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El cambio climático y la catástrofe de Bahía Blanca

Domingo, 16 de marzo de 2025 02:47
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El estudio del clima a lo largo de la historia nos permite comprender los patrones de variabilidad climática y prever posibles escenarios futuros. Los eventos hipertermales del pasado han sido identificados como análogos del cambio climático actual, proporcionando una base científica para analizar sus impactos.

En este contexto, el temporal catastrófico que afectó a Bahía Blanca el 7 de marzo de 2025 plantea una cuestión clave: ¿qué papel desempeña el cambio climático en la intensificación de estos eventos meteorológicos extremos? La ciencia ha demostrado que el calentamiento global, impulsado por el aumento de gases de efecto invernadero, está modificando los patrones climáticos y aumentando la frecuencia e intensidad de fenómenos extremos.

Este artículo examina la relación entre el cambio climático y el desastre ocurrido en Bahía Blanca, analizando los factores meteorológicos que contribuyeron al evento y la necesidad de fortalecer las estrategias de adaptación y mitigación.

El Cambio climático impacta en eventos extremos

La evidencia científica indica que el mundo se está calentando a un ritmo sin precedentes. En el último siglo, la temperatura media global ha aumentado aproximadamente 1,2 °C debido a la actividad humana, principalmente por la emisión de gases de efecto invernadero como el dióxido de carbono (CO ) y el metano (CH ). Este incremento térmico altera el equilibrio climático del planeta y se traduce en cambios significativos en los patrones de precipitación, evaporación y circulación atmosférica.

En el caso de Argentina, se ha observado un aumento del 10% en las precipitaciones desde 1960, con un incremento notable en la intensidad de lluvias extremas. Estos eventos son el resultado del forzamiento radiativo positivo, un proceso en el cual el exceso de calor atrapado en la atmósfera intensifica la evaporación y, en consecuencia, la formación de tormentas más severas.

Lo que pasó en Bahía Blanca

El 7 de marzo de 2025, Bahía Blanca y la localidad de Cerri fueron impactadas por una tormenta de lluvias torrenciales que dejó un acumulado de 300 mm en solo 8 horas. Esta cifra superó ampliamente la media histórica de 80 mm para el mes de marzo, desencadenando inundaciones de gran magnitud, que de alguna manera pueden las inundaciones de Santa Fe (2003) y La Plata (2013).

Las principales consecuencias fueron:

* Pérdidas humanas y evacuaciones: Al menos 16 personas fallecieron, dos niñas fueron reportadas como desaparecidas y más de 1.500 residentes tuvieron que ser evacuados.

* Colapso de la infraestructura urbana: El Hospital Interzonal Dr. José Penna sufrió inundaciones en su área de neonatología, obligando a evacuar a los recién nacidos. Varias rutas de acceso a la ciudad quedaron intransitables y se implementaron cortes preventivos de energía eléctrica.

* Impacto social y solidaridad internacional: La tragedia generó una gran respuesta de apoyo, tanto a nivel nacional como internacional. Incluso figuras reconocidas, como Lionel Messi, expresaron sus condolencias y solidaridad con las víctimas.

El papel de la sudestada en la catástrofe

Si bien el principal desencadenante del desastre fue la lluvia extrema, la sudestada actuó como un factor amplificador de sus efectos, máxime teniendo en cuenta que la ciudad se ubica en la cuenca inferior del arroyo Napostá aumentando su vulnerabilidad. Este fenómeno, caracterizado por vientos intensos del sudeste, tuvo un impacto clave en la evolución de las inundaciones:

1. Dificultades en el drenaje del agua: La sudestada elevó el nivel del estuario de Bahía Blanca, bloqueando el drenaje natural de los canales y aumentando el anegamiento urbano.

2. Desborde de cuerpos de agua: La imposibilidad de evacuar el caudal acumulado provocó el colapso de los sistemas de drenaje, intensificando la inundación en las zonas bajas.

3. Daños por vientos intensos: Ráfagas superiores a 80 km/h causaron la caída de árboles y postes, agravando los daños materiales y dificultando las tareas de rescate.

La urgencia de la adaptación urbana

El temporal de Bahía Blanca no solo expone la creciente vulnerabilidad de las ciudades ante el cambio climático, sino que también subraya la necesidad de desarrollar estrategias de adaptación y mitigación más efectivas.

Entre las principales acciones necesarias destacan:

* Mejoras en infraestructura pluvial y drenaje urbano: La ampliación y modernización de desagües puede reducir significativamente el riesgo de inundaciones.

* Planes de respuesta ante emergencias climáticas: La capacitación de organismos oficiales y la planificación estratégica son esenciales para minimizar el impacto de futuros eventos.

* Reducción de emisiones y sostenibilidad urbana: La adopción de políticas que promuevan energías limpias y eficiencia energética es clave para mitigar el cambio climático a largo plazo. La catástrofe de Bahía Blanca debe servir como un llamado de atención para reforzar la resiliencia climática de las ciudades, asegurando que estén mejor preparadas para enfrentar los desafíos que traerá el clima del futuro.

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