El agua fue el principal destructor de caminos este verano, pero a tan solo unos días de la mitad del año las secuelas continúan. El Tribuno salió a recorrer algunas de las rutas nacionales y provinciales más importantes para el desarrollo turístico y economías locales que fueron afectadas por la temporada de lluvias. La reparación y el mantenimiento avanzan lentamente y todos los días miles de salteños sufren las consecuencias.
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El agua fue el principal destructor de caminos este verano, pero a tan solo unos días de la mitad del año las secuelas continúan. El Tribuno salió a recorrer algunas de las rutas nacionales y provinciales más importantes para el desarrollo turístico y economías locales que fueron afectadas por la temporada de lluvias. La reparación y el mantenimiento avanzan lentamente y todos los días miles de salteños sufren las consecuencias.
Hay lugares donde se realizan obras sobre tramos recientemente arreglados, rutas muy transitadas por donde solo pasa un auto a la vez, parajes lejanos con caminos que se acomodan una vez por año y escalofriantes cuestas de una alta peligrosidad. Esas son algunas de las cosas que se pueden ver en las rutas nacionales 68 y 40, y en las provinciales 33, 42, 25 y 53. Todos estos caminos, además de comunicar a las poblaciones de los Valles Calchaquíes, son vitales para el turismo y la producción local.
Sobre la ruta nacional 68, que une Salta con Cafayate, se ven obras de reparación sobre tramos recientemente terminados y existen peligrosos pasos en donde la calzada se reduce abruptamente a una sola mano sobre el camino sinuoso.
La ruta 40, de San Carlos hasta Cachi, está plagada de calaminas y sigue en reparación. Esto hace que muchos visitantes, que no cuentan con camioneta, prefieran evitar este camino de una inmensa belleza natural. La misma ruta, desde La Poma a San Antonio de los Cobres, llega a los 5.000 metros en el Abra del Acay. Cuenta con el sistema de emergencias del 911, que se ven por todos los Valles Calchaquíes, pero solo hasta La Poma, justo cuando se vuelve uno de los caminos más peligrosos.
En la ruta nacional 68 se ejecutan las obras por el sistema Contacto de Reconstrucción y Mantenimiento (Crema), desde Talapampa hasta Río Ancho. Lo mismo pasó en la ruta 40, desde Cafayate hasta San Carlos, y con la 51, desde el aeropuerto Martín Gemes hasta Campo Quijano.
El director de la Dirección de Vialidad de Salta, Gerardo Villalba, encargado de las rutas provinciales, reconoció las demoras en el mantenimiento, pero recordó que las lluvias este verano fueron “excepcionales”. Estos caminos tienen un valor incalculable para las pequeñas poblaciones alejadas de las rutas nacionales. Es el caso de la 42, frecuentada por habitantes de Seclantás y Luracatao; la 25 secundaria, vital para la gente de Angastaco, Pucará y Jasimaná y la 53, fundamental para Molinos, Colomé, Amaicha, Tacuil y Hualfin.
La ruta del turismo
Salta es uno de los tres destinos más visitados del país y Cafayate, después de la capital salteña, es el principal bastión turístico de la provincia. En la última temporada invernal los turistas dejaron 176 millones de pesos en la economía local. Es que la actividad representa el 7% del producto bruto geográfico provincial. Por todo eso, la ruta nacional 68 tiene una importancia incuestionable para el desarrollo.
De Salta a Talapampa el pavimento es nuevo, en casi todo el trayecto. Por eso llaman la atención reparaciones como las del kilómetro 147, pasando El Carril, ya que hace solo unos meses concluyeron las obras en el lugar. Hay que mencionar que en ese tramo se construyeron al menos cuatro puentes nuevos y hasta Coronel Moldes la ruta está casi en su totalidad iluminada por los municipios. Faltan casi 20 kilómetros para completar con nuevo pavimento la ruta, desde el kilómetro 90 al 68. Pero a pesar de su nuevo aspecto, en la 68, hay al menos cinco pasos donde el camino se vuelve repentinamente de un solo carril, ahí donde el agua dejó sus huellas este verano.
Elías Cerezo, titular de la Dirección Nacional de Vialidad en Salta, dijo que “la ruta va a volver a tener dos carriles en los tramos dañados por las lluvias”. Según Cerezo, las obras se tienen completar antes de diciembre. “Por el momento estuvimos esperando que baje un poco la creciente que fue algo inusual y mientras tanto hacemos las obras para desviar y contener el río, de forma de evitar que siga erosionando el camino. Hasta hace algunos días todavía bajaba un caudal de agua importante, pero estamos haciendo las obras para recuperar el terraplén. Son muchos los puntos, pero terminaremos antes de la próxima crecida”, explicó.