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El pasado 2 de octubre se conmemoraron 155 años del nacimiento, en la región de Gujarat, India, de Mohandas Karamchand Gandhi, más conocido como Mahatma Gandhi, el mayor pacifista desde Jesucristo.
Su imagen y su política de paz se acrecientan en estos días, en franca contradicción con la realidad de este mundo actual, convulsionado por guerras, con el azote de una violencia descontrolada por las ambiciones y el poder.
Si, ese poder económico desenfrenado, que supera con creces a cualquier otro tipo de poder, incluso el político y hasta el religioso en sus épocas de mayor esplendor.
Para el dinero todo vale y todo lo justifica, en las antípodas del pensamiento de Ghandi, pensamiento que podemos condensar en las frases que fue sembrando a lo largo de su vida y que ha legado a la humanidad.
Gandhi estudió derecho en Inglaterra y luego regresó a su país para luchar por los derechos de los hindúes y la independencia del país donde nació, la India. Una de sus ideas principales era la resistencia no violenta, o "satyagraha", que proponía la resistencia pacífica y la desobediencia civil como herramientas para lograr el cambio social y político. Creía firmemente en la no violencia como medio para resolver conflictos y defender los derechos humanos.
Una de sus frases: La no violencia requiere de doble fe, Fe en Dios y Fe en el hombre. Lamentablemente la Ley del Talión ha retomado vigencia en este siglo XXI, "ojo por ojo, diente por diente" es la imagen que nos muestran los conflictos en Oriente medio, retrotrayéndonos a la idea de una revancha sin fin.
A ello Ghandi respondía: ojo por ojo, y todo el mundo quedará ciego.
La humanidad debe dejar de usar la agresión, la venganza y el odio como forma de lenguaje.
Gandhi también abogaba por la igualdad racial y de género, la eliminación de la discriminación social y la promoción de la paz a través del diálogo y la reconciliación. Fue un defensor de la autosuficiencia y la simplicidad, viviendo una vida simple y austera en comunidades rurales.
Debió enfrentar la violencia interna de su propio pueblo conformado por dos etnias enfrentadas, la musulmana y la hindú. Una huelga de hambre que lo tuvo al borde de la muerte fue el camino elegido por este hombre para erradicarla.
Su liderazgo pacífico y sus acciones de resistencia no violenta inspiraron a millones de personas en todo el mundo, convirtiéndose en un símbolo de la lucha por la libertad, la justicia y la igualdad.
Gandhi fue asesinado el 30 de enero de 1948 por un extremista hindú, pero su legado y sus ideas perduran hasta el día de hoy, influyendo en movimientos sociales y políticos en todo el mundo.
Conocer su vida nos lleva a la reflexión y nos aporta una enseñanza para el transcurrir de nuestros días, la búsqueda de la paz como premisa en la evolución del ser humano.
Él siempre decía: No hay camino hacia la paz, la paz es el camino.
Pocos meses antes de ser asesinado, le pidieron que resumiera su mensaje para el mundo. "Mi vida es mi mensaje" escribió en un papel, en silencio.
Gandhi fue inspiración de otros grandes líderes pacifistas del siglo XX como Martin Luther King y Nelson Mandela.
Tal vez Dios nos envió a este hombre, casi dos mil años después de habernos entregado a su hijo, para recordarnos una vez más su amor eterno y la necesidad de que el amor sea el rector de nuestros actos y nuestra vida toda.