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Maravilla: ?Nunca nadie tuvo este acompañamiento?

Lunes, 17 de septiembre de 2012 07:43

- ¿Cómo se explica el dramático último round de la pelea?

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- ¿Cómo se explica el dramático último round de la pelea?

- Fue ridículo lo que hice. Venía manejando todo bien, bien. Pero me relajé y la cagué. No me confié, no fue que dije: Ya te tengo. En un momento, tuve este movimiento, así (se para, gira y muestra la cara) y dije: Uy, la cagué. Y pum, me comí la mano, me quedé parado para que me pegue. Y cuando caigo, digo: La puta madre. Me levanté, estaba consciente, lo veía a él. Pero no tenía estabilidad en las piernas. Yo quería ir a pegarle. Digo: Mato o muero. Pero después del mato o muero, vi que no tenía estabilidad y dije: Muero. Me entró la duda de salir -entrar-salir-entrar-lejos-cerca. Me pegó en el oído, por eso no escucho bien. No escucho casi nada ahora. Claro que uno tiene conciencia de lo que pasa en esos momentos. También me dije al levantarme: Este pibe no me va a llevar por delante, ya tiró todo.

- ¿Es posible pensar en un momento así, a un segundo de recibir un golpe de nocaut o, peor, después de recibirlo?

- Claro, claro, hombre, que se puede. Depende del nivel de inconsciencia que uno tiene, por supuesto. Paul Williams, con los ojos en blanco, así, no podía pensar en nada.

- ¿Y usted cómo estaba?

- Yo tenía conmoción. Era un poco todo, el golpe, la rodilla. Es que yo tengo rotos los dos meniscos desde hace tiempo, y eso condiciona. Estoy arruinado, je... No, en serio, con convicción todo se supera.

- ¿Coincide en que esta circunstancia aumenta el valor de su victoria?

- Sí, puede ser. No habría pasado nada, de otra manera. Habría ganado los doce rounds y nada más. La pelea era como un monólogo, sí, un stand-up.

- Usted jugó mucho con él después del quinto round. ¿Fue una estrategia?

- Me lesioné la izquierda en el cuarto asalto, después de haber hecho cosas bonitas, y perdí intensidad.

- Sí, entre las cosas bonitas estuvo esa seguidilla de uppercuts, de lo mejor de su carrera.

- Sí, pa, pa, pa. Metí tres seguidos. Por eso la mano la tengo así, inflamada, mirá. Bueno, mi KO sobre Williams había sido lo más espectacular, pero esto de sumar los uppercuts lo hago, muchas veces, como un juego en el gimnasio.

- Lo gozó a Chávez, anticipándose a él en la salida de cada round.

- Le decía: ¡ Vamos! ¡Vení!. Era un manera de taladrarlo, de taladrarle el cerebro y achicarlo psicológicamente. Creo que lo logré. Había que aprovechar todo. Había que llevarlo, a la larga y de a poco. No cayó porque es extremadamente fuerte. Fue guapo. Me dolían las manos de tanto pegarle.

- Esta vez, fue vendado por Naseen Richardson, un veterano del boxeo.

- Sí, fue contratado, más que nada, para vigilar el vendaje de Chávez y no llevarnos sorpresas desagradables. Lo suyo estuvo ahí. También me vendó, pero no me sentí cómodo con su trabajo ni con el funcionamiento de mi rincón. A Sarmiento no lo acompañaron con la velocidad que requería esta pelea. Y mi herida no fue bien tratada. Yo no puedo estar dirigiendo y diciendo: Vamos, que venga, el agua o el hielo.

- ¿Es consciente de lo que provocó en la Argentina? La gente que vino hasta aquí, la TV tuvo un rating de 27 puntos.

- Fue una experiencia única, nunca nadie tuvo este acompañamiento. Superó todas mis expectativas.

- ¿Cambia esto los planes para su futuro?

- Habrá que esperar los diagnósticos médicos y después ver. Bob Arum (el dueño de Top Rank y promotor de esta pelea) me sugirió hace unas horas un desquite con Julito, en Dallas, en el estadio de fútbol americano de los Cowboys, con 60.000 personas y PPV (pay per view). Pero eso no me cierra. Allí, Chávez hace lo quiere y además todas las reglas, con el dopaje y esas cosas, son menos rigurosas, digámoslo así. Son menos exigentes que en Nevada. A mí, por una cuestión personal, me gustaría pelear con el puertorriqueño Miguel Cotto. ¿Ustedes lo conocen como persona? Es un tipo raro. No me cae bien, como a la mayoría en el ambiente del boxeo. Sería una buena pelea si lográramos un acuerdo en el límite de nuestros pesos.

- La relación agresiva con Chávez, ¿fue real o una estrategia?
- Yo soy un hombre que está en contra de todos aquellos que son beneficiados por las injusticias. Y Chávez representa eso. Por ser hijo de una gloria del boxeo, por lo que sea, postergó injustamente a un montón de boxeadores, incluido yo, que debimos tener el cinturón y las oportunidades que él ocupó durante dos años. Además tiene permiso para todo: indisciplina, manejar en malas condiciones. Nunca le pasa nada porque es el hijo de tal. Mirá, si yo salgo del ascensor y me llevo por delante a una viejecita, la que se arma. Eso me molesta muchísimo.

- ¿Qué significa haber dicho que su triunfo le devuelve credibilidad al boxeo?

- Eso. Quiero más dignidad y claridad. Voy a pelear con quien lo merece y ante quien corresponda. Algo olvidado en los últimos tiempos.

Nota: Diario La Nación
 

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