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Notable. Javier Milei hizo lo que sabe hacer mejor: insultar y culpar a sus enemigos -reales e imaginarios- hasta por sus propios errores; tirar bombas de humo a diestra y siniestra; y mostrar similitudes ideológicas donde no las hay.
La semana pasada viajó a Estados Unidos -en un viaje oficial- para presentarse en la Cumbre de la Conferencia de Acción Política Conservadora (CPAC, por sus siglas en inglés); el foro conservador más antiguo de los Estados Unidos. El viaje -seamos honestos-, no dejó ningún anuncio, avance o resultado concreto y tangible para el país. Además, ocurrió en el peor momento de la presidencia libertaria en medio del escándalo por la estafa de la criptomoneda $LIBRA "difundida" por el presidente de la Nación. La misma de la cual diría, luego, "es como el que juega a la ruleta rusa y le toca bala".
Al encontrarse con Elon Musk, el presidente lo abrazó con una efusividad y un entusiasmo que personas normales sólo reservan a sus amigos más antiguos y entrañables; antes de regalarle una motosierra "intervenida" por un artista local. Más claro: se contrató a un artesano local para que interviniera "de manera artística" una motosierra comercial con toda la simbología libertaria vernácula y la enfundara en una caja especial; caja que fue embarcada a Estados Unidos como parte de la comitiva oficial. Cualquier parecido con los diarios que la faraona egipcia se hacía llevar a Santa Cruz en vuelos oficiales de Aerolíneas Argentinas "pagados con la nuestra" no es coincidencia. Quizás esté confundido, pero no encuentro diferencia conceptual entre una cosa y la otra. Parece que comienza a ser norma luchar contra la "inmunda casta" adoptado los aborrecidos modos de la "inmunda casta" que se pretende combatir.
Bochorno
La conducta bochornosa de ambos a lo largo de esa entrega -repetida incontables veces para las fotos-, banaliza algo que no se debería banalizar; ni ellos ni nosotros. La motosierra simboliza un acto de barbarie; de destrucción; de rotura. De idiotez social. Es la señal del más puro barbarismo -acá y allá- en el poder.
El kirchnerismo -ese que malversó cada política de estado; cada noción de derecho correcta; cada idea de sana normalidad y civilidad- acá; y los abstrusos woke allá; lo destrozaron todo. Es una verdad insoslayable e ineludible. Pero profundizar la destrucción de lo poco que queda en pie no es el camino. Una motosierra no construye; persiste en la destrucción. Se regodea en ella. La banaliza e invisibiliza los restos de la destrucción -material, social y humana- que dejan detrás. La motosierra instala una noción de "orden" perversa; tan insana como la anterior. Explicita una nueva forma de hacer política: "al wokismo, más wokismo". Instala una caída a un abismo insondable. "A la barbarie más barbarie" gritan Musk y Milei motosierra en alto. Riéndose. Festejándolo.
Ya en la conferencia, en medio del discurso de Milei, sonó su teléfono; interrumpiendo su discurso. Desde la comitiva le dijeron que el ruido lo generaba su celular; aparato que transmitía la señal en vivo por Instagram. La comitiva, ¿no es capaz de silenciar un teléfono? Ni lerdo ni perezoso, envuelto en ese traje mágico de teflón al que nada se le pega -nunca-; Milei dijo que la llamada era intencional y que buscaba interrumpir su mensaje.
"Siempre hay un imbécil mal nacido, que sabe que está interrumpiendo la charla; Argentina es así, tiene un montón de cabezas de termo", dijo. Y luego explicó que él los llamaba también "cabeza de pulpo". "¿Saben por qué? Porque los pulpos tienen el sistema digestivo en la cabeza, por lo tanto, tienen excremento en la cabeza", se contestó a sí mismo con expresión risueña; imaginándose gracioso.
Parece imposible lograr que Milei separe al panelista grosero, incontenible, rudo, burdo y chabacano de la manchada investidura presidencial. ¿Acaso no se da cuenta de que, como presidente de la Nación, está llamando "cabezas de termos" y "cabezas de pulpos con la cabeza llena de excremento" a una parte de las personas a las que debe representar, dirigir y liderar?
Pedir perdón
¿No hubiera sido más fácil, acaso, decir "perdón, me olvidé de silenciarlo" en lugar de esa injustificable bocanada de insultos impropios de un presidente de la Nación respecto de gente que forma parte de su propio país? ¿No hubiera quedado mucho mejor? Cada día es más evidente lo mucho que lo dominan sus tremendas limitaciones de carácter, emocionales e intelectuales.
Ante los insultos algunos rieron, otros callaron. Edmund Burke escribió que "para que el mal triunfe sólo se necesita que los hombres buenos no hagan nada". En la escuela primaria al menos alguien le hubiera retrucado con el infaltable "el que lo dice lo es". Haber envejecido no nos mejoró.
Del viaje sólo quedó su tan buscada foto junto a Trump. Paradójica porque ni Trump piensa como Milei, ni Trump piensa como Milei cree que piensa Trump. Suena a trabalenguas; no lo es. Seguir buscando congraciarse con ese señor y con su administración no me parece la mejor estrategia; menos entendiendo lo que es y representa Trump. O sabiendo que Musk apoyó y financió a la fuerza filonazi AfD; segunda en los comicios alemanes. Cada vez veo más cabezas de pulpo vestidas con traje de teflón en el poder. Así nos irá; aquí y allá.