Las páginas gloriosas del más antiguo de los clásicos salteños | Federal A

Qué bueno que Juventud Antoniana y Gimnasia y Tiro lleguen a este clásico en lo más alto. Casi como una reivindicación al historial, porque el duelo de albos y santos es, sin dudas, el más antiguo de Salta.

Todo porque a principio del siglo pasado, los potentados de entonces, que se reunían en el viejo hotel Plaza, de Zuviría y España, fundaron Gimnasia y Tiro; y los devotos de San Antonio, que se congregaban en los salones de calle Caseros del convento San Francisco, crearon a Juventud Antoniana. Y tomaron la Deán Funes como la empedrada calle del desafío. Los millonarios desde la Leguizamón y los antonianos desde la Caseros, se toreaban mucho tiempo antes de que resolvieran crear la Liga, en los '20. Eran tiempos en que los tranvías subían por La Florida y bajaban por Ituzaingó o las avenidas San Martín y Belgrano tenían doble mano. Mire si este clásico no es antiguo.

Ya en la década del 40, los millonarios presumían de los santiagueños Díaz y los santos de los hermanos Dimarco. A fines de los 50, el Bocha Soto era el mariscal de la defensa antoniana y el Turco Guerra el caudillo de Gimnasia. Ni hablar de los 60, cuando en el arco gimnasta lucía el ruso Koss o en el de Juventud el tucumano Corbalán, década en que el Chueco Medina era figura del albo y el Coya Miranda la estrella antoniana.

Así, hasta llegar a los 70, cuando Pablo de las Mercedes Cárdenas se convirtió en el mariscal de Juventud o el Mono Cejas en el líder del millonario. Pensar que este defensor también vino de Orán, como lo hizo el Chato Ferreyra, quién brilló en ambos clubes. Vaya estos años '70 cuando el Ardilla Rivero inflaba las redes del arco de Gimnasia o el Loco Altamiranda humillaba a los santos. Ni hablar de lo que significaron el Loro Armata o Máximo Padilla en el albo o Ricardo Roldán y Pichichu Colque en el santo. Así hasta llegar a los noventa, cuando asomaron en la escena de los clásicos el Puma Garnica gritando los goles santos o el Tigre Amaya haciendo vibrar a los albos. Ni hablar de lo que significaron Pedro Guiberguis para Gimnasia o el Pichi Velarde para Juventud en los duelos por la B Nacional.

La vida los volvió a reunir en el nuevo siglo, pero en lo que ahora llaman Federal A. En esta instancia los que tienen la palabra son el Bocha Rodríguez o Juan Pablo Cárdenas atrás; Daniel Ramasco y Ricky Gómez en el medio, o la Chancha Zárate y Balvorín adelante. Eso es lo apasionante de cada versión del clásico más antiguo de los salteños. ¿O no?...

Qué bueno que Juventud Antoniana y Gimnasia y Tiro lleguen a este clásico en lo más alto. Casi como una reivindicación al historial, porque el duelo de albos y santos es, sin dudas, el más antiguo de Salta.

Todo porque a principio del siglo pasado, los potentados de entonces, que se reunían en el viejo hotel Plaza, de Zuviría y España, fundaron Gimnasia y Tiro; y los devotos de San Antonio, que se congregaban en los salones de calle Caseros del convento San Francisco, crearon a Juventud Antoniana. Y tomaron la Deán Funes como la empedrada calle del desafío. Los millonarios desde la Leguizamón y los antonianos desde la Caseros, se toreaban mucho tiempo antes de que resolvieran crear la Liga, en los '20. Eran tiempos en que los tranvías subían por La Florida y bajaban por Ituzaingó o las avenidas San Martín y Belgrano tenían doble mano. Mire si este clásico no es antiguo.

Ya en la década del 40, los millonarios presumían de los santiagueños Díaz y los santos de los hermanos Dimarco. A fines de los 50, el Bocha Soto era el mariscal de la defensa antoniana y el Turco Guerra el caudillo de Gimnasia. Ni hablar de los 60, cuando en el arco gimnasta lucía el ruso Koss o en el de Juventud el tucumano Corbalán, década en que el Chueco Medina era figura del albo y el Coya Miranda la estrella antoniana.

Así, hasta llegar a los 70, cuando Pablo de las Mercedes Cárdenas se convirtió en el mariscal de Juventud o el Mono Cejas en el líder del millonario. Pensar que este defensor también vino de Orán, como lo hizo el Chato Ferreyra, quién brilló en ambos clubes. Vaya estos años '70 cuando el Ardilla Rivero inflaba las redes del arco de Gimnasia o el Loco Altamiranda humillaba a los santos. Ni hablar de lo que significaron el Loro Armata o Máximo Padilla en el albo o Ricardo Roldán y Pichichu Colque en el santo. Así hasta llegar a los noventa, cuando asomaron en la escena de los clásicos el Puma Garnica gritando los goles santos o el Tigre Amaya haciendo vibrar a los albos. Ni hablar de lo que significaron Pedro Guiberguis para Gimnasia o el Pichi Velarde para Juventud en los duelos por la B Nacional.

La vida los volvió a reunir en el nuevo siglo, pero en lo que ahora llaman Federal A. En esta instancia los que tienen la palabra son el Bocha Rodríguez o Juan Pablo Cárdenas atrás; Daniel Ramasco y Ricky Gómez en el medio, o la Chancha Zárate y Balvorín adelante. Eso es lo apasionante de cada versión del clásico más antiguo de los salteños. ¿O no?...