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La depresión, una crisis mundial

Martes, 09 de octubre de 2012 22:18

El concierto de los países a través de la Organización Mundial de la Salud (OMS) decidió dar un día del calendario gregoriano anual a la sensibilización sobre “La depresión, una crisis mundial”. Y eligió hacerlo hoy, en el marco del Día Mundial de la Salud Mental. De ese estado mental se habla mucho en el mundo, aunque -paradójicamente- es en la falta de palabras donde la depresión encuentra existencia. La imposibilidad de la palabra es la verdadera impotencia. La vivencia depresiva es la cara real del síntoma y la persona decae. Es una falla, el que la padece paga el precio de ya no querer más nada. Este sufrimiento fue estudiado también desde los grandes números en la OMS. Justamente, la organización sanitaria eligió que hoy se reflexione sobre ello. Y como maneja estadísticas planetarias adelantó que la depresión en el 2020 ocupará el segundo lugar entre los padeceres humanos, superado solo por las cardiopatías.

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El concierto de los países a través de la Organización Mundial de la Salud (OMS) decidió dar un día del calendario gregoriano anual a la sensibilización sobre “La depresión, una crisis mundial”. Y eligió hacerlo hoy, en el marco del Día Mundial de la Salud Mental. De ese estado mental se habla mucho en el mundo, aunque -paradójicamente- es en la falta de palabras donde la depresión encuentra existencia. La imposibilidad de la palabra es la verdadera impotencia. La vivencia depresiva es la cara real del síntoma y la persona decae. Es una falla, el que la padece paga el precio de ya no querer más nada. Este sufrimiento fue estudiado también desde los grandes números en la OMS. Justamente, la organización sanitaria eligió que hoy se reflexione sobre ello. Y como maneja estadísticas planetarias adelantó que la depresión en el 2020 ocupará el segundo lugar entre los padeceres humanos, superado solo por las cardiopatías.

En una cuadro de cifras sobre la salud mental, la OMS contabilizó que la demencia registra 80 millones de afectados, la esquizofrenia 45 millones, el retraso mental 100 millones, la epilepsia 40 millones y la depresión 350 millones. Para los suicidios, una presentación más de la melancolía, se han contado 800 mil casos por año. Todos estos datos fueron debatidos oportunamente en los múltiples simposios internacionales de expertos que la OMS convoca habitualmente. A la OMS le interesa una difusión global de los problemas acercándolos a nivel de la opinión pública para que ésta los entienda. Quiere fomentar así el debate franco sobre los trastornos mentales y las inversiones en servicios de prevención, promoción y tratamiento. Para la OMS los trastornos mentales se sitúan en el pensamiento humano y en todas sus funciones, las cuales pueden desmoronarse, como un castillo de arena y verse afectadas en cualquier momento de la vida. Los países que financian a la OMS les piden mejorar la calidad de vida de las personas que tienen una enfermedad mental, así como de sus familiares y de todas las personas de su entorno.

La enfermedad mental no es tema de unos pocos, el 12% de la población mundial sufre algún problema mental. Los especialistas sostienen que “no solo el que padece la enfermedad es el que sufre las consecuencias, sus familiares soportan igualmente los efectos de estas patologías”, y la problemática contribuye de modo significativo a la carga mundial de morbilidad. La OMS recalca que “se dispone de tratamientos eficaces contra la depresión, pero el acceso a ellos es lejano en la mayoría de los países, y en algunos solo lo reciben menos del 10% las personas que lo precisan”. Los datos recogidos por los técnicos para la depresión son llamados epidemiológicos, en otra vertiente nada numérica, sino humanística, al tópico se lo denomina tristeza.

El psicoanalista contemporáneo Jacques Lacan (1901-1981) sostiene un interesante diálogo filmado que se llamó “Psicoanálisis, Radiofonía y Televisión” (1973). Lacan habló de la tristeza depresiva como falla moral, definida en términos de cobardía moral, es decir de no querer reconocerse en el inconsciente, ese cúmulo de deseos humanos a veces tan drásticos. Y esa tristeza se explica desde un no querer saber nada acerca de la causa del deseo que, sin embargo, determina al sujeto. Y la cobardía, se refiere al pensamiento, a lo mental.

Varias envolturas para los padecimientos: tristeza, cobardía y también pecado. Hoy la depresión está reconceptualizada y la puesta al día que hace Lacan de ella permite leer con otros lemas lo que no es: un estado del alma sino una falla moral. El poeta Dante y el filósofo Baruch Spinoza coinciden que la tristeza tiene naturaleza de pecado. Hoy sabemos que esa cobardía moral solo está en el pensamiento. Y Lacan profundizando aún más esa tristeza depresiva la ubica entre las pasiones del hombre, ese ser hecho de lenguaje y deseo.

Hay dos discursos sobre este día, entonces: el destinado a sensibilizar sobre la depresión según la salud pública del poder mundial de la OMS o, en el reverso del asunto, tomar nota del saber construido para esa “pasión de la tristeza”, tan subjetiva. La clave del deprimido es el rechazo del deseo y el no querer saber nada de su inconsciente. Se lo puede ayudar con un dispositivo que apueste a escucharlo en lo singular de su demanda, padecimiento y dolor.

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