Apenas pasaron tres meses desde que Mariano Rajoy asumió la presidencia de España. Sin embargo, ya tuvo su primera huelga general y los gremios amenazaron con continuar el conflicto si no se revisa la reforma laboral. En este marco, cientos de miles de personas manifestaron su descontento en las principales ciudades del país, en muchas de las cuales hubo incidentes.
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Apenas pasaron tres meses desde que Mariano Rajoy asumió la presidencia de España. Sin embargo, ya tuvo su primera huelga general y los gremios amenazaron con continuar el conflicto si no se revisa la reforma laboral. En este marco, cientos de miles de personas manifestaron su descontento en las principales ciudades del país, en muchas de las cuales hubo incidentes.
Pese a la evidente masividad de la protesta, la ministra de Empleo, Fátima Báñez, afirmó que la reforma laboral es “imparable”.
Los mayores disturbios se dieron en Barcelona, cuando la Policía cargó contra los manifestantes. Al grito de “el pueblo unido, jamás será vencido”, éstos respondieron incendiando una barricada y lanzando botellas y bombas de pintura a los agentes. Un joven resultó herido de gravedad luego de que se golpeara la cabeza. A última hora de ayer, las autoridades informaron que 58 agentes y 46 ciudadanos resultaron heridos y 176 fueron detenidos.
La huelga fue convocada por los dos principales sindicatos del país contra la reforma laboral aprobada por el Partido Popular, la cual abarata el despido y facilita la contratación. Y, a pesar de que el Ejecutivo intentó recalcar la normalidad con la que transcurrió la jornada, esta terminó con masivas manifestaciones en al menos cien ciudades del país. Los efectos del llamado a huelga se comenzaron a sentir desde la medianoche de ayer en los transportes públicos y en los ingresos de industrias y comercios. Igualmente, las manifestaciones más fuertes fueron por la tarde. Las marchas se llevaron a cabo en distintas ciudades del país, con Madrid y Barcelona a la cabeza. En la capital del país, la Puerta del Sol se llenó alrededor del acto principal en el que los dirigentes sindicales no dudaron en amenazar con recrudecer el conflicto si no se da marcha atrás: “El Gobierno debe escuchar a los miles de españoles que se han manifestado en contra de la reforma laboral. No se pueden arruinar tres décadas de diálogo social sin pagar las consecuencias”, afirmó Ignacio Fernández Toxo, de la Confederación Sindical de Comisiones Obreras (CCOO).
En cuanto a la adhesión a la huelga, las posiciones eran dispares ya que para los gremios había sido del 80%, superando a la convocatoria de 2010. Mientras que para el Gobierno, tuvo un “impacto muy moderado”.
Ayer quedó en evidencia que Rajoy comenzó a perder adhesiones y habrá que esperar a ver la reacción popular a las nuevas medidas de ajuste que se anunciarán, para saber realmente el alcance de este rechazo.