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La alarma se encendió en el corazón de Caballito, uno de los barrios más densamente poblados de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Un adolescente de 16 años fue detenido luego de que el FBI alertara sobre un perfil en redes sociales que anunciaba la intención de cometer un tiroteo en su antigua escuela. En su departamento, los agentes de la Policía Federal encontraron un arsenal casero, mensajes con apología al nazismo y un cuaderno con el paso a paso del ataque que planeaba ejecutar este mes.
Un informe del FBI que llegó a tiempo
El operativo se inició tras un reporte internacional del FBI dirigido a la Unidad Fiscal Especializada en Ciberdelincuencia (UFECI), a cargo del fiscal Horacio Azzolín. El organismo estadounidense había detectado en la red social X (ex Twitter) un perfil desde el que se publicaban amenazas explícitas de llevar a cabo una masacre “al estilo Breivik”, en alusión al extremista noruego Anders Breivik, autor del atentado de 2011 en Noruega que dejó 77 muertos.
En apenas una semana, los investigadores rastrearon la identidad del usuario y llegaron a un edificio de la avenida Juan Bautista Alberdi al 1600, donde vivía el adolescente con su familia. Allí se desplegó un allanamiento que dejó al descubierto una inquietante escena.
Réplicas de fusiles, bombas molotov y símbolos neonazis
Entre sus pertenencias se hallaron réplicas de fusiles con inscripciones de tiradores célebres como Brenton Tarrant (responsable del atentado en Nueva Zelanda en 2019), el propio Breivik, y Rafael Solich, el joven que en 2004 protagonizó la tragedia de Carmen de Patagones.
Los agentes también encontraron armas blancas, gas pimienta, balas de goma para airsoft, empuñaduras, cargadores, una mira telescópica, y varios envases listos para fabricar bombas molotov.
Junto a ese material había parches y banderas con simbología neonazi, calaveras y soles negros -símbolo del supremacismo blanco-, además de insignias del Frente Patriótico estadounidense, un grupo extremista de ultraderecha.
Un plan escrito con precisión perturbadora
Pero lo que más estremeció a los investigadores fue el hallazgo de un cuaderno con el plan detallado del ataque. Allí, el joven había trazado un cronograma que incluía una acción de distracción: amenazar con un atentado en un shopping cercano para movilizar a las fuerzas de seguridad y, luego, irrumpir en su excolegio disfrazado de policía para “aislar a los alumnos y ejecutar el tiroteo”.
El escrito, acompañado de una carta suicida, reflejaba una meticulosa planificación inspirada en ataques reales ocurridos en distintas partes del mundo.
Un espejo de la masacre de Noruega
El paralelismo con el atentado de Utøya no pasó inadvertido. En julio de 2011, Anders Breivik hizo estallar una bomba en el centro de Oslo y, horas después, se dirigió a un campamento juvenil haciéndose pasar por agente policial. Allí abrió fuego y mató a decenas de jóvenes. La “estrategia de distracción” y el uniforme policial eran parte de su modus operandi, que el chico de Caballito había replicado en su propio plan.
Una década de señales ignoradas
Fuentes de la Unidad Antiterrorista de la Policía Federal confirmaron que se trata del décimo caso de amenazas de tiroteos escolares en el país desde 2023, todos protagonizados por menores de edad. Aunque la mayoría no llega a concretarse gracias a la detección temprana, preocupa el aumento de grupos virtuales que difunden discursos de odio y violencia extrema, muchas veces amparados en el anonimato de las redes.
El adolescente quedó a disposición del Juzgado Nacional en lo Criminal y Correccional Federal N°1, a cargo de María Romilda Servini, bajo la carátula de “intimidación pública”. Antes de definir su situación procesal, será sometido a una evaluación psiquiátrica en el Cuerpo Médico Forense.