Marcelo Santoro, dirigente de Atlanta, contó la tortura a la que se sometió en cancha de Chacarita, y aseguró que en 44 años de fútbol jamás vivió algo como lo de ayer en San Martín, al término del partido entre el funebrero y el bohemio, por el torneo de la B Nacional, que terminó con serios incidentes y con su internación en el Hospital Belgrano.
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Marcelo Santoro, dirigente de Atlanta, contó la tortura a la que se sometió en cancha de Chacarita, y aseguró que en 44 años de fútbol jamás vivió algo como lo de ayer en San Martín, al término del partido entre el funebrero y el bohemio, por el torneo de la B Nacional, que terminó con serios incidentes y con su internación en el Hospital Belgrano.
"Ha sido una inoperancia de la Policía de la provincia de Buenos Aires", sentenció el dirigente, quien también apuntó contra el Coprosede por la organización del evento, en declaraciones a un programa radial.
"Salimos una delegación con 19 dirigentes en una combi, nos escoltó la Policía hasta la General Paz, donde hicimos una posta y el Coprosede nos bajó de la combi. Nos palpó un dirigente como si fuéramos delincuentes y llegamos al estadio por un lugar insólito", relató.
Enseguida, desmintió que hubiera barrabravas entre la delegación visitante, y agregó que al momento del ingreso, el vehículo en el que se dirigían fue atacado desde diferentes frentes por miembros de la parcialidad local.
"Cuando terminó el partido, la Policía, que nunca estuvo, porque solamente había tres efectivos, abandonaron la tribuna, con el resultado de que toda la parcialidad local derribó el portón e ingresó al sector de los dirigentes de Atlanta con piedras, palos, cinturones, para agredir a los dirigentes", prosiguió.
Santoro recibió un piedrazo que le hizo perder el conocimiento: "Mi hijo vio por televisión cómo se llevaban al padre desmayado en ambulancia. Yo perdí el conocimiento y ahí entra la miseria humana. El presidente (de Atlanta) es el que me cargó, porque la ambulancia no estaba. La gente de Chacarita no dejó que yo pueda entrar en una camilla a la ambulancia, arrojando todo tipo de objetos".
Y concluyó: "Si no paramos, esto, va a terminar mal. Y yo no quiero que se pierda el fútbol, porque la idea es que toda la familia pueda disfrutar. Ayer retrocedimos veinticinco casilleros", opinó con repudio.