó que la curva de embarazos en niñas de 10 a 14 años también viene en descenso. La tasa cada mil habitantes fue de 3 en 2018; 2,4 en 2019: 1,4 en 2020, el año de la pandemia; 1,5 en 2021; y 1,4 en 2022.
En cantidades se pasó de 197 en el 2017, a 185 en el 2018 y 150 en el 2019. Respecto a los últimos dos años, Fernández indicó que mermó en 10 casos: pasó de 98 (tasa de 1,5) en el 2021 a 88 (tasa de 1,4) en el 2022. La funcionaria remarcó que en el 2018 en niñas de 10 a 14 la tasa era de 3 puntos.
Mientras que en lo que va del año los registros serían similares a los del año pasado: a julio, se registran 44 niñas de entre 10 a 14 años embarazadas.
Fernández indicó que si bien desde el 2017 se trabaja con una guía, en septiembre se presentará un protocolo que sirva de pasos a seguir para los efectores de salud que atiendan a niñas menores de 15 años embarazadas. "Acelera esos circuitos", advirtió. Sobre el abordaje, aclaró que legalmente todo embarazo de una niña menor de 13 es "vulneración de derecho" y agregó que "no es fácil abordar estos casos porque no se puede preguntar directamente si fue abusada". Esta complejidad aseguró que es uno de los motivos de la falta de registros sobre abuso sexual a "nivel provincial y nacional".
Fernández precisó que se consulta si "el embarazo es producto de una relación consentida, la edad del padre y realizamos las consejerías en opciones", indicó en referencia a la posibilidad de "interrumpir el embarazo , los riesgos, y la red disponible". Además, señaló, se le notifica el caso a la justicia, "pero no lo hacemos compulsivamente, sino que también hablamos con los padres", aclaró.
Más allá del descenso, la capital y el norte provincial continúan siendo las regiones con más embarazos adolescentes registrados. Aunque se advirtió que en el sur, en Anta, "se ven más embarazos de niñas de 10 a 14 años".
Si bien se advierte un descenso, Salta continúa entre las provincias con mayor tasa de fecundidad adolescente. "Seguimos entre las cinco a nivel nacional", reconoció Fernández.
A partir de un informe de Unicef sobre datos del 2015, Salta se ubicó entre las cinco provincias con más madres adolescentes del país. Salta tuvo una tasa de fecundidad de 2,85 y quedó quinta por detrás de Chaco (5,17), Formosa (4,67), Misiones (3,71) y Corrientes (3,19).
Florencia Sánchez, directora del OVCM (Observatorio de Violencia Contra la Mujer), aseguró que el descenso de embarazos adolescentes tiene que ver con la aplicación de la ESI (Educación Sexual Integral) y otras políticas públicas como las consejerías. Sin embargo, Sánchez destacó que "por otro lado sigue estable en la región por mucho abuso sexual, y cuestiones que tienen que ver con género como la presión entre pares o la falta de información" .
Refuerzo
La directora reflexionó que aún falta fortalecer la aplicación de la ESI y tener mayores recursos para que se realice un mejor monitoreo, equipos de investigación y campañas de difusión para que se "garantice el derecho de acceso a la información".
Consultada sobre la pobreza como uno de los factores que influyen en el embarazo adolescente, Sánchez aseguró que no es un determinante, aunque destacó que sí " incrementa la desigualdad porque un embarazo no planificado en la adolescencia incrementa las posibilidades de tener un segundo o tercer embarazo antes de los 20 años. Esto repercute por sobre todo a las mujeres, en más precariedad, en menos posibilidad de terminar el secundario, por ejemplo", explicó.
Embarazos y abusos en las comunidades originarias
Respecto al descenso que se registra en embarazos adolescentes a nivel provincial, destacan que si bien la Capital y el norte son las zonas de mayor injerencia, la reducción se debe leer de manera parcial. Advierten que en las comunidades originarias los embarazos adolescentes no ceden por diferentes motivos.
"Se habla de un descenso desde el 2017, pero en las comunidades originarias hay un abismo", advirtió Irene Cari, del Foro por la Igualdad de Oportunidades.
Según indicó la militante que promueve un "feminismo intercultural", las mujeres originarias se están organizando para poder llevar sus propios registros ante diferentes fallas de las actuales estadísticas. "Intentan proteger las infancias", destacó.
Cari explicó que en muchos casos las adolescentes no llegan a ser registradas por el sistema de salud porque no llegan ni a los nosocomios. "Muchas veces no van a parir al hospital o a veces llega el agente sanitario y las registra, pero cuando regresa para el control ya no está esa adolescente y la pregunta es: ¿dónde está?", resaltó
En cuanto a los abusos sexuales a las niñas originarias, destacó que es muy difícil llevar un registro porque cuando se denuncia no se le da curso judicial ni tampoco logran visibilidad en los medios. Mientras que otros no se denuncian por presión de la comunidad. "Me pasó ver que no se denuncie la violación de una chica de 16 años de la comunidad Carboncito por presión de la propia comunidad", lamentó. Aunque a la par aclaró que lo que comúnmente se dice "chineo" para las propias comunidades tiene otra "connotación, y es una violación".
Cari pidió que las políticas públicas de prevención se refuercen en las comunidades donde hay "matrimonios precoces, abuso sexual de infancias, y desapariciones".
Por su lado, Florencia Sánchez, directora del OVCM (Observatorio de Violencia Contra la Mujer), consideró la necesaria "mirada interseccional e intercultural", ya que destacó que "la tasa ( de embarazos adolescentes) tiene que ver también con una matriz cultural que legitima violencias y formas de exclusión".
La directora pidió que no solo haya mayores campañas de difusión, sino que además haya más material de difusión de Educación Sexual Integral que tenga una " mirada intercultural que reconozca las prácticas ancestrales, la forma en que las comunidades visualizan los vínculos humanos".