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La idea de estatizar Ciccone era de Kirchner, pero algo pasó después

Jueves, 09 de agosto de 2012 01:57

La “tergiversación” posterior del proyecto de Kirchner es una alusión al desvío que se produjo en la estrategia.

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La “tergiversación” posterior del proyecto de Kirchner es una alusión al desvío que se produjo en la estrategia.

“La idea de estatizar Ciccone fue de Néstor Kirchner, pero después se tergiversó”. La frase, que corresponde a un exministro, tiene su lógica. El 18 de agosto de 2010, dos meses antes de la muerte del expresidente, se había producido la quiebra de Ciccone Calcográfica. La “tergiversación” posterior del proyecto de Kirchner -de la que habla el exfuncionario- es claramente una alusión al desvío que se produjo en la estrategia, a partir del interés que le dedicó a la cuestión el vicepresidente Amado Boudou. El levantamiento de la quiebra, la compra de la ex-Ciccone por parte del fondo de inversión The Old Fund, cuyo titular es Alejandro Vandenbroele, denunciado por su exesposa Laura Muñoz como “testaferro” del actual vicepresidente, y la concesión de una moratoria extraordinaria de la AFIP en plazo y tasa de interés no habituales, son las huellas que han quedado de la operación salvataje.

Esos hitos parecen haber sido los pasos necesarios para dejar de lado aquella intención estatizadora, cambiada a mitad de camino por una privatización que, porque se sospecha dirigida, llegó a la Justicia. Ahora, la decisión de la Presidenta podría tener por objetivo corregir ese desvío y volver a la idea original de Kirchner. Aunque en el medio, el daño ha causado estragos en la Casa Rosada. La Justicia imputó al titular de la AFIP, Ricardo Echegaray, y al propio Boudou. El vicepresidente, a quien se consideraba a principios de año uno de los posibles “herederos” de la Presidenta y del proyecto K, cayó rápidamente en desgracia, mientras que su imagen negativa creció geométricamente, como consecuencia de su aparente cercanía con los personajes de la causa.

Luego, sus derivaciones también involucrarían denuncias por enriquecimiento ilícito al entorno familiar del vicepresidente. La metodología de Cristina Fernández es ya un clásico para el Gobierno: intervenir y estatizar para dar una vuelta de página a las sospechas sobre la ex-Ciccone, a través de su intervención y expropiación. Ocurre que el apartamiento de la causa del fiscal Carlos Rívolo y del juez federal Carlos Rafecas, principales impulsores de las investigaciones que incluso culminaron con el allanamiento de un departamento de Boudou en Puerto Madero, no dieron resultado: la imagen del vicepresidente continuó en caída libre, con los presumibles daños a la imagen presidencial.

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