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Videla admitió el asesinato de ?7 u 8 mil personas?

Viernes, 13 de abril de 2012 23:03

Ocupó, de facto, la Presidencia de la Nación desde 1976 a 1981. Fue condenado a reclusión perpetua en 1983, por delitos de lesa humanidad. En 2010 recibió una segunda condena del mismo carácter. Pese a que la historia ha demostrado la existencia de cientos de crímenes cometidos durante la dictadura que Jorge Rafael Videla lideró, junto a otros miembros de las Fuerzas Armadas, él no muestra arrepentimiento de lo ocurrido. En todo caso lo justifica y lo explica según su raciocinio. Sin embargo, el ex militar y dictador admitió por primera vez que la dictadura asesinó a “siete u ocho mil personas”. Dijo que sus cuerpos fueron desaparecidos “para no provocar protestas dentro y fuera del país” y que el golpe militar de 1976 “fue un error”.

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Ocupó, de facto, la Presidencia de la Nación desde 1976 a 1981. Fue condenado a reclusión perpetua en 1983, por delitos de lesa humanidad. En 2010 recibió una segunda condena del mismo carácter. Pese a que la historia ha demostrado la existencia de cientos de crímenes cometidos durante la dictadura que Jorge Rafael Videla lideró, junto a otros miembros de las Fuerzas Armadas, él no muestra arrepentimiento de lo ocurrido. En todo caso lo justifica y lo explica según su raciocinio. Sin embargo, el ex militar y dictador admitió por primera vez que la dictadura asesinó a “siete u ocho mil personas”. Dijo que sus cuerpos fueron desaparecidos “para no provocar protestas dentro y fuera del país” y que el golpe militar de 1976 “fue un error”.

Durante su relato destacó que a diferencia del Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP), “Montoneros guardaba algo del nacionalismo, del catolicismo, del peronismo” y dijo que los decretos del presidente provisional Italo Luder “nos daban licencia para matar”.

“El Partido Comunista me apoyaba como moderado”, aseguró .También se acordó de los pedidos de algunos empresarios de aquella época: “Tendrían que haber matado a mil, a diez mil más”.

En el libro “Disposición final”, del periodista Ceferino Reato -que hoy lanzará la editorial Random House Mondadori-, Videla reconoce que las Fuerzas Armadas asesinaron a civiles “para ganar la guerra contra la subversión”.

El libro también incluye testimonios de otros jefes militares, guerrilleros, políticos, funcionarios y sindicalistas que permiten reconstruir el contexto histórico en el que Videla y sus tropas decidieron tomar el poder, el 24 de marzo de 1976, y matar y hacer desaparecer los restos de las miles de personas a las que consideraban “irrecuperables”.

Explica que el país fue dividido en cinco “zonas” ya antes del golpe del 24 de marzo de 1976 y que el jefe de cada uno de esos territorios ordenó, entre enero y febrero de aquel año, la confección de las listas de personas que debían ser detenidas inmediatamente después del derrocamiento de la presidenta Isabel Perón.

“No había otra solución; (en la cúpula militar) estábamos de acuerdo en que era el precio a pagar para ganar la guerra contra la subversión y necesitábamos que no fuera evidente para que la sociedad no se diera cuenta. Había que eliminar a un conjunto grande de personas que no podían ser llevadas a la Justicia ni tampoco fusiladas”, reveló.

Según Videla, líder del golpe del 24 de marzo de 1976 y presidente de facto durante cinco años hasta marzo de 1981, “pongamos que eran siete mil u ocho mil las personas que debían morir para ganar la guerra contra la subversión”. El dictador habló, además, del robo de bebés y niños, y de la relación con los empresarios, la Iglesia Católica, Estados Unidos, la Unión Soviética, la prensa, los escritores, el peronismo, el radicalismo y el Partido Comunista.

 Las frases

“No hay listas con el destino final de los desaparecidos. Podría haber listas parciales, pero desprolijas. Las desapariciones se dan luego de los decretos del presidente interino Italo Luder, que nos dan licencia para matar. Desde el punto de vista estrictamente militar no necesitábamos el golpe. Fue un error. Nuestro objetivo (el 24 de marzo de 1976) era disciplinar a una sociedad anarquizada. Con respecto al peronismo, salir de una visión populista, demagógica; con relación a la economía, ir a una economía de mercado, liberal”.

“Queríamos también disciplinar al sindicalismo y al capitalismo prebendario. Los empresarios se lavaron las manos. Nos dijeron: ‘Hagan lo que tengan que hacer’, y luego nos dieron con todo. Cuántas veces me dijeron: ‘¡Se quedaron cortos, tendrían que haber matado a mil, a diez mil más!’”. “Nuestros servicios de Inteligencia tuvieron indicios importantes del encuentro entre Massera y Firmenich. Dios sabe lo que hace, por qué lo hace y para qué lo hace. Yo acepto la voluntad de Dios. Creo que Dios nunca me soltó la mano”.

“Se hizo desaparecer a las personas asesinadas para no provocar protestas dentro y fuera del país. Cada desaparición puede ser entendida ciertamente como el enmascaramiento, el disimulo de una muerte. No había otra solución; estábamos de acuerdo en que era el precio a pagar para ganar la guerra contra la subversión y necesitábamos que no fuera evidente para que la sociedad no se diera cuenta. Había que eliminar a un conjunto grande de personas que no podían ser llevadas a la Justicia ni fusiladas”.

 "La frase ‘solución final’ nunca se usó, sino que ‘disposición final’ fue una frase más utilizada; son dos palabras muy militares y significan sacar de servicio una cosa por inservible. Cuando, por ejemplo, se habla de una ropa que ya no se usa o no sirve porque está gastada, pasa a ‘disposición final’. “Por su preparación militar e ideológica, el Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP) era más enemigo que Montoneros. Montoneros guardaba algo del nacionalismo, del catolicismo, del peronismo”.

 

 

 

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