Es difícil describir la sensación que se vive en barrio San Nicolás. La tristeza y desolación entre los vecinos, resultan señales inequívocas de una tragedia indescriptible, tan absurda como la muerte sin razón. Facundo Gastón, de apenas 17 años, fue víctima de la intolerancia y la violencia sin límites, pero víctima también de una espiral de debacle social que ya se venía anunciando.
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Es difícil describir la sensación que se vive en barrio San Nicolás. La tristeza y desolación entre los vecinos, resultan señales inequívocas de una tragedia indescriptible, tan absurda como la muerte sin razón. Facundo Gastón, de apenas 17 años, fue víctima de la intolerancia y la violencia sin límites, pero víctima también de una espiral de debacle social que ya se venía anunciando.
Los vecinos lo saben: todo cambió en el apacible barrio de clase media, desde aquella expropiación que el Gobierno provincial hizo en los terrenos colindantes para su posterior loteo y entrega. De repente mucha gente circula por el lugar, todos con la misma necesidad o interés por acceder a un pedazo de tierra, aunque no tenga servicios ni planificación alguna. El resultado de esta improvisación política es la estocada marginal de la violencia que va ganando terreno en la ciudad. La tristeza de los vecinos es inconmensurable; al igual que la indignación.