Porque el fútbol no sabe de injusticias es impredecible y, muchas veces no favorece a los mejores, por eso es tan apasionante. En cancha de Deportivo Tabacal el único representante salteño que queda en pie tuvo que conformarse con un empate 1 a 1 ante un rival que se terminó yendo con lo que vino a buscar. River de Embarcación hizo el desgaste, controló cada situación pero no fue suficiente. Ahora deberá ponerse a pensar en el partido de vuelta que se disputará el sábado próximo en Posadas, desde las 16.
Las expectativas volvieron a brotar en el Tabacal, donde River hace sus veces de local en el TDI. A pesar del empate y teniendo en cuenta que los misioneros tienen ventaja deportiva, las sensaciones que dejó el encuentro son positivas y muy alentadoras.
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Porque el fútbol no sabe de injusticias es impredecible y, muchas veces no favorece a los mejores, por eso es tan apasionante. En cancha de Deportivo Tabacal el único representante salteño que queda en pie tuvo que conformarse con un empate 1 a 1 ante un rival que se terminó yendo con lo que vino a buscar. River de Embarcación hizo el desgaste, controló cada situación pero no fue suficiente. Ahora deberá ponerse a pensar en el partido de vuelta que se disputará el sábado próximo en Posadas, desde las 16.
Las expectativas volvieron a brotar en el Tabacal, donde River hace sus veces de local en el TDI. A pesar del empate y teniendo en cuenta que los misioneros tienen ventaja deportiva, las sensaciones que dejó el encuentro son positivas y muy alentadoras.
Dichas impresiones se sustentan en el desarrollo del partido y las chances que se desprenden como consecuencia: el control del balón, donde los conducidos por Ernesto Lezcano fueron claramente superiores. Sin embargo, careció del puntapié final para terminar cada acción. Esperado por todos, el Huracán Cardozo, el veterano (39) símbolo del tripero, no anduvo bien con la redonda, estuvo impreciso y hasta se lo vio falto de ritmo. Tuvo su chance en los primeros 45’: al borde del área grande recibió, la aguantó, se dio vuelta, remató y Mendonca, arquero misionero, terminó luciéndose tras su intervención.
El River salteño volvió a padecer un gol antes del primer cuarto de hora. Uno de los referentes de Brown, Daniel Dure, a través de un tiro libre, la colgó en el ángulo superior derecho de José Caram. Los fantasmas de la final ante los santafesinos empezaban a rondar en Tabacal. Pero el tripero, impulsado por su afán de no repetir la historia y, fundamentalmente, por su gente, siguió yendo al frente.
La segunda etapa también fue toda del local, Brown más que nunca se paró de contra, pero solo pudo hacer daño cuando Rodrigo Pérez dominaba el esférico y encaraba. A tanta soledad, sus acciones quedaron siempre truncas. Cuando promediaban 30’, Caram se mandó la atajada de la tarde: tras un centro al centro del área Carlos Olivera remató solo, pero el “uno” tripero estuvo en el momento justo y en el lugar indicado. Pálidos, el estadio enmudeció por segundo vez.
Desesperación de por medio, llegó el merecido premio para River. Después de un rebote, Juan Quiroga enganchó y sacó un derechazo al ras del piso para vulnerar al arquero rival y empatar el partido a cinco del final.
Si bien el empate termina siendo poco, la gente y los protagonistas de River saben que la historia sigue con final abierto. Además, hay que tener en cuenta que el tripero se agranda en las más difíciles y de visitante obtuvo muy buenos resultados.