¿Quieres recibir notificaciones de alertas?

Su sesión ha expirado

Iniciar sesión
2 de Julio,  Salta, Centro, Argentina
PUBLICIDAD

¡Un presidente no es un influencer!

Martes, 18 de febrero de 2025 01:36
Alcanzaste el límite de notas gratuitas
inicia sesión o regístrate.
Alcanzaste el límite de notas gratuitas
Nota exclusiva debe suscribirse para poder verla

"¿Entienden que $LIBRA de Milei ya vale más que muchísimas compañías argentinas?". "Nunca soñé estar vivo mientras mi Presidente largaba una meme-coin. Qué hermoso todo", escribió Ariel Sbdar -fundador de Cocos Capital- en X. "Si quieren timbear el cripto token $LIBRA no hay problema, procedan. Pero tengan cuidado. Hubo de Trump, de Melania, y varios países africanos estas semanas. En todos los casos los inversores perdieron plata. Ojalá este sea diferente" terminó Sbdar; uno de los primeros en hacerse eco de la noticia de la promoción de la criptomoneda por parte del presidente. Timbear; qué palabra más fuerte. Más cuando involucra -de manera directa- al presidente de la Nación.

"La Argentina Liberal crece!!! Este proyecto privado se dedicará a incentivar el crecimiento de la economía argentina, fondeando pequeñas empresas y emprendimientos argentinos. El mundo quiere invertir en Argentina. $LIBRA", publicó Milei en X con un tweet fijado -el viernes a la noche-, junto a un enlace al proyecto en el cual se promocionaba el token. $LIBRA es una moneda virtual que carece de todo sustento en la economía real; una moneda digital que funciona dentro de una red basada en tecnología blockchain y que vale sólo por las expectativas sobre su valor que se genere en la gente.

Al momento de escribir esta nota, la página Bubblemaps -una aplicación para el análisis de activos cripto-, informa que más del 80% del activo se concentró en sólo cinco billeteras virtuales mientras muestra una leyenda que dice: "este token ha sido reportado como envuelto en actividades sospechosas. Por favor, operen con precaución".

Para dimensionar volúmenes, pocos minutos después del mensaje presidencial se transaccionaron 1.500 millones de dólares y el token $LIBRA llegó a una capitalización de mercado de 4.000 millones de dólares. Se estima que los tenedores originales se hicieron de algo entre 87 y 107 millones de dólares, antes de retirarse y dejar con pérdidas totales al resto de los inversores.

A la medianoche Milei se desdijo: "Hace unas horas publiqué un tweet, como tantas otras infinitas veces, apoyando un supuesto emprendimiento privado del que obviamente no tengo vinculación alguna. No estaba interiorizado de los pormenores del proyecto y luego de haberme interiorizado decidí no seguir dándole difusión (por eso he borrado el tweet)".

Confieso que -aún sin dolo-, sorprende la torpeza presidencial. Primero, porque Milei es economista: no le pueden resultar desconocidos los opacos mecanismos de las criptomonedas; ni los efectos de un mensaje suyo ante algo así.

Segundo porque, a esta altura de la vida digital, son conocidas las experiencias de la meme-coin $TRUMP y de DOGE, por ejemplo, que han sufrido variaciones por posteos intencionados de Elon Musk. Eso sin mencionar las incontables y frecuentes estafas que se denuncian a diario en el mundo cripto. Tercero, porque en 2021 -siendo diputado-, Milei ya había sido objeto de fuertes críticas por haber recomendado activos cripto; en aquel caso de la empresa CoinX.

Pero, ante un "error honesto", ¿por qué no asumirlo? ¿O eso sería admitir ignorancia y negligencia en partes iguales -como mínimo-; más la contingencia de tener que salir a resarcir a los afectados? Se calcula que hay cerca de 50.000 damnificados tras la recomendación presidencial.

En vez de reconocer el error, Milei salió al ataque -como es su estrategia habitual-: "A las ratas inmundas de la casta política que quieren aprovechar esta situación para hacer daño les quiero decir que todos los días confirman lo rastreros que son los políticos y aumentan nuestra convicción de sacarlos a patadas en el culo", dijo; también con su violencia habitual.

La defensa oficial trata de establecer que su actividad como "influencer" corre por un carril separado al de su actividad como presidente de la Nación. Entre los sobreactuados funcionarios públicos que salieron a defenderlo, la siempre exagerada Patricia Bullrich dijo: "Lo que pasó anoche fue como una bomba atómica para tratar de bajar al Presidente de un hondazo. Es una cosa increíble pedir un juicio político por un tuit. Milei consideró que había ciertos inversores que le hacían bien al país y sacó un tuit. Ese tuit tuvo solo la intención de mostrar cómo se podían financiar pequeñas empresas, después cada uno toma su decisión".

Se equivoca el presidente de la Nación -y sus funcionarios- si de verdad cree que sus posteos pueden ser tomados como los de un "influencer" más; o que esa actividad no queda por completo agigantada por su investidura presidencial.

Y se equivoca Bullrich. La forma de financiar de manera genuina y sustentable a las pequeñas y medianas empresas es con planes y políticas serias de desarrollo industrial; no con mensajes en redes sociales que auspician una timba financiera basada en monedas virtuales opacas, volátiles, de altísimo riesgo y de dueños desconocidos.

El episodio es grave y penoso por donde se lo mire ya que desacredita al presidente en el único tema que se supone que domina, al tiempo se gana un lugar en la calificación de "econochanta"; un término que Milei utiliza como un insulto dirigido a sus colegas que lo critican. Quizás sea hora de que Milei se dedique más a robustecer su investidura presidencial y menos a su rol de "influencer"; rol para el que nadie lo eligió. No-fin.

PUBLICIDAD
PUBLICIDAD
PUBLICIDAD
PUBLICIDAD
PUBLICIDAD