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Ser más inteligente es posible si se tiene en cuenta lo que se come

Martes, 09 de abril de 2013 22:20

Ya sea que los consuma la madre durante el embarazo o en los primeros años de vida del bebé, numerosos estudios científicos demostraron el impacto positivo de los ácidos grasos en la inteligencia de niños y niñas.

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Ya sea que los consuma la madre durante el embarazo o en los primeros años de vida del bebé, numerosos estudios científicos demostraron el impacto positivo de los ácidos grasos en la inteligencia de niños y niñas.

La lactancia materna es una fuente natural de este nutriente, y la madre puede potenciar su presencia mediante el consumo de suplementos. Las leches de fórmula solo los aportan si han sido adecuadamente enriquecidas en las dosis correctas.

Estas importantes conclusiones surgieron de las disertaciones de los especialistas Craig Jensen y John Colombo, durante el Segundo Encuentro Latinoamericano “Temas selectos de nutrición infantil” que se llevó a cabo en Mendoza.

Ambos profesionales pusieron el énfasis en el rol fundamental de los ácidos grasos que el organismo adquiere en gran cantidad al consumir alimentos vegetales y animales de origen marino.

Los aceites

También pueden obtenerse con la ingesta de aceites de soja, canola u oliva, aunque en menor medida. Estos ácidos (LCPUFAs y de ellos el DHA), están presentes en todos los tejidos del cuerpo, pero tienen especial importancia en la conformación cerebral, la visión y el desarrollo de las neuronas.

Craig Jensen, profesor asociado del departamento de pediatría de la Sección de gastroenterología, hepatología y nutrición del Hospital de Niños de Texas en Estados Unidos, repasó diversos estudios científicos en los cuales mediante el enriquecimiento de leches de fórmula con DHA en niveles adecuados y recomendados por organizaciones internacionales como AFFSA, EFSA, FAO/OMS (70 a 100/150mg por día) ha sido posible acercarse, aunque nunca superar, los niveles de desarrollo neurológico de los niños amamantados.

“Este efecto también se ha comprobado en la agudeza visual de los niños alimentados con leche materna, la cual siempre es mayor que la de niños que toman leche de vaca o fórmulas sin DHA”, informaron.

Por su parte, John Colombo, Profesor de Psicología de la Universidad de Kansas, Estados Unidos, explicó que “la mejor comprensión del lenguaje también es una característica de los bebés que han ingerido importantes cantidades de DHA, ya sea mediante su alimentación o la de su madre”.

Puso de ejemplo un estudio realizado en Noruega, en el que se les brindaba a las madres durante el embarazo y la lactancia, cápsulas de aceite de hígado de bacalao y finalmente se comprobó que sus hijos tenían mayor coeficiente intelectual.

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