El chico de 17 años que confesó haber matado a su madre y a sus dos hermanos en el barrio Solidaridad vive con dos custodios que se dedican a prevenir que se cause daño mientras especialistas tratan de desentrañar el complejo cuadro que implica el crimen. El caso vuelve a plantear la emergencia social de la violencia en la familia, que genera unas 41 denuncias por día.
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El chico de 17 años que confesó haber matado a su madre y a sus dos hermanos en el barrio Solidaridad vive con dos custodios que se dedican a prevenir que se cause daño mientras especialistas tratan de desentrañar el complejo cuadro que implica el crimen. El caso vuelve a plantear la emergencia social de la violencia en la familia, que genera unas 41 denuncias por día.
Eliana Chiliguay, de 34 años, y sus hijos de 8 y 12 años fueron asesinados el domingo 24 de febrero al sudeste de la Capital. El hijo mayor de la mujer admitió ser el autor del triple homicidio y se entregó a la Justicia después de estar más de 24 horas desaparecido.
El adolescente permanece alojado en el Centro de Jóvenes en Conflicto con la Ley Penal, en el barrio Castañares. Convive con otros 50 chicos pero, para vigilarlo a él, hay dos personas especialmente designadas por fuera de la guardia habitual, según detalló a El Tribuno Martín Martínez, subsecretario de Políticas Criminales y Asuntos Penitenciarios de la Provincia.
Martínez explicó que intentan prevenir que se lastime y dijo que su custodia se mantendrá así, al menos, hasta que se terminen de definir las características de su personalidad.
Las evaluaciones y pericias psicológicas están a cargo de profesionales del Poder Judicial y también del centro de Castañares.
“Hay muchos interrogantes y, mientras se sigue avanzando, nuestro trabajo está en preservar su integridad. La Justicia va a determinar qué pasa después”, dijo Martín Martínez.
Los menores de 18 años no pueden ser juzgados de la misma manera que los adultos porque se considera que no comprenden igual la criminalidad de los hechos.
En la decisión que tome la Justicia sobre la causa pesarán factores como la situación que atravesaba el adolescente cuando ocurrió todo.
De acuerdo a la legislación vigente, a un chico de 17 años que cometió un delito grave pueden privarlo de la libertad, pero debe estar alojado en un lugar especial para menores de edad hasta que cumpla los 18 años.
En el centro donde permanece el chico de Solidaridad hay operadores juveniles. En este organismo funciona una escuela. También hay talleres recreativos y terapias psicológicas.
Rosaura Gareca, subsecretaria de Promoción de Derechos de la Provincia, encuadró al caso dentro del problema de la violencia en la familia y recordó la importancia de informar situaciones que puedan implicar riesgos.
Las estadísticas marcan que en enero y febrero de este año ingresaron en el Poder Judicial unas 2.429 denuncias en el distrito judicial que abarca a Salta Capital y otros 13 municipios.
En 2012 hubo más de 15.100 causas por golpes, amenazas o agresiones psicológicas solo en esta parte de la provincia, lo que implica que los juzgados deben atender un promedio de 41 pedidos de ayuda de las víctimas cada día.
No se habían registrado denuncias
Ni la Oficina de Violencia Intrafamiliar del Poder Judicial ni el Programa de Violencia Intrafamiliar del Gobierno de Salta habían recibido denuncias previas que pudieran estar relacionadas con el caso que terminó en el crimen de una mujer y sus dos hijos en el barrio Solidaridad.
“No tuvimos antecedentes sobre la familia”, señaló a El Tribuno la subsecretaria de Promoción de Derechos de la Provincia, Rosaura Gareca.
Los casos de agresiones en el hogar, por lo general, se derivan al Programa de Violencia Intrafamiliar, que depende del área que coordina Gareca.
Tampoco había datos vinculados con el tema en la Oficina de Violencia Intrafamiliar de la Justicia según confirmó a este medio María del Rosario Llimós, directora de la institución.
El hijo mayor de la familia, de 17 años, confesó el martes haber matado a su madre y a sus dos hermanos, que habían sido hallados sin vida el domingo.
Los testimonios de familiares coinciden en que el chico tenía un buen rendimiento en la escuela y en que, aparentemente, no había indicadores de que pudiera estar atravesando una crisis.
“Quedará para analizar cuál era el contexto social y familiar del chico, qué le estaba pasando”, dijo María del Rosario Llimós.
Gareca resaltó la importancia de informar cualquier señal de que pueda existir violencia en un hogar.
Para hacer denuncias se debe ir a la Oficina de Violencia Intrafamiliar del Poder Judicial, ubicada en General Gemes 1551. También se puede recurrir a cualquier comisaría o juzgado de familia.