Alberto Oliva estudiaba Ciencias Económicas en la UNSa y formaba parte de la organización Montoneros. En julio de 1976 lo llamaron para hacer el servicio militar obligatorio.
El primer mes estuvo en dependencias de Salta, pero luego lo llevaron al Octavo Regimiento de Caballería de Mendoza. Entonces, perdió contacto con su familia.
"Nos enviaron desde Mendoza un comunicado que decía que Alberto era desertor porque había salido de franco y nunca había regresado. Nos devolvieron, sin abrir, las cartas que nosotros le habíamos mandado a él. Eso fue todo lo que nos dijeron", contó ayer Mercedes Oliva, la hermana menor de la víctima.
Hace dos meses se encontraron restos humanos en una fosa común del cementerio de Mendoza y ayer se confirmó que el Equipo Argentino de Antropología Forense descubrió, con estudios de ADN, que eran de Alberto Oliva.
Sus huesos estaban en una bolsa de residuos, mezclados con los de otras personas que ahora está tratando de identificar la Justicia Federal.
Oliva integraba la lista de 200 desaparecidos que tiene Salta. Los familiares iniciarán los trámites para traer sus restos de vuelta a Salta.
"Es una búsqueda que se venía realizando hace tiempo. Esto confirma que utilizaron el mismo modus operandi que en muchos otros casos. Hacían desaparecer a jóvenes que estaban en el servicio militar y después decían que habían desertado", manifestó a El Tribuno Cristina Cobos, miembro de la Asociación de Derechos Humanos Lucrecia Barquet.
El caso de Alberto Oliva está integrado en la megacausa de la UNSa II, que permanece en etapa de instrucción. En este expediente se investiga el secuestro y muerte de estudiantes y docentes de diferentes facultades.
Cobos, viuda de un joven que también fue asesinado mientras hacía el servicio militar en la década del setenta, adelantó ayer que la investigación sobre la muerte de Oliva podría pasar a la Justicia de Mendoza, si bien se debe determinar la responsabilidad de los jefes militares de Salta que permitieron el traslado.
El joven pasó su infancia en Pozo Verde, en Rivadavia Banda Sur, donde su familia aún tiene una finca. Sus últimos años en Salta los vivió en una casa del barrio El Tribuno junto a sus hermanos.
Cristina Cobos dijo que se espera conocer mayores detalles sobre la forma en que la Justicia llegó a dar con los restos. Alberto Oliva tenía diez hermanos. Tres fallecieron antes de saber qué había ocurrido con él.