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Intentaron desalojar a una modesta familia

Sabado, 02 de junio de 2012 10:20

Mario Mamaní (52), su mujer y sus nueve hijos habitan una vivienda en la calle Cuesta Abajo 268 de villa Santa Ana y ayer por la mañana casi se quedan todos en la calle.
Un oficio de la jueza Civil y Comercial 6, Mercedes Filtrín, ordenaba que un oficial de Justicia se hiciera presente en el lugar y procediera al “lanzamiento de sus ocupantes”.
El responsable de la tarea y cinco efectivos policiales, en un patrullero del 911, se constituyeron en el inmueble ubicado en la manzana 661, parcela 2D para cumplir con el desalojo.
 Momentos de tensión se vivieron ayer por la mañana en el lugar. Lograron sacar la mitad de las pertenencias de la familia: una cocina, una estufa, bicicletas, sillas, libros y juguetes y las colocaron en la vivienda de un vecino, a la intemperie. Pero el desalojo no se concretó.
“Hace dos años, Martín Arjona, quien dice ser propietario de la casa que actualmente está en juicio sucesorio, por lo que hay cuatro dueños, me la cedió en comodato durante un año a cambio de que yo la mantuviera, limpiara, pintara y desmalezara los yuyos. Firmamos un contrato ante un escribano el 10 de enero de 2010”, explicó Mamaní.
“Pero luego de un mes, este señor violó el contrato y me cobró, como si me alquilara. Le pagué $500 durante seis meses. Después, aparecieron los otros dueños. En una ocasión una mujer vino y me dijo: ‘Si usted le está pagando a él, también debe pagarnos a nosotros que también somos dueños’”, aseguró el hombre, quien radicó una denuncia ayer a las 15 en la comisaría 12 de Santa Ana.
“Por ese motivo yo decidí, directamente, dejar de pagar. Posteriormente, empezaron las amenazas y desde ese momento vivimos un infierno. Lo único que quiero es que Arjona me pague todos los trabajos que yo le hice y que me debe. Constantemente viene a hostigarnos y nos pide que salgamos de la casa e insulta”.
“Si él me paga, nos vamos. Me debe $30.000. Esta casa era un yuyal, y nosotros la desmalezamos, limpiamos y pintamos. Yo vivo con mi esposa, mis hijos y un nieto. Soy empleado en una fábrica de plásticos y viajante. No soy ningún delincuente”, dijo Mamaní.
“Me fui a las 8 a trabajar y me mandaron mensajes diciendo que nos iban a desalojar. No tengo dónde ir. Para peor, este hombre contrató dos matones para que nos saquen. Pido que la Justicia me escuche”, imploró con nerviosismo.
El dueño original de la propiedad, que posee dos dormitorios, un baño, cocina y comedor, Ernesto Voigt, falleció hace unos años. Actualmente se tramita un juicio sucesorio en el juzgado Civil y Comercial 2.
Al ser consultado sobre el caso, uno de los presuntos propietarios, Martín Arjona, expresó: “Esta casa está en sucesión. Yo se la cedí en comodato durante un año a Mamaní y ya van dos y no se retira. El problema es que los herederos quieren que los saque. El propietario murió hace años, era hermano de mi esposa. Mi esposa y yo somos dueños de la mitad de la casa. El resto pertenece a otros dos herederos”, explicó.

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Mario Mamaní (52), su mujer y sus nueve hijos habitan una vivienda en la calle Cuesta Abajo 268 de villa Santa Ana y ayer por la mañana casi se quedan todos en la calle.
Un oficio de la jueza Civil y Comercial 6, Mercedes Filtrín, ordenaba que un oficial de Justicia se hiciera presente en el lugar y procediera al “lanzamiento de sus ocupantes”.
El responsable de la tarea y cinco efectivos policiales, en un patrullero del 911, se constituyeron en el inmueble ubicado en la manzana 661, parcela 2D para cumplir con el desalojo.
 Momentos de tensión se vivieron ayer por la mañana en el lugar. Lograron sacar la mitad de las pertenencias de la familia: una cocina, una estufa, bicicletas, sillas, libros y juguetes y las colocaron en la vivienda de un vecino, a la intemperie. Pero el desalojo no se concretó.
“Hace dos años, Martín Arjona, quien dice ser propietario de la casa que actualmente está en juicio sucesorio, por lo que hay cuatro dueños, me la cedió en comodato durante un año a cambio de que yo la mantuviera, limpiara, pintara y desmalezara los yuyos. Firmamos un contrato ante un escribano el 10 de enero de 2010”, explicó Mamaní.
“Pero luego de un mes, este señor violó el contrato y me cobró, como si me alquilara. Le pagué $500 durante seis meses. Después, aparecieron los otros dueños. En una ocasión una mujer vino y me dijo: ‘Si usted le está pagando a él, también debe pagarnos a nosotros que también somos dueños’”, aseguró el hombre, quien radicó una denuncia ayer a las 15 en la comisaría 12 de Santa Ana.
“Por ese motivo yo decidí, directamente, dejar de pagar. Posteriormente, empezaron las amenazas y desde ese momento vivimos un infierno. Lo único que quiero es que Arjona me pague todos los trabajos que yo le hice y que me debe. Constantemente viene a hostigarnos y nos pide que salgamos de la casa e insulta”.
“Si él me paga, nos vamos. Me debe $30.000. Esta casa era un yuyal, y nosotros la desmalezamos, limpiamos y pintamos. Yo vivo con mi esposa, mis hijos y un nieto. Soy empleado en una fábrica de plásticos y viajante. No soy ningún delincuente”, dijo Mamaní.
“Me fui a las 8 a trabajar y me mandaron mensajes diciendo que nos iban a desalojar. No tengo dónde ir. Para peor, este hombre contrató dos matones para que nos saquen. Pido que la Justicia me escuche”, imploró con nerviosismo.
El dueño original de la propiedad, que posee dos dormitorios, un baño, cocina y comedor, Ernesto Voigt, falleció hace unos años. Actualmente se tramita un juicio sucesorio en el juzgado Civil y Comercial 2.
Al ser consultado sobre el caso, uno de los presuntos propietarios, Martín Arjona, expresó: “Esta casa está en sucesión. Yo se la cedí en comodato durante un año a Mamaní y ya van dos y no se retira. El problema es que los herederos quieren que los saque. El propietario murió hace años, era hermano de mi esposa. Mi esposa y yo somos dueños de la mitad de la casa. El resto pertenece a otros dos herederos”, explicó.


 

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