Fuentes judiciales allegadas a la investigación afirmaron que la Justicia sigue de cerca los pasos de un cambista boliviano que habría puesto precio a las cabezas de las víctimas de la masacre de Acambuco por venganza. Todo indica que las víctimas, o alguna de ellas, habrían “mejicaneado” una operación en efectivo en el vecino país.
inicia sesión o regístrate.
Fuentes judiciales allegadas a la investigación afirmaron que la Justicia sigue de cerca los pasos de un cambista boliviano que habría puesto precio a las cabezas de las víctimas de la masacre de Acambuco por venganza. Todo indica que las víctimas, o alguna de ellas, habrían “mejicaneado” una operación en efectivo en el vecino país.
La semana pasada, Tomás Horacio López, Juan Carlos Callejas y Andrés Plata fueron acribillados por ráfagas de ametralladora en una emboscada implacable, donde los sicarios dejaron como firma una botella de agua mineral boliviana.
Los antecedentes
Además, se supo que el ciudadano boliviano Andrés Plata, quien hace meses se había instalado en Salvador Mazza, tenía pedido de captura de la Justicia de su país. López, por su parte, había sido detenido meses atrás por portación de armas de guerra y Callejas, según una alta fuente policial en la escena del crimen, tenía antecedentes por robo calificado.
También, se supo de fuentes de Gendarmería en el norte que las víctimas estaban en la mira de los escuadrones de elite de la fuerza que combaten el narcotráfico.
“Se fortalece la idea del entregador y las vinculaciones con narcos”, dijeron fuentes judiciales. Además, desde las fuerzas de seguridad mostraron optimismo. “Los vamos a atrapar, pero en este momento estamos analizando todo sin descartar ninguna hipótesis”, dijo uno de los investigadores. “Hay alguna pista derivada de las huellas encontradas en el lugar y que pertenecerían a los sicarios”, adelantó una fuente de Seguridad.
Por otra parte, desde la Justicia creen que los emboscados podrían haber tenido armas por la posición que tenía la diestra del conductor. Según varios testimonios, López, quien estaba destrozado sobre el volante tras ser alcanzado por la munición del poderoso calibre 762, tenía la mano abierta, como si hubiera tenido una pistola y se la hubiesen sacado. “Lo primero que buscaron fue frenar el auto, por eso la violencia en el caso de López”, había explicado un oficial en Acambuco.
Altas fuentes de Seguridad esperan los resultados de las pericias sobre los teléfonos de las víctimas encontrados en el Fiat Uno gris que registró casi 40 disparos. “Son clave los teléfonos y la Justicia ya pidió informes locales y también a Bolivia”, dijeron.
Los jefes de Gendarmería de Tartagal y Auaray debían viajar ayer para reunirse en Buenos Aires con el jefe de la fuerza, Enrique Zach.