Una vez más los chicos de la ciudad de General Güemes son ejemplo de solidaridad. Es que un grupo de alumnos de la escuela técnica Juana Azurduy ayudarán a reparar camillas, sillas de ruedas, escritorios, camas, sillas y demás elementos que se encuentran fuera de uso por su estado de deterioro.
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Una vez más los chicos de la ciudad de General Güemes son ejemplo de solidaridad. Es que un grupo de alumnos de la escuela técnica Juana Azurduy ayudarán a reparar camillas, sillas de ruedas, escritorios, camas, sillas y demás elementos que se encuentran fuera de uso por su estado de deterioro.
La labor solidaria de los chicos beneficiará al hospital local Joaquín Castellanos.
La iniciativa se desarrollará en el marco de un acuerdo firmado entre los directivos del hospital, la escuela técnica Juana Azurduy y la Municipalidad local.
Los insumos que sean necesarios para las reparaciones, tales como reposición de electrodos, caños, pinturas, cuerina, entre otros, serán provistos por la comuna local.
Los chicos, a su vez, trabajarán en los talleres de la escuela.
“Los alumnos de los últimos años deben cumplir con una cantidad específica de horas denominadas Prácticas Profesionalizantes, es decir, aplicar todo lo aprendido en clase en proyectos concretos que se desarrollen en empresas o bien que consistan en acciones solidarias, como éstas que se realizarán en el hospital”, explicó el profesor Rubén Gallardo, director de la Escuela Técnica Juana Azurduy.
Ayuda a la comunidad
El establecimiento educativo con orientación técnica se caracteriza por su marcado espíritu solidario, ya que tanto el plantel docente como sus alumnos están siempre a disposición de otras instituciones del medio para colaborar en sus necesidades.
“Construimos rejas para algunas escuelas de la zona, reparamos varios juegos infantiles y también arreglamos otros elementos del hospital local en oportunidades anteriores”, contó el profesor Gallardo.
Cabe señalar, no obstante, que tales iniciativas antes formaban parte de actividades extracurriculares, es decir que eran optativas para los alumnos del establecimiento.
Desde hace un tiempo a la fecha se decidió modificar la currícula e incluir estos proyectos como obligatorios dentro del área de Prácticas Profesionalizantes.
Esta disposición conlleva un doble beneficio, ya que al tiempo que se realiza una ayuda a la comunidad, los alumnos adquieren sus primeras experiencias en el mundo laboral y en el trabajo comunitario.
“Esto les permitirá a los chicos egresar más capacitados y preparados para desempeñarse en cualquier tarea al finalizar su educación en el Nivel Secundario”, destacó Gallardo.