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Siete de cada diez personas usa el doble de la sal sugerida

Martes, 12 de marzo de 2013 23:55

Son conscientes de la importancia de comer menos sal, pero no bajan el consumo. Esa es la primera conclusión de un estudio que el Ministerio de Salud de la Nación realizó en La Pampa. Así, aunque cree que es importante, el 70 por ciento de la población no baja su consumo de sal. La segunda conclusión es que la ingesta diaria promedio en Argentina es 11,2 gramos, cuando lo recomendado es que no sea superior a 5. Por eso se lanzó la campaña “Menos sal, más vida”, para reducir la morbimortalidad por enfermedades cardiovasculares, cerebrovasculares y renales, además de concientizar a la sociedad sobre la necesidad de disminuir su incorporación en las comidas.

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Son conscientes de la importancia de comer menos sal, pero no bajan el consumo. Esa es la primera conclusión de un estudio que el Ministerio de Salud de la Nación realizó en La Pampa. Así, aunque cree que es importante, el 70 por ciento de la población no baja su consumo de sal. La segunda conclusión es que la ingesta diaria promedio en Argentina es 11,2 gramos, cuando lo recomendado es que no sea superior a 5. Por eso se lanzó la campaña “Menos sal, más vida”, para reducir la morbimortalidad por enfermedades cardiovasculares, cerebrovasculares y renales, además de concientizar a la sociedad sobre la necesidad de disminuir su incorporación en las comidas.

El director de Promoción de la Salud y Control de Enfermedades No Transmisibles, Sebastián Laspiur, informó que quienes tienen presión arterial normal no ven importante reducir la sal y entre los hipertensos, que tienen la expresa recomendación médica de hacerlo, apenas la mitad la atiende, con lo que solo 31 por ciento trata de ingerir menos. “Tenemos que disminuir la sal de toda la población, no solo los hipertensos, y no hay duda del impacto que esto tendría en todas las edades. Sería un beneficio sanitario global”, enfatizó el funcionario.

Carlos Cuneo, jefe del Servicio de Prevención de Enfermedades Cardiovasculares del hospital San Bernardo, dijo a El Tribuno que lo más importante que la gente debe conocer es que la sal no es un alimento, es un condimento y que, de los condimentos, es el único que produce enfermedades tan severas, la principal es la hipertensión arterial. “El 40 por ciento de la población adulta es hipertensa y es una enfermedad que se da tanto en hombres como en mujeres”, dijo.

El consumo de sal se remonta a la época precadena de frío, cuando no había forma de conservar los alimentos y salarlos era la alternativa. “El paladar salado viene de ahí. Es una cuestión de gusto”, recordó.

Para el médico hay un dato muy elocuente: “Las primeras comidas que les dan a los bebés, por lo general, son purés de manzana. Cuando se les comienza a dar puré de zapallo, salado, los bebés tienden a escupirlo. Es porque tienen la sensación de quemazón en la lengua. Pero los papás piensan que la comida es más rica si tiene sal y terminan por acostumbrarlos a comer así y luego es muy difícil quitarla de nuestros hábitos”, contó. “El asunto tiene que ver con la educación”, enfatizó.

Algunos consejos: probar las comidas antes de agregarle sal y educar sobre los riesgos de comer sal en exceso. “A veces el consejo médico tiene una baja frecuencia de obediencia. Es que ir contra los hábitos culturales es muy difícil. Por eso es tan importante que en los medios se hable de estas cosas”, puntualizó.

Argentina, pionera

Laspiur afirmó que Argentina es pionera en la región en este rubro, porque ya tiene en vigor convenios con 31 empresas para reducir la proporción de sal en la elaboración de 424 productos de consumo masivo. También se logró un acuerdo con la Federación Argentina de la Industria del Pan (Faipa) para bajar 25 por ciento la cantidad de sal en la elaboración artesanal de pan. “Habíamos detectado que el pan aportaba 4,5 gramos de sal por día por habitante. Solo el pan tenía lo necesario para todo el día”, explicó el funcionario.

 Sin saleros en las mesas

En mayo del año pasado el Concejo Deliberante de Salta aprobó una ordenanza que dispone retirar de las mesas de restaurantes, bares, confiterías, comedores y cafés los envases de sal, e incorporar un menú sin sal en las cartas y que estas exhiban una leyenda señalando que el consumo excesivo de sal es perjudicial para la salud.

Sin embargo, a varios meses de la aprobación de esta ordenanza, en varios locales el salero sigue firme en medio de las mesas.

La concejal por el Partido Justicialista Socorro Villamayor fue la autora del proyecto.

Hasta ahora, la Subsecretaría de Control Comercial de la Municipalidad no emitió el informe sobre la implementación de esta norma. De todos modos, la legisladora es optimista. En diálogo con El Tribuno, Villamayor sostuvo que considera que muchos comercios han acatado la ordenanza. “Creo que el proyecto ha impactado positivamente, en base al relevamiento que hacemos como ciudadanos o por los comentarios que uno escucha de la gente, porque aún no hemos recibido una respuesta formal”, dijo.

Además consideró que debió haber un período de difusión del proyecto para poder exigir al comerciante el cumplimiento de la ordenanza lo cual, finalmente, no se llevó a cabo.

“Volveremos a pedir a las autoridades municipales que emitan el informe correspondiente”, dijo Villamayor.
 

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