El tema del dólar sigue siendo una preocupación para el gobierno, teniendo en cuenta que el Comercio Exterior muestra una sustancial disminución. En los últimos meses, más concretamente desde agosto viene la caída cuando las exportaciones llegaron a US$ 7.952 millones con importaciones en US$ 6.324 millones y un superávit de US$ 1.628 millones. En los meses siguientes la diferencia entre exportaciones e importaciones siguió disminuyendo, llegando el saldo favorable a los US$ 911 (en setiembre), US$ 634 (en noviembre) y cerrando el 2012 con un superávit de US$ 530 millones.
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El tema del dólar sigue siendo una preocupación para el gobierno, teniendo en cuenta que el Comercio Exterior muestra una sustancial disminución. En los últimos meses, más concretamente desde agosto viene la caída cuando las exportaciones llegaron a US$ 7.952 millones con importaciones en US$ 6.324 millones y un superávit de US$ 1.628 millones. En los meses siguientes la diferencia entre exportaciones e importaciones siguió disminuyendo, llegando el saldo favorable a los US$ 911 (en setiembre), US$ 634 (en noviembre) y cerrando el 2012 con un superávit de US$ 530 millones.
El dato más impactante llegó en enero de este año cuando el intercambio comercial arrojó un saldo positivo de apenas US$ 280 millones, marcando una caída del 49% en comparación con el mismo mes de 2012. En esa oportunidad se registró un superávit de US$ 551 millones. Cabe destacar que los US$ 280 millones registrados a comienzo de este año fue el más bajo desde diciembre de 2010. “Un superávit de US$ 280 millones es bajo y este resultado está asociado a Brasil que presenta un crecimiento muy bajo y a Europa que está en crisis”, explicó el titular de la consultora Analytica, Ricardo Delgado.
Sin embargo la caída de las exportaciones es un dato crucial para el Gobierno porque el canal comercial es la única vía por la que ingresan divisas en la economía cuando el país no puede emitir deuda en los mercados internacionales de crédito y mientras los flujos de Inversión Extranjera Directa (IED) se dirigen principalmente hacia otros países de la región.
La falta de dólares es producto de muchos factores centrados principalmente en la perdida de competitividad y de un régimen cambiario con una brecha muy grande entre el oficial y el paralelo que impulsa a muchos productores a esperar antes de concretar la operación. De otra manera, a través de su participación en el mercado cambiario el gobierno captura los dólares que se liquidan.
“Los primeros meses del año no son tan determinantes porque la Argentina define su superávit comercial entre abril y agosto cuando se liquida la soja y el maíz”, aclaró Mauricio Claveri, economista de la consultora abeceb.com. El estudio estima que las exportaciones en 2013 alcanzarán los US$ 93.500 millones, las importaciones US$ 80.500 y el superávit US$ 13.000 millones.
Como consecuencia del cepo cambiario, las importaciones -otra cara de la balanza- alcanzaron US$ 5.385 millones y crecieron 1% anualizadas. El ingreso de bienes de capital (máquinas) descendió 17%, bienes intermedios (como minerales) cayó 6%, piezas y accesorios creció 7%, combustibles se disparó 74%, y bienes de consumo perdió 3%.
“El crecimiento de 1% (en las importaciones) es una señal de que el Gobierno no se está disparando un tiro en el pie al trabar todas las importaciones como sucedió a principio de 2012”, resaltó Ricardo Delgado en relación al desempeño de las compras al exterior.
Otros problemas
En el plano interno el cepo cambiario, más allá de su efecto de control y de mermar la salida de divisas, afectó otros sectores claves en la generación de empleo como es el caso de la construcción, que en todas sus variables mostró signos preocupantes. Los despachos de cemento bajaron 5,8% interanual en Enero, que compara con una merma de 8,1% en el último trimestre de 2012; mientras las escrituras de inmuebles se desplomaron 36,1% interanual en el cuarto trimestre de 2012 y 27,2% en el año. Con excepción de las construcciones petroleras, todos los rubros se encontraban en terreno negativo en el cuarto trimestre de 2012, un dato no menor para una economía que enfrenta un enemigo que ya conoce: el dólar.