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Empleados en negro pagan el doble por algunos productos

Martes, 05 de marzo de 2013 23:02

¿Cuánto cuesta un lavarropas? ¿Y un par de zapatillas? No hay una única respuesta. Un vendedor reconoce que no solo depende del tamaño y de la marca. La diferencia sustancial radica en la forma de pago. Hay tantas opciones disponibles como precios. Y al final terminará pagando más el trabajador en “negro” o desocupado que no se benefició de alguna oferta de las tarjetas de crédito o que no dispone del efectivo en el acto.

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¿Cuánto cuesta un lavarropas? ¿Y un par de zapatillas? No hay una única respuesta. Un vendedor reconoce que no solo depende del tamaño y de la marca. La diferencia sustancial radica en la forma de pago. Hay tantas opciones disponibles como precios. Y al final terminará pagando más el trabajador en “negro” o desocupado que no se benefició de alguna oferta de las tarjetas de crédito o que no dispone del efectivo en el acto.

En el mercado se notan enormes brechas en cuanto al costo final de una compra. Una lavarropas de ocho kilos tiene un precio de contado de $4.315. Si se aprovecha la oferta de alguna tarjeta de crédito, implica un descuento de 10%, y el valor queda en $3.883,5. Ayer, la promoción llegaba a 15 cuotas sin interés. “Al descuento lo hace el banco cuando le llega el resumen”, aclaró el vendedor.

Para los que no tienen tarjeta de crédito o no pueden acreditar un recibo de sueldo el precio de una heladera puede escalar casi un 100%. A través del crédito personal o a sola firma una cadena de electrodomésticos ofrecía pagarlo en 16 cuotas de $524, con un precio final de $8.384. Pese a que solo se adiciona una cuota al plan, el costo total supera el 94% del valor en efectivo.

En artículos personales, como las zapatillas y la vestimenta, también se encuentra una gama de alternativas para llevar prendas o calzados a casa. Hay bancos que ofrecen rebajas de hasta un 25% hasta en doce meses (la mayoría dispone de tres o seis meses sin interés). El mismo par, que cuesta $300 en efectivo, se dispara entre un 30% y un 40% con la financiación personal.

En otra casa de electrodomésticos la disparidad también es visible en un televisor LCD de 40 pulgadas.

Para aquellos que tienen la plata en el momento, deben desembolsillar $4.995. Con tarjeta de crédito queda en 15 cuotas de $333, pero antes hay que tener en cuenta la reducción del 10% que hará el banco. Además, hay días de la semana en que los bancos reducen hasta un 25% el valor de la compra.

Pese a que se intentó bajar la cantidad de cuotas para el crédito personal y optar por un plan de 12 meses, el televisor quedó en $7.752, un 55% más. El vendedor precisó que se fijarían 12 pagos de $646. Sin recibo de sueldo hay que pagar la primera antes de llevar el electrodoméstico.

Además de no gozar de los aportes jubilatorios y una obra social, los trabajadores en negro quedan condenados a pagar onerosos intereses cada vez que quieren vestirse o equipar sus viviendas.

En Salta, el empleo informal sigue elevado. Según datos del Instituto de Estudios Laborales y del Desarrollo Económico (Ielde), a fines del 2012 el 44% de los trabajadores no está regularizado.

El “boom” del consumo que caracterizó la economía del 2010 y del 2011 estuvo sostenida por el consumo interno. Pero, además de cargar con la inflación, las familias tuvieron que destinar parte del dinero al funcionamiento del crédito.

El débito, cada vez más utilizado en las compras

La devolución del 5% del Impuesto al Valor Agregado (IVA), que se mantendrá hasta diciembre de 2013, y otras promociones bancarias son los ganchos para que más salteños decidan pasar la tarjeta de crédito al cerrar una compra.

“El dinero plástico” también es un instrumento de seguridad, ya que las personas dejan de andar con efectivo en la mano. “Si pierdo la tarjeta, no se desaparece la plata, queda en mi cuenta”, respondió Juana, mientras se retiraba de un comercio céntrico.

Los comerciantes coinciden en que cada vez más las personas dejan de sacar billetes y se vuelcan al débito.

Por otra parte, la tarjeta de compra Argenta, que otorga la Anses a los jubilados, también impactó en los locales comerciales de Salta. Los descuentos llegan hasta el 20% en tiendas y casas de electrodomésticos y hasta un 15% en supermercados.

Según la Anses, con este programa, los jubilados y pensionados solicitan préstamos para adquirir productos determinados. “El monto, que se otorga a través de la tarjeta y no posee gastos de mantenimiento, varía desde $1.000 hasta $10.000, abonándose en 12, 24 y 40 cuotas en pesos y con tasas fijas”.

Aunque no se pudo determinar la cantidad de plásticos entregados en Salta, el organismo dio 187.678 tarjetas de compra a adultos mayores de todo el país, entre julio y diciembre de 2012. Las compras sumaron en total $1.131.494.264.

 

 

Tarjetas, a la caza de nuevos clientes

 

En la Argentina hay cerca de 18 millones de tarjetas de crédito. En los últimos años las financieras y los bancos salieron a la caza de nuevos clientes. En Salta, varias empresas montaron stands en las peatonales y los vendedores ofrecen a los transeúntes contar con un plástico. Algunas firmas solo piden DNI o recibo de sueldo, otras exigen un resumen de otra tarjeta de crédito o una boleta de servicios.

Los vendedores de la vía pública comentaron que antes de convertir a las personas en clientes se consulta si los postulantes tienen deudas o si son morosos. “Esa situación figura en el Veraz. Todo está sujeto a aprobación crediticia”, remarcó uno de los jóvenes ubicado en el centro.

La venta telefónica también fue uno de los canales a los que recurrieron los bancos para agrandar la cartera de clientes. En el país, la cantidad de plásticos tuvo un crecimiento exponencial. Según la consultora Abeceb, entre 2009 y 2012, pasaron de 11,7 millones a las 17,8 millones.

El techo

Alcanzado este nivel, que representa el 87% del total de la población económicamente activa, no queda mucho margen para continuar la expansión.

El informe sostiene que a pesar de que el consumo registrará un repunte real en 2013, la tasa de crecimiento de los créditos con tarjetas no tendrá un avance tan espectacular como ocurrió otros años.

A pesar de que el 2013 es un año electoral y, por lo tanto, el impulso al consumo será intenso, todo indica que podríamos estar llegando a un techo para la expansión de este tipo de financiamiento, de la mano de la saturación de la población susceptible de recibir este instrumento por parte de las entidades bancarias.

A esto se le suma que difícilmente haya una baja o flexibilización de los requisitos para el otorgamiento de tarjetas, aunque la democratización de su uso haya sido la herramienta fundamental para el incremento del consumo durante los últimos diez años, agrega el documento.

Las cifras

 

12 cuotas es el plan de cuotas que más  ofrecen comercios de artefactos  para el hogar. A veces aparecen  promociones de 15, 18 y 24  cuotas sin interés con tarjeta.

25% hasta ese porcentaje llegan los  descuentos con las tarjetas de  crédito. La deducción la aplican  directamente los bancos en la primera cuota. 

 

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