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El Mundo según Trump: “EEUU primero” y solo

Jueves, 28 de diciembre de 2017 12:30

En su primer año en la Casa Blanca, Donald Trump comenzó una retirada de los compromisos internacionales de EEUU, debilitó otros, enfrió las mayores iniciativas de política exterior que había firmado su antecesor, Barack Obama, alimentó los temores de una guerra nuclear con Norcorea y desató la furia del mundo islámico. Fiel a su discurso aislacionista de la campaña electoral, Trump comenzó su mandato ordenando la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte con Canadá y México, y suspendiendo la firma del Tratado de Asociación Transpacífico, la mayor iniciativa de libre comercial que negoció Obama y que buscaba contrarrestar la influencia económica de China sobre el resto de Asia. Seis meses después, el flamante mandatario estadounidense volvió a borrar la firma de Obama de un texto multilateral: el Acuerdo de París contra el cambio climático. Trump también se alineó a su socio israelí unos meses después cuando rompió con una política de Estado de décadas y reconoció a Jerusalén como la capital de Israel, pese al rechazo de la Unión Europea y de todo el mundo islámico. 
La decisión de Trump sobre uno de los puntos más sensibles del conflicto desató protestas en todo Medio Oriente y en la Franja de Gaza, donde las fuerzas de ocupación israelíes mataron a cuatro personas. El israelí-palestino no fue el único conflicto que Trump recalentó. También alimentó la confrontación con el líder de Corea del Norte, Kim Jong-un a fuerza de amenazas, insultos, chicanas y un mayor despliegue militar en esa región asiática, que fue respondida a su vez por una serie de pruebas nucleares y misilísticas. A lo largo de casi todo el año, Trump y Kim escalaron las amenazas al punto que el mundo volvió a temer a la posibilidad de una guerra nuclear, un sentimiento que llevó al Comité Nobel Noruego a elegir este año a la Campaña Internacional por la Abolición de las Armas Nucleares. En América latina, Trump tampoco buscó sembrar una política de integración o, al menos, de entendimiento multilateral. También eligió rivalizar con Cuba, enfriando el acercamiento iniciado por Obama, y con el gobierno venezolano de Nicolás Maduro, a través de sanciones económicas y políticas a sus principales funcionarios. No obstante, Trump construyó buenas relaciones con otros gobiernos de la región como Mauricio Macri, el peruano Pedro Pablo Kuczynski y el colombiano Juan Manuel Santos.

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En su primer año en la Casa Blanca, Donald Trump comenzó una retirada de los compromisos internacionales de EEUU, debilitó otros, enfrió las mayores iniciativas de política exterior que había firmado su antecesor, Barack Obama, alimentó los temores de una guerra nuclear con Norcorea y desató la furia del mundo islámico. Fiel a su discurso aislacionista de la campaña electoral, Trump comenzó su mandato ordenando la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte con Canadá y México, y suspendiendo la firma del Tratado de Asociación Transpacífico, la mayor iniciativa de libre comercial que negoció Obama y que buscaba contrarrestar la influencia económica de China sobre el resto de Asia. Seis meses después, el flamante mandatario estadounidense volvió a borrar la firma de Obama de un texto multilateral: el Acuerdo de París contra el cambio climático. Trump también se alineó a su socio israelí unos meses después cuando rompió con una política de Estado de décadas y reconoció a Jerusalén como la capital de Israel, pese al rechazo de la Unión Europea y de todo el mundo islámico. 
La decisión de Trump sobre uno de los puntos más sensibles del conflicto desató protestas en todo Medio Oriente y en la Franja de Gaza, donde las fuerzas de ocupación israelíes mataron a cuatro personas. El israelí-palestino no fue el único conflicto que Trump recalentó. También alimentó la confrontación con el líder de Corea del Norte, Kim Jong-un a fuerza de amenazas, insultos, chicanas y un mayor despliegue militar en esa región asiática, que fue respondida a su vez por una serie de pruebas nucleares y misilísticas. A lo largo de casi todo el año, Trump y Kim escalaron las amenazas al punto que el mundo volvió a temer a la posibilidad de una guerra nuclear, un sentimiento que llevó al Comité Nobel Noruego a elegir este año a la Campaña Internacional por la Abolición de las Armas Nucleares. En América latina, Trump tampoco buscó sembrar una política de integración o, al menos, de entendimiento multilateral. También eligió rivalizar con Cuba, enfriando el acercamiento iniciado por Obama, y con el gobierno venezolano de Nicolás Maduro, a través de sanciones económicas y políticas a sus principales funcionarios. No obstante, Trump construyó buenas relaciones con otros gobiernos de la región como Mauricio Macri, el peruano Pedro Pablo Kuczynski y el colombiano Juan Manuel Santos.

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