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“Nuestro cine está en riesgo por el mercado extranjero”

Roly Serrano protagoniza el filme “Lo que no se perdona”. Dirigida por Cristian Barrozo, recrea el ambiente local.
Domingo, 26 de febrero de 2017 22:24

“Nací en Salta, donde viví hasta los 7 años. Después me fui a Buenos Aires. A los 13 me escapé de la familia con la que estaba. Volví a Salta y empecé a vivir solo, en la calle, hasta los 20. O sea que conozco la noche y su gente, fui parte de eso, no desde el delito, pero sí estando con ese tipo de personajes. Cuando uno vive en la calle, los amigos van cambiando de acuerdo a cómo vas creciendo. Y formás una familia entre los amigos que vas encontrando”, cuenta Roly Serrano, que encarna a Gustavo en la película “Lo que no se perdona”. 
El filme de Cristian Barrozo se estrenó el jueves pasado en varias salas del país. Allí, Leandro, un adolescente introvertido de clase media, se involucra en un mundo turbio donde la delincuencia es moneda corriente.
Desde Mar del Plata, donde hace temporada teatral con “Casa Valentina”, Serrano habló con El Tribuno sobre el personaje que interpreta en la película. “Es un sobreviviente, un niño muy descuidado, maltratado. Y su vida es así porque él sobrevivió. Y quizás, desde su lugar, lo que intenta hacer es darles elementos a esos niños, a los que corrompe, para que no sufran, para que sobrevivan. Por eso, el personaje que construí no siente que los corrompe”, señala. 

Y aclara: “No necesariamente un niño de la calle tiene que tener ese tipo de vivencias. Puede tocarle a cualquier niño que quiere espacio, que quiere libertad, tiene la curiosidad de la vida. Y la vida es mucho más entretenida que ir a la escuela, que aprender obligaciones y un montón de cosas. Yo creo que Leandro encuentra un espacio que le toca vivir ahí y nunca sabe dónde va a terminar”.

Voces de Salta
La cinta de Barrozo denota una innegable localía, con giros idiomáticos propios del NOA. 
Sobre este punto, el actor afirma: “El regionalismo lingüístico, para algunos que son más modernos, puede ser un poco chocante, pero es una realidad y está bueno mezclarlo con la realidad de los niños y los jóvenes, que están muy influenciados por la televisión, que es prácticamente porteña. La cultura es porteña, todo el derivado de la música y un montón de cosas tienen que ver con Buenos Aires”.
“Indudablemente hay una identificación de los jóvenes hacia eso y una pérdida de su propia identidad. Quizá esta película muestre la verdadera identidad de cómo somos nosotros, los salteños. En el sentido figurativo digo, no porque Salta sea esos personajes, que existen en las grandes capitales, en Europa, en todos lados”, agrega.

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“Nací en Salta, donde viví hasta los 7 años. Después me fui a Buenos Aires. A los 13 me escapé de la familia con la que estaba. Volví a Salta y empecé a vivir solo, en la calle, hasta los 20. O sea que conozco la noche y su gente, fui parte de eso, no desde el delito, pero sí estando con ese tipo de personajes. Cuando uno vive en la calle, los amigos van cambiando de acuerdo a cómo vas creciendo. Y formás una familia entre los amigos que vas encontrando”, cuenta Roly Serrano, que encarna a Gustavo en la película “Lo que no se perdona”. 
El filme de Cristian Barrozo se estrenó el jueves pasado en varias salas del país. Allí, Leandro, un adolescente introvertido de clase media, se involucra en un mundo turbio donde la delincuencia es moneda corriente.
Desde Mar del Plata, donde hace temporada teatral con “Casa Valentina”, Serrano habló con El Tribuno sobre el personaje que interpreta en la película. “Es un sobreviviente, un niño muy descuidado, maltratado. Y su vida es así porque él sobrevivió. Y quizás, desde su lugar, lo que intenta hacer es darles elementos a esos niños, a los que corrompe, para que no sufran, para que sobrevivan. Por eso, el personaje que construí no siente que los corrompe”, señala. 

Y aclara: “No necesariamente un niño de la calle tiene que tener ese tipo de vivencias. Puede tocarle a cualquier niño que quiere espacio, que quiere libertad, tiene la curiosidad de la vida. Y la vida es mucho más entretenida que ir a la escuela, que aprender obligaciones y un montón de cosas. Yo creo que Leandro encuentra un espacio que le toca vivir ahí y nunca sabe dónde va a terminar”.

Voces de Salta
La cinta de Barrozo denota una innegable localía, con giros idiomáticos propios del NOA. 
Sobre este punto, el actor afirma: “El regionalismo lingüístico, para algunos que son más modernos, puede ser un poco chocante, pero es una realidad y está bueno mezclarlo con la realidad de los niños y los jóvenes, que están muy influenciados por la televisión, que es prácticamente porteña. La cultura es porteña, todo el derivado de la música y un montón de cosas tienen que ver con Buenos Aires”.
“Indudablemente hay una identificación de los jóvenes hacia eso y una pérdida de su propia identidad. Quizá esta película muestre la verdadera identidad de cómo somos nosotros, los salteños. En el sentido figurativo digo, no porque Salta sea esos personajes, que existen en las grandes capitales, en Europa, en todos lados”, agrega.

Defender lo nacional
Y puntualiza: “Es una maravilla el proceso del Incaa en ese momento, en el que influenciaba para que cada región tuviera su propio cine, para que aquellos estudiantes que iban a Buenos Aires no se quedaran, sino que volvieran a crear un proceso cultural en sus propios lugares. Eso tiene que ver con la difusión propia de la cultura argentina, la cultura local: en este caso, Salta. Yo la vi y me pareció una gran película. Sabemos también que son estilos de películas que se pierden en los medios porque la influencia del mercado extranjero hace que nuestro cine desaparezca prácticamente. A menos que sean cines muy comerciales y que estén defendidos por la venta al exterior. Yo filmé ‘Gilda’ y ya se está viendo en el mundo”.

Un arco actoral extenso
Serrano sorprende gratamente por la heterogeneidad de sus trabajos. Se ha destacado en “Tumberos”, fue maquinista del emblemático Teatro Abierto y prepara una gira por el interior con “Casa Valentina”, entre otros proyectos. 
En este sentido, el actor relata: “Soy de la camada de los actores que estudiamos, y mucho, para esto. Nos preparamos y dedicamos nuestra vida a la actuación, desde el espacio del teatro independiente hasta que luego apareció el cine y la televisión. Me considero un actor y me siento preparado para interpretar cualquier tipo de personaje, porque es para lo que me formé. Y porque además, de alguna manera, mi ductilidad me lo permite”.
Entre sus colegas más admirados, Roly menciona a Charles Chaplin, Luis Sandrini y sus maestros, que le enseñaron el abc de la actuación, aunque se detiene y remarca que su mayor aprendizaje se da, hasta hoy, con sus compañeros de teatro. “Son maestros cotidianos que cada día me enseñan algo. Y lo siguen haciendo”, afirma.


Finalmente , describe el origen de sus motivaciones artísticas. “Cada vez que recibo un proyecto, de por sí es bienvenido. Cada vez que alguien me propone una idea, ya sea para teatro, cine o televisión, es bienvenida. Después viene la otra parte: en mi caso, decido siempre con el corazón más que por la plata. No me considero un miembro de la farándula, me siento más cerca de ser un trabajador de la cultura y la elección de algo tiene que ver con eso: un proyecto que yo sé que deja algo importante, que habla de algo que le puede servir a la gente, más allá de entretenerla. Y elijo también la comodidad de sentir que lo que estoy haciendo tiene que ver con mis principios, con cómo pienso, siento y vivo”, finaliza este actor reconocido a nivel nacional.
 

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