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Este viernes, la plaza central del barrio San Remo, ubicado en la zona sur de la ciudad, se convirtió en el escenario de una agrupación vibrante y que representa la esencia más tradicional de la región: “Fortaleza Norteña”. Con más de 40 integrantes, desde niños hasta adultos mayores, esta agrupación de Tinkus logró formarse y lleva siete años trascendiendo por la alegría y fraternidad del grupo, formado principalmente por familias de diferentes barrios del sector. La consigna: divertirse y disfrutar.
La historia de Fortaleza Norteña comenzó en 2017, cuando tres familias se unieron para rendir homenaje a la Virgen de Urkupiña a través de la danza y la música. Inicialmente, la agrupación llevaba el nombre de Virgen de Urkupiña, pero con el paso del tiempo adoptó su actual denominación, que refleja la fortaleza y el espíritu de lucha de sus miembros. Hoy en día se distingue por ser la única agrupación de Tinkus en el país registrada con su propia marca, incluyendo la música, la coreografía y los trajes que caracterizan sus presentaciones.
Más de 180 presentaciones en el último año
José Villalba, presidente del centro vecinal y miembro activo de la agrupación, destacó que Fortaleza Norteña es una agrupación inclusiva, gratuita y abierta a todos los interesados en formar parte, sin importar su edad o experiencia. La agrupación creció significativamente, realizando más de 180 presentaciones en el último año, que incluyen eventos tanto solidarios como pagos, así como las tradicionales celebraciones de carnaval.
Su particular vestimenta que atrae miradas
Al llegar al corazón del barrio San Remo, lo que más impresiona es la energía y la pasión de los miembros de Fortaleza Norteña. Cada ensayo y cada presentación son una oportunidad para mostrar su amor por la danza y la cultura del carnaval salteño. Los trajes de la agrupación son un reflejo de esa pasión, con elaborados casquetes de cuero y vestimentas llenas de colores vibrantes. Estos elementos no solo enriquecen las presentaciones, sino que también representan el esfuerzo colectivo de los integrantes de la agrupación.
Uno de los aspectos más destacables de Fortaleza Norteña es la participación activa de personas de todas las edades. Yolanda Estrada, es una vecina de 72 años que participa con entusiasmo en los ensayos y las presentaciones. “El baile es una fuente de energía que me mantiene joven y me llena de vitalidad”, expresó.
Familias enteras son parte de la agrupación
El espíritu de la agrupación también se refleja en las familias que la componen. La familia Pereira encontró en Fortaleza Norteña una forma de disfrutar del carnaval en conjunto, fortaleciendo los lazos familiares mientras comparten la pasión por la música y la danza. Florencia por su parte es una joven que se unió al grupo hace un año y destacó: “La alegría y la unidad que se vive en cada encuentro es increíble, lo disfruto mucho”, dijo.
Solidaridad y apoyo mutuo
Los miembros de Fortaleza Norteña no solo se apoyan durante los ensayos, sino también en la confección de los trajes y en la organización de cada evento. Martín López, quien junto a su familia se integró a la agrupación hace poco más de un año, señaló: “Nos atrajo el ambiente familiar que se generó dentro del grupo”.
Cada presentación de Fortaleza Norteña es una fiesta para los miembros del grupo y para los vecinos, que siempre están expectantes ante el despliegue de color y ritmo que caracterizan sus actuaciones.
Prometen sorprender en los corsos de este año
Con un nuevo baile preparado para los corsos de este año, la agrupación promete sorprender al público y seguir llevando el espíritu del Tinku a cada rincón de la ciudad.
Fortaleza Norteña ensaya tres veces por semana y mantiene abiertas sus puertas para todos aquellos que deseen sumarse a esta gran familia. “La agrupación sigue creciendo, y cualquiera que quiera unirse a la fiesta del carnaval es bienvenido”, indicó Jose Villalba.
En cada ensayo, en cada presentación, Fortaleza Norteña mantiene viva la esencia del Tinku, llevando consigo la historia, la cultura y la pasión de sus integrantes. Con su historia, su música y su energía, se va instalando como un emblema del carnaval salteño, un espacio donde el arte, la familia y la comunidad se encuentran para celebrar la vida.