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Piden la absolución de los narcopolicías

Miércoles, 14 de agosto de 2013 02:17

 Tal como se preveía, los defensores de los exonerados policías Gabriel Giménez y Carlos Gallardo, acusados de narcotráfico, pidieron la absolución de sus clientes por considerar que no hay elementos sólidos que sustenten la condena a 13 años de prisión solicitada por el fiscal federal Ricardo Toranzos. Carlos Colque y Luis Agüero Molina sustentaron su alegato en atacar la instrucción del juez Julio Bavio, la investigación policial y la intervención de funcionarios del Gobierno provincial. El abogado Colque sostuvo que en poder del exsubcomisario Giménez no se encontraron vestigios de droga durante el procedimiento realizado el 25 de mayo de 2011 cuando una patrulla de la Policía de Medio Ambiente apresó a Gallardo, luego de una persecución de 20 kilómetros por la ruta provincial 8, en jurisdicción del departamento General Güemes. Esa noche Giménez, acompañado por Marcelo Iraola (prófugo), logró sortear el control, pero su vehículo quedó atacado en el río Mojotoro, en tanto que Gallardo quedó en evidencia cuando intentó huir. Al día siguiente aparecieron dos mochilas con 50 kilos de cocaína a un costado del camino, a la altura del lugar donde Gallardo emprendió la fuga. Giménez se ocultó en Bolivia, de donde fue expulsado el año pasado y entregado a la Justicia.
“No quedó acreditada la materialidad del hecho, en el vehículo de mi cliente no hallaron vestigios de droga, con el agravante de que la droga secuestrada apareció recién al día siguiente”, apuntó Colque. Según el letrado la ley establece que “para la tipicidad del hecho hace falta que haya pruebas del transporte de la sustancia prohibida”. A juicio del letrado, la aparición del cargamento en un lugar transitado hace sospechar que la droga fue “plantada”, tal como sospechan Giménez y Gallardo. El defensor también hizo hincapié en la desaparición de los 800 mil pesos que según los imputados dejaron en el interior del auto Cross Fox cuando lo abandonaron en el Mojotoro. Los policías argumentaron que fueron contratados por Iraola para transportar ese dinero a Buenos Aires. “Lo concreto es que el dinero desapareció, la policía torturó a uno de los hermanos de Giménez y no hay pruebas del transporte de la droga, con lo cual existe una marcada incertidumbre acerca de lo que sucedió”, señaló. Frente a lo expuesto, el defensor pidió al Tribunal Oral Federal que absuelva a su cliente por el beneficio de la duda. Los argumentos de Colque fueron refutados por el fiscal Toranzos en estos términos: “¿No es sospechosa la fuga de Giménez y la convocatoria de sus hermanos para que lo ayuden? ¿Por qué Gallardo intentó escapar?”.

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 Tal como se preveía, los defensores de los exonerados policías Gabriel Giménez y Carlos Gallardo, acusados de narcotráfico, pidieron la absolución de sus clientes por considerar que no hay elementos sólidos que sustenten la condena a 13 años de prisión solicitada por el fiscal federal Ricardo Toranzos. Carlos Colque y Luis Agüero Molina sustentaron su alegato en atacar la instrucción del juez Julio Bavio, la investigación policial y la intervención de funcionarios del Gobierno provincial. El abogado Colque sostuvo que en poder del exsubcomisario Giménez no se encontraron vestigios de droga durante el procedimiento realizado el 25 de mayo de 2011 cuando una patrulla de la Policía de Medio Ambiente apresó a Gallardo, luego de una persecución de 20 kilómetros por la ruta provincial 8, en jurisdicción del departamento General Güemes. Esa noche Giménez, acompañado por Marcelo Iraola (prófugo), logró sortear el control, pero su vehículo quedó atacado en el río Mojotoro, en tanto que Gallardo quedó en evidencia cuando intentó huir. Al día siguiente aparecieron dos mochilas con 50 kilos de cocaína a un costado del camino, a la altura del lugar donde Gallardo emprendió la fuga. Giménez se ocultó en Bolivia, de donde fue expulsado el año pasado y entregado a la Justicia.
“No quedó acreditada la materialidad del hecho, en el vehículo de mi cliente no hallaron vestigios de droga, con el agravante de que la droga secuestrada apareció recién al día siguiente”, apuntó Colque. Según el letrado la ley establece que “para la tipicidad del hecho hace falta que haya pruebas del transporte de la sustancia prohibida”. A juicio del letrado, la aparición del cargamento en un lugar transitado hace sospechar que la droga fue “plantada”, tal como sospechan Giménez y Gallardo. El defensor también hizo hincapié en la desaparición de los 800 mil pesos que según los imputados dejaron en el interior del auto Cross Fox cuando lo abandonaron en el Mojotoro. Los policías argumentaron que fueron contratados por Iraola para transportar ese dinero a Buenos Aires. “Lo concreto es que el dinero desapareció, la policía torturó a uno de los hermanos de Giménez y no hay pruebas del transporte de la droga, con lo cual existe una marcada incertidumbre acerca de lo que sucedió”, señaló. Frente a lo expuesto, el defensor pidió al Tribunal Oral Federal que absuelva a su cliente por el beneficio de la duda. Los argumentos de Colque fueron refutados por el fiscal Toranzos en estos términos: “¿No es sospechosa la fuga de Giménez y la convocatoria de sus hermanos para que lo ayuden? ¿Por qué Gallardo intentó escapar?”.

“La causa fue armada”

El abogado Agero Molina sostuvo que la investigación estuvo plagada de irregularidades y marcó una serie de cuestiones que al momento de su resolución no fueron ignoradas por el juez Bavio. “Los policías que participaron en el procedimiento dieron distintas versiones para acomodar las cosas de acuerdo a las pericias y perjudicar a los imputados”, advirtió. Dijo que la causa se armó de acuerdo con lo planeado por el entonces secretario de Seguridad, Aldo Saravia; el subjefe de Policía, Simón Pistán, y el director de Drogas Peligrosas, Marcelo Lami. Expresó que tanto su cliente Gallardo como Giménez eran perseguidos por los nombrados, y con la aparición de la droga le tendieron una cama. Justificó el intento de fuga de Gallardo porque creyó que había orden de matarlo. “Jamás pudo haber arrojado la droga de su auto porque él se conducía en un Fiat Uno y quienes lo perseguían lo hacían en una Toyota”, señaló.

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