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Piden pista para buscar minerales en una reserva

Miércoles, 19 de septiembre de 2012 21:53


Un expediente abierto ante el Juzgado de Minas para buscar minerales en el departamento La Caldera, a unos 30 kilómetros al norte de la Capital provincial, prendió una luz de alerta en el Club Amigos de la Montaña (CAM), que tiene en la zona un área protegida.

La raíz de la preocupación está en un edicto del juez de Minas, Daniel Enrique Marchetti, que salió publicado hace tres meses en el Boletín Oficial, pero de cuyo alcances socios del CAM tomaron conocimiento recién en estos días.

El edicto se desprendió de un permiso de cateo que dos geólogos, Julio Argentino Monteros y Roberto Scasso, solicitaron para prospectar minerales de primera y segunda categoría en una superficie de 4.007 hectáreas.
Entre los 46 grandes catastros abarcados dentro de esa superficie está la matrícula rural 2.065, que se corresponde la Reserva Natural de Flora y Fauna Campo Alegre.

Son algo más de 100 hectáreas que pertenecen al CAM desde 2001, cuando las adquirió al Estado provincial, en el marco de la ley 6627. La citada norma puso como condición de venta que el predio fuera destinado a reserva.
Tres años después, por decreto 460/94, el proyecto que allí empezó a desarrollar la institución civil fue declarado de interés provincial.

En tiempos más recientes, mediante el decreto 684/11, la Reserva de Flora y Fauna de Campo Alegre fue reconocida como la primera área protegida privada de Salta, con encuadre en las leyes 7070 de medio ambiente y 7107 de creación del Sistema Provincial de Areas Protegidas.

El trabajo desplegado en esas tierras otrora asoladas por el sobrepastoreo y la depredación incluyó un ambicioso plan de reforestación con especies nativas, excursiones escolares enfocadas en la educación ambiental y enriquecedores acercamientos de niños, jóvenes y adultos a la biodiversidad de la selva pedemontana, entre otras iniciativas, como el cierre perimetral de la reserva, posibilitado por un convenio con la fundación alemana Primaklima.

Por eso, y luego de desayunarse tardíamente con un edicto que habilitaría cateos mineros en esa reserva, Amigos de la Montaña se preguntan hoy si las afectaciones que ameritan las áreas de reservas, lugares protegidos y sitios de interés están debidamente asentadas en las bases de datos catastrales de Inmuebles, y si están a mano de otros organismos públicos como el Juzgado de Minas, en el caso que les preocupa.

En realidad, el edicto en cuestión despertó interrogantes que trascienden al espacio de la reserva de Campo Alegre, ya que la superficie de los cateos abarca el entorno del camino de cornisa a Jujuy, con franjas de la selva tucumano-oranense-boliviana (conocida también con la controversial denominación de Territorio de Yungas), donde se temen posibles afectaciones futuras a la potencialidad turística, el hábitat de su biodiversidad y los cursos hídricos de la zona.

Cien hectáreas
de asombro

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Un expediente abierto ante el Juzgado de Minas para buscar minerales en el departamento La Caldera, a unos 30 kilómetros al norte de la Capital provincial, prendió una luz de alerta en el Club Amigos de la Montaña (CAM), que tiene en la zona un área protegida.

La raíz de la preocupación está en un edicto del juez de Minas, Daniel Enrique Marchetti, que salió publicado hace tres meses en el Boletín Oficial, pero de cuyo alcances socios del CAM tomaron conocimiento recién en estos días.

El edicto se desprendió de un permiso de cateo que dos geólogos, Julio Argentino Monteros y Roberto Scasso, solicitaron para prospectar minerales de primera y segunda categoría en una superficie de 4.007 hectáreas.
Entre los 46 grandes catastros abarcados dentro de esa superficie está la matrícula rural 2.065, que se corresponde la Reserva Natural de Flora y Fauna Campo Alegre.

Son algo más de 100 hectáreas que pertenecen al CAM desde 2001, cuando las adquirió al Estado provincial, en el marco de la ley 6627. La citada norma puso como condición de venta que el predio fuera destinado a reserva.
Tres años después, por decreto 460/94, el proyecto que allí empezó a desarrollar la institución civil fue declarado de interés provincial.

En tiempos más recientes, mediante el decreto 684/11, la Reserva de Flora y Fauna de Campo Alegre fue reconocida como la primera área protegida privada de Salta, con encuadre en las leyes 7070 de medio ambiente y 7107 de creación del Sistema Provincial de Areas Protegidas.

El trabajo desplegado en esas tierras otrora asoladas por el sobrepastoreo y la depredación incluyó un ambicioso plan de reforestación con especies nativas, excursiones escolares enfocadas en la educación ambiental y enriquecedores acercamientos de niños, jóvenes y adultos a la biodiversidad de la selva pedemontana, entre otras iniciativas, como el cierre perimetral de la reserva, posibilitado por un convenio con la fundación alemana Primaklima.

Por eso, y luego de desayunarse tardíamente con un edicto que habilitaría cateos mineros en esa reserva, Amigos de la Montaña se preguntan hoy si las afectaciones que ameritan las áreas de reservas, lugares protegidos y sitios de interés están debidamente asentadas en las bases de datos catastrales de Inmuebles, y si están a mano de otros organismos públicos como el Juzgado de Minas, en el caso que les preocupa.

En realidad, el edicto en cuestión despertó interrogantes que trascienden al espacio de la reserva de Campo Alegre, ya que la superficie de los cateos abarca el entorno del camino de cornisa a Jujuy, con franjas de la selva tucumano-oranense-boliviana (conocida también con la controversial denominación de Territorio de Yungas), donde se temen posibles afectaciones futuras a la potencialidad turística, el hábitat de su biodiversidad y los cursos hídricos de la zona.

Cien hectáreas
de asombro

 

Como bien la describió un directivo del Club Amigos de la Montaña tiempo atrás, la Reserva de Flora y Fauna de Campo Alegre es un espacio donde la naturaleza sorprende al paseante con maravillas, como el canto de las chuñas o los guaypos, bajo las frondosas copas de tipas y algarrobos, junto manantiales de agua pura.

Ese singular y protegido espacio de algo más de 100 hectáreas ocupa la costa sureste de Campo Alegre y su vegetación, caracterizada por pastizales serranos y bosques en galería, se corresponde con la selva pedemontana. Algarrobos, tipas, sauces, molles, pinos del cerro, lecherones, churquis y ceibos resaltan en su flora típica.

Su variada fauna autóctona incluye mamíferos como la corzuela y diferentes especies de roedores; ofidios como la víbora yarará y falsa yarará y una envidiable multiplicidad de aves. Ese ambiente de clima subtropical montano con estación seca se distingue por concentrar la mayor cantidad de especies de aves del país.

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