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Don Carlos Xamena, el primer gobernador obrero

Sabado, 18 de mayo de 2013 22:17

El pasado 7 de mayo se cumplió el 56º aniversario de la muerte de don Carlos Xamena, uno de los hombres más apreciados del peronismo de la primera hora. Fue, además, el primer ciudadano surgido de las filas obreras que llegó a ser gobernador de Salta.

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El pasado 7 de mayo se cumplió el 56º aniversario de la muerte de don Carlos Xamena, uno de los hombres más apreciados del peronismo de la primera hora. Fue, además, el primer ciudadano surgido de las filas obreras que llegó a ser gobernador de Salta.

Nació en Jujuy el 1 de enero de 1911, creció en Tucumán y a los 18 años regresó a Salta, ciudad donde había vivido muy brevemente en su niñez. Aquí fue enfermero en los hospitales del Milagro y de General Güemes; se casó con doña Laura Fernández y tuvo cinco hijos.
En 1945 abrazó la causa del peronismo y, desde el Partido Laborista con otros sindicalistas, sostuvo la candidatura de Perón en las elecciones presidenciales de 1946. Militó en el laborismo hasta 1947, cuando se sumó al naciente Partido Peronista.

Pese a su muy breve paso por la vida, hizo como pocos la carrera de los honores y sugirió obras que aún perduran. En solo nueve años fue diputado y senador provincial; dos veces intendente de la Capital; vicegobernador y gobernador de Salta hasta el 4 de junio de 1952. Luego ocupó una banca en el Senado de la Nación hasta el derrocamiento de Perón.
Al momento del golpe militar de septiembre de 1955, Carlos Xamena estaba internado en un centro de salud de Buenos Aires afectado por una grave enfermedad. Sin embargo, fue puesto bajo vigilancia policial. Como otros tantos detenidos políticos, fue hostilizado física y moralmente hasta ser acusado de “traidor a la Patria”. Regresó a Salta detenido y fue internado en el Hospital del Milagro, donde años antes había sido enfermero. Allí permaneció por un tiempo con vigilancia a la vista hasta que, desahuciado por los médicos, se le permitió pasar a su domicilio de Santa Fe al 500. Por supuesto, siempre con un centinela en la puerta. “Cuando ya se estaba muriendo -recordó Amadeo Sirolli en sus exequias-, el nuevo interventor federal de la provincia, Nougues Acuña, lo indultó de la infamante acusación de traidor a la Patria”.
En su casa, Xamena nunca pudo abandonar su lecho de enfermo hasta que finalmente el 7 de mayo de 1957 expiró a la temprana edad de 46 años.

Su fallecimiento
La noticia de la muerte de Carlos Xamena corrió como un reguero de pólvora por los barrios de la ciudad. El peronismo profundo se conmovió hasta sus raíces y hombres y mujeres lagrimearon al conocer tan infausta noticia.
Al día siguiente, el diario Norte confirmó tan lamentable acontecimiento. El título de tapa decía simplemente: “Ha muerto Carlos Xamena”. Más abajo, una nota resaltaba las virtudes cívicas y personales del ilustre difunto: “No doblaron las campanas. Tampoco el paño sacrosanto de la nacionalidad fue deslizado a la media asta del simbolismo funerario. Pero qué importa, si el pueblo le está rindiendo un silencioso homenaje con el desfile de mujeres, hombres y niños, en una llorosa caravana. Porque tan pronto se conoció en la ciudad la desgarradora noticia del fallecimiento de don Carlos Xamena, miles de personas hicieron una pausa y se persignaron por la señal de la Santa Cruz”.

Exequias
Carlos Xamena fue sepultado el 8 de mayo por la tarde en el panteón que el Centro Argentino tiene en el cementerio de la Santa Cruz. “Horas antes -cuenta diario Norte-, la calzada, los portales y el peristilo del cementerio de Salta ofrecían un impresionante aspecto por el gentío congregado y silencioso que aguardaba la llegada del féretro. Desde temprano mucha gente se había agolpado frente al domicilio de la calle Santa Fe. Aguardaba silenciosa la partida de la carroza con los restos del exgobernador. Pero después la muchedumbre prefirió llevar a pulso los restos del extinto. Y así, el cortejo, con la muchedumbre bien prieta y a pulso limpio, llegó a la necrópolis local. Era una caravana interminable, dolorida, fiel al muerto ilustre”.

La despedida
Ya en el cementerio, en las escalinatas del panteón, seis amigos y compañeros despidieron a Carlos Xamena: Gerónimo Soriano, Cornelio Arancibia, César Perdiguero, Amadeo Sirolli, Salvador Michel Ortiz y el médico Alberto Caro.
Fue justamente Caro quien recordó el doloroso encuentro con Xamena en Buenos Aires. “Estaba enfermo, internado y con vigilancia policial...”, dijo.
Amadeo Sirolli memoró su último acto de gobernante en 1952: “Fue al parque San Martín y visitó la Escuela Superior de Ciencias Naturales que había creado y que más tarde fue la primera casa universitaria de Salta”, resaltó.
Salvador Michel Ortiz: “Sembró en tierra fértil la semilla capaz de germinar. Y hoy nos deja esa obra que levantó para bien de los demás”.
Cornelio Arancibia habló sobre su forma de ser: “Era proverbial su vida austera. Sus hábitos eran modestos, silenciosos y recogidos...”.
Finalmente el diario Norte cierra su crónica: “Ya caía la noche y, cuando la multitud se disgregaba, alguien recordó palabras habituales de Xamena: Como en la zamba, voy camino de las sombras...”.
Dos días después, el diario Norte fue clausurado por la dictadura “libertadora”. ¿Razones? La cobertura dada a la muerte de Carlos Xamena.

Las obras
A Xamena se debe la inclusión en el 2º Plan Quinquenal de Perón, de unas 40 escuelas en toda la provincia; la Facultad de Ciencias Naturales (UNSa), el hospital San Bernardo, la Escuela de Enfermería, el Balneario Municipal y la creación de filiales de la Escuela de Manualidades. También la donación de predios para Gauchos de Güemes, la Cruz Roja Argentina y varios clubes deportivos.
 

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