Una mujer de 74 años permanece en estado crítico, luego de ser atropellada el miércoles pasado por un colectivo de la empresa Tamse, en el barrio San Vicente de la ciudad de Córdoba. Su grave estado de salud se debe a que la mujer se negó a someterse a una transfusión de sangre debido a que es testigo de Jehová. Tras el accidente, la mujer llegó en grave estado al Hospital de Urgencias, aunque lúcida.
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Una mujer de 74 años permanece en estado crítico, luego de ser atropellada el miércoles pasado por un colectivo de la empresa Tamse, en el barrio San Vicente de la ciudad de Córdoba. Su grave estado de salud se debe a que la mujer se negó a someterse a una transfusión de sangre debido a que es testigo de Jehová. Tras el accidente, la mujer llegó en grave estado al Hospital de Urgencias, aunque lúcida.
La accidentada es de profesión obstetra y en ese momento les manifestó a los médicos que no quería recibir transfusión de sangre ya que profesaba esa religión, que es contraria a ese tipo de prácticas.
El médico José Brito confirmó que cuando la mujer ingresó al hospital “estaba lúcida y manifestó que era testigo de Jehová y que no quería que le hicieran transfusiones”.
La mujer llegó al centro asistencial con heridas severas, pero su estado se fue agravando con el correr de las horas. Brito precisó que el pronóstico “es muy malo”.
“Está en estado crítico, ingresó a quirófano, pasó a shock room, ha perdido gran cantidad de sangre, y no se puede realizar transfusiones. Está luchando por su vida”, indicó.
Precisó que la mujer sufrió “graves heridas en su brazo derecho y en su pierna derecha”, además de traumatismos en la zona torácica y abdominal, y se encuentra con asistencia respiratoria. Asimismo, el médico confirmó que miembros de la religión que profesa la mujer acercaron tratamientos alternativos a la transfusión de sangre y que el equipo médico, en principio, respetará la decisión de la mujer.
El accidente ocurrió el miércoles y la mujer, quien llegó consciente, advirtió su negativa a una transfusión, lo que después fue refrendado por familiares con la firma de un documento que libera a los médicos de las consecuencias que pudieran derivar de esa decisión. La paciente, quien perdió gran cantidad de sangre, recibe un tratamiento alternativo que se aplica en estos casos con medicación que incentiva la producción de glóbulos rojos a través de la médula, pero de una acción más lenta que la aplicación de sangre.
Miembros de la comunidad religiosa expresaron su apoyo a la postura de la mujer de no recibir sangre, ya que -dijeron- es una decisión personal, aunque admitieron los riesgos que ello implica.